![La carne artificial entra en la dieta: casi la mitad de los consumidores la compraría](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/03/22/laboratorio%20cultivos%20ceculares%20de%20ainia-RU70pRjHMShbTnDNfCQ6DoI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![La carne artificial entra en la dieta: casi la mitad de los consumidores la compraría](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/03/22/laboratorio%20cultivos%20ceculares%20de%20ainia-RU70pRjHMShbTnDNfCQ6DoI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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El 63% de los consumidores probaría la carne elaborada de manera artificial y cerca del 46% la compraría, según se desprende del informe 'Percepción del consumidor sobre la carne cultivada' que ha sido presentado este miércoles en el marco del proyecto Smartmeat impulsado por el centro tecnológico AINIA. ...
La iniciativa persigue avanzar en el ámbito de la investigación para conseguir que este producto creado en laboratorios llegue a ser una fuente de proteína alternativa a la carne tradicional, consiguiendo, entre otros retos, que su producción pueda ser sostenible. En el acto han participado la directora general de Innovación, Sonia Tirado, la directora general de AINIA, Cristina del Campo, y la responsable de Investigación de Mercados, Cristina Jodar.
Los tres motivos principales para su consumo serían, según el estudio, el bienestar animal (63% de los encuestados), el respeto al medioambiente (50%) y la curiosidad por probarla (48%). Además, el perfil del potencial consumidor de carne artificial tiene hábitos de alimentación saludables y pertenece mayoritariamente a la Generación Z (los nacidos a caballo entre la década de los noventa y el siglo XXI).
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T. Villena
Entre las principales barreras que citan las personas consultadas para la compra de carne artificial son: un posible precio elevado (52%), falta de información (45%) y la desconfianza (44%). Sin embargo, la mayoría de los consumidores, el 78%, asegura que complementaría el consumo de carne cultivada con carne tradicional o con alternativas vegetales.
En la actualidad, la mayoría de los consumidores, el 95%, cubre sus necesidades proteicas incluyendo proteína animal en su dieta habitual. El 23% lo hace consumiendo proteína vegetal y el 33% consume alimentos enriquecidos con proteínas.
Sobre los hábitos de consumo de productos con proteínas de origen animal, el 63% de los consumidores habituales de carne lo han mantenido en los últimos dos años frente al 34%, uno de cada tres, que asegura haberlo disminuido en el mismo periodo. La generación 'millenial' y los reducetarianos son los consumidores que más han minorado su consumo.
La necesidad de fomentar tecnologías alternativas al consumo de carne tradicional se contextualiza con las previsiones demográficas que maneja la ONU. Según explica AINIA en un comunicado, las Naciones Unidas prevén que 8.500 millones de personas habiten el planeta en 2030. A la significativa demanda de alimentos que generará este crecimiento poblacional se suman las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que apuntan a un aumento del consumo de carne de casi el 73% para 2050 como consecuencia de un mayor consumo per cápita de proteína animal en los países en desarrollo.
«Para poder dar respuesta a esta demanda al alza es necesario asegurar la sostenibilidad en la producción de este recurso mediante procesos más eficientes y el uso de nuevas fuentes proteicas que garanticen un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente», destacan desde el instituto tecnológico.
Por ello, las empresas de alimentación se enfrentan al reto de dar respuesta al crecimiento de la demanda con alternativas basadas en vegetales, insectos, proteínas microbianas (SCP), leguminosas o carne cultivada, que se desarrolla en laboratorios a partir de cultivos celulares en reactores que parten de biopsias tomadas de animales vivos.
Cristina Del Campo ha destacado que para que la carne obtenida en laboratorio se convierta en alternativa sostenible y en un producto aceptado por el consumidor «es necesario superar una serie de desafíos tecnológicos, como lograr unas propiedades organolépticas similares a la carne o el alto coste de producción, que requiere de un amplio esfuerzo en investigación, innovación y desarrollo».
En AINIA también se está trabajando en la obtención de análogos cárnicos a partir de fuentes proteicas alternativas como la soja, el guisante, cereales (arroz, cáñamo), insectos (Tenebrio molitor), patata y otras leguminosas mediante la aplicación de tecnologías de extrusión.
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