![«Mi sobrina está todavía dentro del coche si llevaba puesto el cinturón»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/10/Desapa-DANA-RsZX2C9SpQJiiQgP2RrgPwM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Las hojas del calendario pasan muy despacio. Desde el fatídico 29 de octubre, los familiares de las cuatro personas desaparecidas por la DANA viven momentos de gran angustia cada vez que suena el teléfono. «Cuando miro la pantalla del móvil y no conozco el ... número te pones siempre a pensar en lo peor. Llegará un día que encontrarán el cuerpo y podremos cerrar el duelo, pero esto nunca lo olvidaremos», afirma Ernesto Martínez, un vecino de Chiva que perdió a dos seres queridos el día de la catástrofe: una hermana y una sobrina.
Elizabeth Gil (38 años) viajaba en un coche de color negro junto a su madre con rumbo al Hotel La Carreta, donde ambas trabajaban. Iban a bordo de un Ford Focus que conducía Elvira Martínez (61 años), que fue hallada sin vida días después. El cuerpo de Elizabeth y el vehículo aún no han aparecido. «Mi sobrina está todavía dentro del coche si llevaba puesto el cinturón. Han encontrado algunos vehículos bajo la grava en el barranco, y las máquinas siguen desenterrando», añade Ernesto con el rostro cariacontecido.
La mujer desaparecida «tenía un carácter fiero y a la vez dulce», explica Iván, el hijo mayor de la víctima, que participó en el operativo de búsqueda de su madre en la zona donde se perdió su pista. El joven de 18 años lleva en su piel un tatuaje de un tigre y una rosa dedicado a su progenitora.
Poco antes de que el Ford Focus fuera arrastrado por la riada, Elizabeth grabó dos vídeos con su móvil desde el interior del vehículo. Las imágenes fueron analizadas por la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME) para acotar el área de búsqueda, pero la víctima y el coche siguen sin aparecer a pesar de las intensas labores de rastreo.
La mujer envió los vídeos, a través de la aplicación WhatsApp, a su jefe para decirle que iba llegar al hotel un poco más tarde, y en uno de ellos el vehículo ya era arrastrado por la riada. «Lo único que pido es que no cese la búsqueda. Esto es muy duro para la familia, y en especial para su hijo», dice Ernesto con semblante de tristeza.
José Javier Vicent Fas (de 56 años), otra de las personas que siguen desaparecidas, se encontraba con su hija en Pedralba cuando fueron sorprendidos por la riada. «Estuvimos hablando durante el mediodía, comentando lo que estaba lloviendo. Su último mensaje de wasap fue para decirme 'Madre mía, cómo pasa el agua' y ya no he sabido más de ellos». Es el testimonio de Susana Vidal sobre el momento en que perdió el contacto con sus seres más queridos.
Su marido (José Javier Vicent) y Susana Vicent, su hija de 30 años, se encontraban en una casa de campo en Pedralba. El nivel del agua llegó hasta muy pocos centímetros del techo. Aquella trágica tarde se sucedieron las llamadas, pero ya sin respuesta. Al día siguiente pudo confirmar que habían sido víctimas de la DANA. El cuerpo sin vida de la joven apareció dos días después en una playa de Sueca, a unos 70 kilómetros de distancia, y de su padre no hay rastro hasta la fecha.
En la localidad de Montserrat, de unos 7.000 habitantes, también persiste la incertidumbre. Francisco Ruiz Martínez, de 64 años de edad, desapareció en la zona del polígono cuando acompañaba a sus dos nietos de cinco y diez años. «Al parecer los subió al techo del vehículo, pero cuando llegaron los policías él ya no estaba allí. El agua debió arrastrarle cuando iba en busca de ayuda», relató el alcalde de la localidad, Sergio Vila.
Los menores, hijos de una vecina de la localidad, se salvaron, pero el rostro de su abuelo sigue en los carteles de búsqueda activos de la asociación SOS Desaparecidos. Creen que fue arrastrado hacia el barranco de Montroi, que enlaza con el río Magro, y por toda la zona se realizaron batidas sin resultado.
Mohamed Belhadi, de nacionalidad marroquí y 59 años de edad, vivía con otras dos personas (un hombre y una mujer) en una chabola junto al barranco del Poyo en Paiporta. Tampoco se sabe nada de él. Días después de la catastrófica DANA, la Embajada de Marruecos en España facilitó una lista con los nombres de 16 ciudadanos de este país que permanecían desaparecidos con el objetivo de recabar información sobre su paradero. Todos fueron localizados con la excepción de Belhadi, que fue arrastrado por el agua.
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Belén Hernández
En catástrofes como la DANA que asoló la provincia de Valencia, «la declaración por fallecimiento de una persona desaparecida se puede solicitar cuando transcurren tres meses cumplidos desde la fecha del siniestro», asevera Juan Añón, abogado especializado en declaraciones de ausencia.
Así lo recoge el artículo 193 del Código Civil, que establece esta excepción cuando ocurre un siniestro. En el resto de los casos, tienen que transcurrir «diez años desde las últimas noticias habidas del ausente (...) o desde su desaparición», aunque este plazo se reduce a cinco años si el ausente ha cumplido 75 años.
«En cada caso hay que valorar las circunstancias y necesidades para instar el nombramiento de defensor judicial o esperar a la declaración de ausencia o fallecimiento», afirma el letrado. «La DANA ha producido gravísimas consecuencias por pérdidas materiales y personales, y ha dejado incertidumbres dolorosas que hay que solucionar lo mejor posible desde nuestra posición de profesionales de la abogacía», agrega Añón.
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