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La playa de la Goleta de Tavernes de la Valldigna destrozada tras las intensas lluvias de las últimas semanas. rocío escrihuela
Los temporales se tragan más de dos millones de euros en la Goleta

Los temporales se tragan más de dos millones de euros en la Goleta

La arena depositada en los últimos cinco años no ha servido para poner freno a la desaparición de esta playa de Tavernes de la Valldigna

ROCÍO ESCRIHUELA

Domingo, 25 de noviembre 2018, 00:03

tavernes. Arena y más arena y así cada año, a veces por partida doble, pero el primer temporal arrasa todo lo que encuentra en la playa de la Goleta de Tavernes de la Valldigna. Dinero esparcido por el Mediterráneo y despilfarrado cada temporada. Hasta más de dos millones de euros 'ha arrojado' al mar el Gobierno en los últimos cinco años.

Un lustro depositando toneladas de arena que no han servido para nada y que se iniciaron hace más de dos décadas. Vertidos que sólo han sido un parche temporal y que han sido incapaces de frenar la erosión que cada año azota la franja del litoral vallero. Ningún Gobierno ha planteado una solución definitiva que ponga fin al grave problema que sufre la localidad valenciana y que con el paso de los años parece que se agrava más.

Sin ir más lejos, en 2018 Demarcación de Costas ya ha realizado dos actuaciones calificadas como obras de emergencia. La primera deposición de áridos llegó en los meses de mayo y junio, tras el temporal de principios de marzo que dejó este tramo de la costa sin rastro de arena. La magnitud de los desperfectos fue de tal calibre que se vertieron 80.000 toneladas de arena (más de 50.000 metros cúbicos). Una actuación que costó a las arcas del Estado más de 680.000 euros.

Costas trabajaba estos días en un vertido de arena, pero el oleaje se ha llevado ya los áridos Más de 100.000 metros cúbicos de arena se han arrojado este año en la zona dañada

Después, apenas transcurridos cuatro meses, en octubre se puso en marcha otra actuación con el vertido de 35.000 metros cúbicos. Las obras tenían que finalizar la próxima semana, pero el trabajo de un mes ha terminado una vez más en el fondo del mar, porque el temporal que ha azotado Tavernes de la Valldigna estas dos últimas semanas se ha tragado otra vez la playa.

Fueron medidas preventivas, que ya se utilizaron a finales de 2017 con un presupuesto que superó los 160.000 euros, y donde a principios de año ya había sido urgente otro trasvase de arena ante el riesgo de desaparición del litoral.

El problema de la Goleta no es nuevo. Ya a finales de los años 90 se iniciaron los primeros vertidos para intentar paliar los efectos de la erosión, pero esta ha ido en aumento los últimos años, que es cuando se ha necesitado una mayor aportación de arena, que implica un mayor coste económico.

Obstáculo

Según expertos consultados por LAS PROVINCIAS el problema de la erosión en la Goleta se inicio cuando en Cullera se prolongó el espigón. Este muro de defensa ha frenado la arena que se desplaza de norte a sur por las corrientes. Este hecho implica que en la zona norte del espigón se detenga la arena al haber un obstáculo y no la arrastra en dirección sur. De ese modo, los especialistas en la materia explicaron que en todos los puntos donde se han realizado construcciones similares ha pasado lo mismo que en la zona de la Goleta.

De hecho, estas fuentes pusieron como ejemplo la playa vecina de El Brosquil en Cullera, también afectada gravemente en cada temporal o las del sur de la Safor, como Piles, Daimús o Miramar que se han visto perjudicadas por el espigón de Cullera, mientras que la playa Nord de Gandia, cada vez tiene más extensión de arena. Lo mismo ocurre en Valencia con la Malvarrosa, mientras que Nazaret ha desaparecido.

Lo que es evidente es que el Ministerio de Transición Ecológica deberá buscar una solución urgente porque el deterioro se agrava y el turismo se ve perjudicado cada año por esta erosión.

Un trasvase a través de una draga podría ser la solución más eficaz o a más largo plazo. El vertido llegaría en grandes cantidades y seguramente la arena transportada podría mantenerse en su nueva ubicación durante 10 o 15 años, dependiendo de los fuertes oleajes. Otra propuesta podría ser la construcción de espigones semisumergidos paralelos a la costa que ayuden a mitigar el impacto en caso de temporal y frenen la arena.

Ambas opciones, tendrían un elevado presupuesto, pero al menos la inversión no se debería hacer cada año, o se si hubiera planteado hace tiempo, podría contar ya con una aportación que en la actualidad ha desaparecido bajo el mar.

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