El barranco del Poyo, a su paso por Torrent, pocos días después de la dana. IRENE MARSILLA

La tarde en que el Nilo pasó por Torrent... tres veces

Estudios. Una jornada de la UNED analiza la dana y estima que la barrancada llevó casi 8.000 metros cúbicos por segundo

Lunes, 24 de febrero 2025, 00:34

«Son estimaciones, son estimaciones», repite varias veces Rafael Muñoz Soria, profesor de Expresión Gráfica en la Ingeniería de la Universidad Nacional de Educación a ... Distancia (UNED) en Valencia. No es de extrañar, porque acaba de decir que junto a Torrent, en la tarde de la dana, el barranco del Poyo, alimentado por el de la Horteta, llevó casi 8.000 metros cúbicos por segundo. En concreto, 7.948,5 metros cúbicos por segundo, unas tres veces lo que lleva uno de los ríos más largos del mundo, el Nilo. Los barrancos se habían convertido, en la tarde de la dana, en un monstruo imparable que recorrió 43 kilómetros con una pendiente de más de 1.000 metros a una velocidad de entre 2,5 y 3,5 metros por segundo. Para que se hagan una idea, entre 9 y 13 kilómetros por hora.

Publicidad

Son algunos de los datos, estimaciones, claro, que arrojó Muñoz Soria en una jornada celebrada en el centro de la UNED de Valencia el pasado viernes. En ella intervino también Rafael Armengot, meteorólogo, que analizó desde el punto de vista climático lo ocurrido en aquella tarde. El análisis que hicieron ambos expertos ahondó en la excepcionalidad del suceso, pero también en la necesidad de aprender lecciones porque lo que ocurrió puede volver a pasar en cualquier momento. En este sentido, este diario preguntó a Muñoz Soria si el Turia habría aguantado la entrada de toda esa agua desde el Poyo si el barranco hubiera estado desviado. Según sus datos, no. Por el Assut del Repartiment fluyeron aquella noche 2.700 metros cúbicos por segundo que, de haber recibido 8.000 más, habrían sido insuficientes para un Plan Sur pensado para 5.000.

Armengot y Muñoz Soria, durante la charla. LP

Pero, ¿de dónde sale toda esa agua? Cuando el aforo de Riba-roja del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) fue arrasado, el último dato que dio hablaba de 2.228,9 metros cúbicos por segundo. Faltan casi 6.000 más que, según los cálculos de Muñoz Soria, y la explicación meteorológica de Armengot, sólo podían venir de las montañas de Turís y del barranco de la Horteta. La CHJ, en sus estudios, estima que por ahí discurrió «más del 50% del agua» que arrasó l'Horta Sud, unos 3.000 metros cúbicos. El dato, para Muñoz Soria, se queda corto.

En los días posteriores a la dana, recorrió las riberas del Magro y del Poyo para analizar, con sus instrumentos, las láminas mojadas y el caudal de los barrancos para así saber cuánta agua llevaron. Sus cálculos hablan de cantidades muy superiores a las que se conocían hasta ahora.

Publicidad

El motivo de esta catástrofe, tal como explicó Armengot, tiene que ver con una tormenta estacionaria, alimentada durante horas, que descargó con una fuerza inusitada sobre Turís y Chiva. «El suceso recuerda al de octubre de 2000, pero por aquel entonces las tormentas se movieron. Aquí se quedaron paradas», indicó el meteorólogo, que colabora con la Associació Valenciana de Meteorologia (Avamet). Las lluvias de las montañas se acumularon durante horas. De hecho, por la mañana llovió con fuerza. Esa agua anegó los niveles freáticos de los barrancos. Cuando el cielo se volvió a abrir a mediodía, el agua ya no podía ser absorbida y fluyó aguas abajo, hacia una desprevenida Horta Sud.

Los dos expertos también explicaron a la pregunta de por qué muchos afectados dijeron sentir que el agua llegaba dos veces (primero llegó la de Horteta, que está más cerca, y luego la que venía por el Poyo) y también a la de por qué se inundaron La Torre o Sedaví, tan lejos del Poyo. Se da la circunstancia de que buena parte de la zona está en lo que se conoce como llanura aluvial convexa: Paiporta y Picanya están por encima del nivel de La Torre, situada a unos 10 kilómetros de estos pueblos. Sin embargo, el agua se salió del barranco, que no podía asumirla, y se escampó por toda la llanura, anegando pueblos que se creían muy seguros tan lejos del barranco. La fuerza de la tormenta les pilló por sorpresa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad