![Sandra Monfort: el triunfo de la chica que tenía pánico al escenario](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202201/04/media/cortadas/167135485--1968x1310.jpg)
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Cuando Sandra Monfort decidió regresar a su Pedreguer natal e instalarse en una tranquila casa en el campo para componer, no hubiera imaginado que el disco que nació de ese bucólico encierro le llevara a un éxito tan rápido. La joven valenciana, de 29 años, ha logrado en su debut como cantante en solitario ganar los premios a la mejor artista revelación y el mejor disco del año 2021 en los galardones Carles Santos, los más importantes de la música de la Comunitat, que se dieron en noviembre.
Con su álbum 'Niño Reptil Ángel' ha logrado un éxito tan trabajado como inesperado. «Estoy flipando aún, son los premios de referencia y no me lo esperaba para nada. Quizá sí lo de artista revelación, pero el mejor disco fue una sorpresa, porque es un estilo nada comercial», señala Sandra. «El premio me ha dado visibilidad, y tener este reconocimiento hace que la gente se fije más en tí, te catapulta a sitios donde no podrías acceder. Se traduce en más bolos pero también en las redes sociales o la gente que te ve por la calle, es como una rueda, a nivel de autoestima propia y motivación hacia tu trabajo te impulsa», destaca.
Su vida siempre ha estado ligada a la música, desde que con 6 años sus padres la apuntaron en el conservatorio. Y también a su hermana, que ahora le hace de violinista y corista en sus actuaciones. En el conservatorio de Dénia empezó a especializarse en guitarra. «Desde pequeña me encantaba la música, estudiaba todos los días, escuchaba cuando me iba a dormir discos de guitarristas y música clásica con 10 años, era algo nada habitual entre mis amigos. Mi profesora de guitarra Concha Ballester me introdujo esa semillita de amar la música».
Barcelona. Tras formarse en Dénia, se dedica de lleno a la música al hacer la carrera en la Esmuc de la ciudad catalana.
Pedreguer. Vuelve a su población natal para vivir sola en una casa aislada y componer durante tres años el disco que le ha valido los galardones.
Premiada. Los reconocimientos de la música valenciana le han catapultado a ser una cantante reconocida.
Tras algunas dudas sobre si iba a estudiar veterinaria, consiguió entrar en la prestigiosa escuela de música Esmuc de Barcelona. «Me exigía dedicación completa, y ahí supe que quería hacer sólo música, me enfoqué totalmente con guitarra clásica y fue una época de muchos descubrimientos, rodearme de gente con intereses comunes».
Estuvo siete años viviendo en la ciudad catalana y con el grupo Xaluq empezó a subirse a los escenarios. Pero descubrió que le daba pánico. «Me imponía muchísimo, me ponía nerviosa y lo pasaba mal, aunque sólo era ese momento, porque crear, ensayar, eso me enriquecía muchísimo. Así que tenía que aprender a disfrutar en el escenario y darlo todo», recuerda.
Y se le ocurrió algo que admite que es la primera vez que cuenta. «Hice un ritual, escribí en una carta que quería disfrutar en el escenario, luego lo quemé y lo puse dentro de un bote. Cerré el bote y fui haciendo mi proceso de sentirme segura en los escenarios, y cuando lo conseguí, me fui empoderando y cuando empecé a disfrutar en los escenarios decidí liberar al viento las cenizas del papelito». Y así solucionó un problema que le atenazaba. Vía libre para volar hacia el triunfo actual.
«Decidí venirme a Pedreguer, me propuse trabajar para vivir de la música exclusivamente, empecé a componer mi disco, me puse a estudiar en una casa yo sola en el campo, me abrí redes sociales y me empezaron a llamar cantautores que querían una guitarrista, les acompañaba con la guitarra y después apareció el grupo Marala, y con ellas (Selma y Clara) aprendí a cantar. Empecé hace cuatro años». Sigue con ellas y con muchos proyectos más. «Hago música para teatro, danza, pero empecé a hacer un proyecto en solitario que publiqué en marzo, un disco que llevaba trabajando tres años y es cuando me he decidido a sacarlo en solitario», expresa Sandra.
«Compuse un montón de cosas y luego escogí el concepto del Niño Reptil Ángel. Casi todas las canciones son fábulas, voces animales y explican historias inspiradas en metáforas de la naturaleza. Lo que expresa el disco es la historia de una criatura que nace antes de hora, no se acaba de formar, muere y se convierte en un ángel. Representa la figura que no encaja dentro de los patrones estéticos de belleza que se impone en la sociedad, la parte más vulnerable que tenemos las personas y no queremos mostrar, pero abrazarla nos da respuestas para entendernos». Una filosofía de vida con la que ha triunfado.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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