

Secciones
Servicios
Destacamos
Natalia Domínguez cursa 4º de la ESO, en el itinerario de Ciencias, en el instituto Berenguer Dalmau de Catarroja. Como sus 700 compañeros de la ... etapa (entre 1º y 4º), su vuelta a la rutina, que poco tiene de normalidad, pasa por recibir las sesiones lectivas diarias online, a través de una pantalla. La última vez que pisó (que pisaron) un aula fue el 29 de octubre de 2024. Hace 92 días. Son los únicos, en las comarcas afectadas por la dana, y con permiso de algunas escuelas infantiles, que todavía no han recuperado la presencialidad.
«Tenemos el mismo horario, pero las clases son más cortas. Entre que nos unimos o pasan lista se quedan en unos 40 minutos. Y estando en casa es fácil distraerse: que si te llama tu madre, a otro le suena el timbre… no es fácil atender. La mayoría, creo, nos enteramos entre poco o nada», explica la joven en la entrada de la Conselleria de Educación, en la avenida de Campanar de Valencia. Cuando se le pregunta si se imaginaba que algún día extrañaría su instituto, sigue tirando de sinceridad. «No. Y lo echo de menos. A los compañeros y a los profesores. Queremos volver», sentencia.
Natalia ha participado este miércoles en la protesta organizada por la Plataforma en Defensa de la Enseñanza Pública de l'Horta Sud, que ha reunido a familias y estudiantes de centros de Catarroja y Paiporta que han querido denunciar, una vez más, que sus hijos no están recibiendo una educación de calidad, sino más bien de «caridad». Por ejemplo, con menos horario lectivo del que les corresponde al ser transportados a centros acogedores o con obras de reparación «low cost» que no avanzan al ritmo esperado, como se ha criticado durante la lectura del manifiesto. Maribel Albalat, alcaldesa del último municipio, ha participado en la concentración.
Noticia relacionada
Las soluciones para el alumnado del Berenguer Dalmau, el centro más grande de todos los que han quedado destrozados, han sido cambiantes. Los de Bachillerato sí reciben clases presenciales en Catarroja, en instalaciones del grupo educativo Florida, pero en horario de tardes, mientras que los de FP son transportados hasta el IES Massanassa. Para los de la ESO -inicialmente también para los de Bachillerato- la conselleria planteó su traslado hasta el IES L'Om de Picassent, también en horario de tarde, opción que desestimó la comunidad educativa. No tanto por el trastorno en términos de conciliación o de compatibilidad con otras actividades, sino por la inseguridad. Hay que recordar cómo estaban las calles del municipio durante las primeras semanas, con poca (o nula) iluminación, tomadas por maquinaria pesada y salpicadas de coches afectados. Y los alumnos (muchos de 12 años) debían llegar a casa desde la parada del bus. Sin olvidar que por la falta de vehículos se preveía hacer dos viajes, por lo que en algunos casos la vuelta aún se retrasaría más. Por tanto, se optó por el formato online, pensando que se trataría de una opción de urgencia antes de una solución presencial que llegaría rápido. No ha sido así.
Esta pasará por el acogimiento en dos centros nuevos de Mislata (3º y 4º de la ESO y 1º y 2º de Bachillerato) y Picassent (1º y 2º de la ESO) en horario de mañana, aunque los plazos se han ido retrasando. Inicialmente se fijó el traslado para el 14 de enero, después se habló del 20 al 24 y luego de una estimación de dos semanas, sin mayor concreción, a la espera de que se terminen las últimas actuaciones y trámites burocráticos para poder utilizar las instalaciones.
Yolanda Morales, presidenta de la AMPA, confía en poder hacerlo la semana que viene, aunque sea de manera parcial. Es decir, en el centro que ya está listo, el de Picassent. Aunque es más bien un deseo, no tanto una certeza. Además, recuerda que sólo será un paso transitorio. Porque el futuro a medio plazo para el IES Berenguer Dalmau es pasar varios cursos en barracones, que se instalarán en el espacio Clara Campoamor, una parcela municipal que acogía actos festivos y que ahora se utiliza como aparcamiento. «Nuestra postura ha pasado siempre, desde el primer momento, por estar en barracones en Catarroja, y sólo aceptamos la modalidad online como una solución transitoria. Si en su día nos hubieran planteado la opción de irnos a Mislata y Picassent en horario de mañana, hasta su instalación, también lo habríamos aceptado», reivindica.
«Somos víctimas de una situación que no se ha afrontado con la urgencia necesaria», denuncia ante los medios. «Llevamos tres meses esperando una solución, se nos han dado largas, no se han cumplido los compromisos y estamos en una especie de limbo», añade, en relación al cambio de los plazos, a la indefinición actual y a la falta de información oficial por parte de la conselleria. Por ejemplo, sobre si ya se ha adjudicado la instalación de los barracones, que deben llegar tras las vacaciones de Semana Santa. «Nuestros hijos están estudiando como bien pueden, porque la situación es difícil de llevar. También para las familias, que no siempre pueden estar pendientes. Necesitamos una reubicación presencial ya, y avanzar hacia una normalidad, aunque no sea la que teníamos antes», explica.
Marga González es unde las madres afectadas. Y resume perfectamente el problema que se deriva del 'parche' de la enseñanza online. «Si ya es difícil mantener la atención de niños de doce a dieciséis años en clases presenciales, imagina a través de una pantalla, encima escuchando algo que en realidad no les resulta interesante. Es muy difícil que el profesor pueda captar su atención», reflexiona. «También es difícil para las familias, te dificulta la conciliación con tu trabajo. Si no tienes facilidades, y muchas familias no las tienen, hay que dejarlos solos o no trabajar», tercia, antes de incidir en que «están perdiendo muchas clases», lo que obligará a recurrir a refuerzos extralectivos, con su consiguiente coste.
Por su parte, Eva Santabalbina, que también se ha sumado a la protesta en la conselleria, incide en lo complicado que resulta gestionar la situación con los niños más pequeños (los de 1º de la ESO) y habla de casos en los que los alumnos tienen que quedarse solos, también para comer. Eso sí, defiende que el profesorado se está implicando por encima de sus posibilidades.
También han acudido a la protesta Bilal El Bok y Mario Beltrán, alumnos de 4º de la ESO que eligieron las asignaturas propias del itinerario de Sociales. También quieren presencialidad. Y socializar. «En clase, cuando algún compañero no se entera de algo puede preguntar, y el profesor puede parar, o poner tareas para el resto, e ir explicándoles uno a uno a los que no lo entienden. Eso con la pantalla no es posible», ejemplifica el primero, poniendo el foco directamente en la importancia del contacto físico para la educación. También alude a algo tan sencillo y básico como es la vertiente relacional. Lo resume bien Mario. «Prefiero las clases presenciales, estar con la gente. Pasarlo bien. Es más fácil así», concluye.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El rincón de Euskadi que te hará sentir en los Alpes suizos
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.