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Más de un centenar de personas se han concentrado este lunes en la Universitat Politècnica de València (UPV) para protestar contra el presidente de ... la Generalitat, Carlos Mazón, que ha acudido a la toma de posesión de José Capilla del cargo de rector de la institución. La concentración, una de las muchas que se han organizado a raíz de la dana para exigirle responsabilidades, ha empezado un poco antes de las doce y se ha disuelto sobre las tres de la tarde, cuando el jefe del Consell ha abandonado las instalaciones universitarias, en las que ha funcionado un dispositivo de seguridad extraordinario.
Con gritos como «el president, a Picassent», «vergonya» y especialmente «Mazón dimisión» se recibía a los diferentes coches oficiales que llegaban hasta la misma entrada al edificio del Rectorado, de manera que los invitados apenas tenían que recorrer seis metros hasta el acceso. La tensión y el griterío ha ido en aumento hasta el momento culmen, cuando poco antes de las doce y media ha llegado el coche de Mazón, que apenas ha estado unos segundos en la calle. Se protestaba al otro lado de la valla que rodeaba todo el inmueble y también dentro de la zona de seguridad, con varios trabajadores de los servicios centrales de la universidad sumándose a la petición de responsabilidades.
Los participantes se iban concentrando con cuentagotas, hasta que pasadas las 12 horas han llegado a ocupar uno de los dos accesos de invitados, provocando el despliegue de varios miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) para reforzar el vallado de seguridad. En algunos momentos las consignas han pasado al insulto y se han vivido momentos de tensión, con participantes visiblemente exaltados empujando el vallado, aunque sin llegar a rebasarlo. Ha sucedido con la llegada de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y sobre todo cuando ha hecho lo propio Mazón, lo que ha provocado que se desplegaran más agentes antidisturbios. Hasta se ha arremetido, verbalmente, contra los policías, a los que se acusaba de cómplices.
Las medidas de seguridad han sido extremas y excepcionales, con el edificio del Rectorado, que acoge el Paraninfo, vallado desde primera hora. Y con un perímetro especialmente amplio y controlado por vigilantes de la seguridad privada con el objetivo de mantener alejadas las protestas, que se esperaban, de la entrada al inmueble.
Sólo se podía acceder a través de dos accesos y con la conveniente acreditación o invitación, que se comprobaba en la lista correspondiente. Y en el interior de la zona de seguridad se han desplegado miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, algo insólito en un campus universitario que da idea del dispositivo diseñado. Sólo se recuerda algo parecido cuando el Rey Felipe inauguró en 2018 el curso universitario, en el mismo escenario.
La previa del acto también fue extraordinaria. Incluso extraña. No hubo convocatoria para los medios, aunque la universidad ha facilitado el acceso sin mayores problemas a todos los que se han desplazado hasta el campus. Tampoco se han previsto declaraciones de los representantes institucionales participantes, más allá de las intervenciones propias de la toma de posesión (sin opción de preguntas, lógicamente). La única, la de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, se ha suspendido al coincidir en el tiempo con la protesta, que se ha gestado a partir del momento en que se ha confirmado que Mazón acudiría, sobre las ocho de la mañana. Organizaciones como el STEPV y Mai Més Valencia (acusación particular en el proceso judicial sobre la dana) han alimentado su convocatoria.
El acto se ha celebrado sin sobresaltos, con un Paraninfo atestado teniendo en cuenta que además del rector y su equipo tomaban posesión de sus cargos más de medio centenar de directores de departamentos, institutos universitarios y de estructuras de investigación. Fuera del perímetro de seguridad continuaban los concentrados con su protesta, que llegaba levemente al salón de actos. Y una vez finalizado la concentración seguía, aunque con menos fuelle (sobre todo quedaba la gente más joven). Se han podido escuchar, de nuevo, gritos contra el rector y Mazón (algunos, realmente, muy pasados de tono) y también otros que defendían que las víctimas de la dana no son fallecidos, sino «asesinados». Un cordón de agentes de la UIP, con el equipo antidisturbios listo, vigilaba detrás de la valla. Por su parte, desde el otro acceso un grupo de simpatizantes lanzaba gritos de ánimo a los cargos populares que iban abandonando el edificio del Rectorado.
En su intervención, Mazón ha destacado que la educación superior «es la herramienta para dar respuesta a los desafíos sociales» y que «hoy más que nunca» la colaboración entre empresas, instituciones y administraciones «es clave para afrontar muchos retos, así como el gran reto que todos sabemos», en referencia a la reconstrucción. Respecto a la dana, ha alabado el papel jugado por la UPV en los días posteriores, ya fuera a través de labores de voluntariado o dando cobijo a equipos de emergencias.
Por su parte, la alcaldesa María José Catalá ha recordado la relación que mantiene el Ayuntamiento de Valencia con las universidades, basada «en la confianza mutua y en la seguridad de que la colaboración institucional multiplica la capacidad de respuesta», justo después de recordar el grupo de trabajo creado para facilitar la reconstrucción económica de la ciudad, de la Albufera y para defender la necesidad de nuevas obras hidrológicas.
Por lo que respecta al rector, José Capilla ha mostrado su agradecimiento a la comunidad universitaria por la participación en las elecciones de febrero y ha dedicado parte de sus primeras palabras a recordar a las víctimas de la dana. Y también a la importancia de la academia en materia de prevención, de anticipación. «Nos ha recordado nuestra vulnerabilidad ante eventos naturales extremos y también la poca memoria de la sociedad, pues han ocurrido en el pasado y volverán a ocurrir», ha señalado. «Las infraestructuras pueden ayudar, igual que una mejor ordenación del territorio, el disponer de edificios más resilientes o de un sistema de alerta hidrológica más efectivo. Todos son aspectos a los que la ciencia puede ayudar», ha defendido.
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