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Familiares y amigos de la víctima cerca del lugar del crimen. iván arlandis
Una joven embarazada muere de un tiro

Tragedia en Vall d'Uixó: «Esto no ha hecho nada más que empezar»

Amenazas, vigilancia de la Guardia Civil y nervios toman el barrio donde ocurrió el suceso: «Estamos todos rotos, no va a quedar así»

BELÉN HERNÁNDEZ

Miércoles, 15 de febrero 2023, 01:54

Horas después de que resonara el disparo que acabó con la vida de una mujer embarazada en Carbonaire, este barrio de la Vall d'Uixó se ha convertido en un lugar intransitable. Dos coches de la Guardia Civil patrullan la zona todo el día. ... Antes de entrar en la calle en la que ocurrió la tragedia, los agentes ya advierten: «No os recomendamos pasar. Y mucho menos, estar por aquí cuando nos hayamos ido».

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Su consejo no es casual. Avanzar dos pasos supone oír los gritos de los familiares y amigos de la víctima. «¡Largaos! ¡Que os vayáis de una vez!» La mañana no ha estado cargada sólo de amenazas verbales. Antes de este momento, ya habían lanzado huevos a cámaras de otros medios de comunicación. El dolor muta. Toma diferentes formas. La ira es una de ellas. A veces es necesario silenciar los gritos. Observar a aquella decena de personas que se abrazan en el descampado colindante al lugar de los hechos. Que se apoyan en el hombro del otro, como si la pena les pesara demasiado y necesitaran ayuda para cargar con ella.

«¡No paran de preguntarnos que cómo nos sentimos, pues dímelo tú! ¿Tú cómo te sentirías si mataran a tu hija o a tu hermana», exclama uno de ellos. Es un hombre robusto. De grandes dimensiones y facciones duras. Él es el vozarrón de los vecinos conmocionados del barrio de Carbonaira, que no teme en imponerse para alejar a cualquiera que pregunte por la joven fallecida. Pero aquel tono de voz ensordecedor manda un mensaje a gritos: «Queremos respeto. Dejadnos tranquilos, por favor».

Ivan Arlandis

La tragedia ha unido a los vecinos del barrio. Se pasan la mañana haciendo guardia en el descampado. Observan a la gente que pasa por la zona. Se posicionan como una verdadera barrera humana para impedir que los desconocidos se acerquen a indagar. Y, sobre todo, se rebotan. Sienten que el resto mete los dedos en una herida que todavía sangra.

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Es un barrio humilde. Las paredes de los apartamentos están descoloridas. Tiene aspecto abandonado, como si hubiera vivido de espaldas al mundo hasta que aquella persona apretó el gatillo e hizo saltar por los aires la paz de los habitantes. Todos los vecinos de la Vall d' Uixó conocen Carbonaire. Describen la zona como marginal. Algunos ni siquiera conocían que se había cometido un crimen allí.

Tragedia en primera persona

Los familiares y amigos de la fallecida prefieren no dar declaraciones. Pero al sentirse comprendidos, se calman un poco para explicar por lo que están pasando. «Todavía ni lo hemos procesado. Ha pasado muy poco tiempo. No hemos podido ni pararnos a pensar», confiesa uno de ellos, todavía conmocionado.

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«Al final, ha venido mucha gente que pregunta sin tacto y estamos pasando el duelo. Pero al final pagarán justos por pecadores y acabarán sufriendo las consecuencias los que se sigan acercando aquí para indagar», dice uno de ellos con un tono intimidante. Gesticula con los brazos. Hace señas inmitando tirar la cámara del fotógrafo al suelo.

Iván Arlandis

En la zona, la noticia de que la mujer de 27 años ha fallecido víctima de un disparo en la cabeza es de lo único que se habla. También, de que el bebé que estaba esperando en su vientre ha logrado sobrevivir. El crimen se ha convertido en una conversación monotemática entre los residentes. Por la calle, se escuchan los lamentos de quienes la conocían.

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Uno de los vecinos se anima hablar. No quiere que el recuerdo de la fallecida quede en el olvido. «Estamos todos en shock. Era una chica muy querida por aquí», dice el joven. Pero ahora, los cimientos de Carbonaire tiemblan. «Todo empezó por una pelea. Vino gente de fuera y ya se armó», cuenta el vecino. Aun así, el chico se teme lo peor. «Esto no ha hecho más que empezar. No va a quedar así después de que la hayan matado, estamos todos rotos», lamenta.

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