![Qué hacer en Tabarca | Tabarca: de punta a punta, dos islas en un mismo día](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202204/06/media/cortadas/GF1TAKJ1_20220406172352-R0waBxOrHxh9jwTklT4F8cM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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La isla de Nueva Tabarca tiene una distancia de 1.800 metros de punta a punta. Menos de lo que da una ruta. Un poco de tiempo es suficiente para recorrerla entera. Tabarca se aprecia realmente al atardecer, cuando la masa de turistas ha cogido ... el ferry de vuelta a Alicante o Santa Pola, y los pocos tabarquinos de la isla amanecen al caer el sol para respirar calma. La desconexión real llega con la partida del último barco, apoyado sobre el muro que fortifica la isla. Junto a la iglesia de San Pedro y San Pablo se puede apreciar el atardecer con la vista puesta a la vecina Santa Pola, donde se concentra una civilización más ruidosa y alborotada.
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Tabarca se ha convertido en una isla para pasar el día, por diez euros ida y vuelta desde el puerto de Santa Pola. Pero hay una opción de noche, que no es mejor ni peor que la otra. Las noches de Tabarca son otra opción. Alquilar la habitación de un hotel –incluso alguno te da la llave del establecimiento para estar como en casa– permite escuchar el silencio durante un paseo tras cenar caldero, el plato típico de la isla. Y dormir para madrugar, disfrutar de la playa, la única que hay, casi en soledad, con los peces en tus pies mientras las gaviotas rebuscan entre la arena y las piedras restos del día anterior.
Después, cuando la playa empieza a llenarse de tumbonas, sillas, neveras, sombrillas, gente y mucha más gente, puedes bordear la isla por sus senderos, por la parte deshabitada de la isla, echar un vistazo al cementerio y sentarte sobre una roca, en la punta más al este de la isla, con la mirada fija en la cruz que corona uno de los islotes que conforman Nueva Tabarca. Sin tiempo, sin obligaciones. Y a partir de ahí, cuando a uno le apetezca, volver a ese microcosmos que habita y visita una isla que hay que cuidar para que no muera de éxito la gallina de los huevos de oro del turismo alicantino.
Entre sus sugerentes atractivos, una visita a la isla de Tabarca merece detenerse en la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Bendecida en 1770, de estilo barroco, es de nave única y capillas laterales. Otra justificada pista es su reserva marina, declarada en 1986 como la primera de España. Son las aguas que rodean la isla.
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