Valencia, condiciones perfectas para ser una 'ciudad 15 minutos'

La revolución tecnológica impulsada por internet propició que en todos los territorios quisiera gestarse un nuevo 'Silicon Valley'. Difícil era el alcalde que no propugnaba su ciudad como un clon del área de la bahía de San Francisco. Ahora ha llegado una nueva revolución: la obligación a adaptarse al coronoavirus. La Era Post-Covid-19 empieza ahora. Las ciudades deben acoplarse a la nueva situación: más pies y menos concentraciones. Más proximidad y menos desplazamientos. La idea es adaptarse a vivir a 15 minutos de todo lo esencial para trabajar, aprovisionarse, aprender o disfrutar del tiempo libre. Valencia es una ciudad ideal, por su tamaño y orografía, para adaptarse a todo eso. No obstante, su modelo socioeconómico y los condicionantes inmobiliarios surgidos durante los últimos años suponen serios hándicaps.

'La ciudad de los 15 minutos' es un estudio que se inició en Francia con el objetivo de imaginar las transformaciones necesarias para evitar horas de transporte. En un principio, el cambio se planteó para paliar los efectos de la contaminación y sus consecuencias en la aceleración del cambio climático. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se ha convertido en una abanderada de la idea del cuarto de hora para mejorar el medio ambiente. Sin embargo, el coronavirus da una vuelta de tuerca a ese objetivo verde.

El Covid-19 obliga, en un futuro inmediato, a evitar las concentraciones de personas, huir de la densificación inherente al transporte urbano. El metro, o el autobús, se convierten en espacios de conflicto y de potencial riesgo para el contagio, de ahí que desde ahora se obligue a utilizar mascarillas en ese tipo de transporte. Por lo tanto, quedan pocas alternativas más allá de los pies o la bicicleta, una vez los coches se han convertido en objetos casi proscritos en términos medioambientales.

Contra el coronavirus se ha adoptado el método del confinamiento. Pero es una solución temporal que, además, pone en jaque la economía. No obstante, a partir de ahora (al menos, hasta que se encuentre una vacuna contra el Covid-19), se busca rebajar el riesgo de los desplazamientos masivos, así como el de las grandes concentraciones humanas. En este sentido, generar una 'ciudad de 15 minutos' reduce focos de contagio.

Valencia, por su tamaño, permite abarcarla en paseos no demasiado prolongados. Su orografía, la planicie, facilita el desplazamiento tanto a pie como en bicicleta o en patinete. En este sentido, tiene condiciones para ser una 'ciudad de 15 minutos'. Hilos conductores, canalizadores naturales de las personas, como el viejo cauce, que atraviesa la ciudad de este a oeste, también facilitan esa comunicación urbana. Valencia apenas se ha extendido en los últimos 20 años, ha ido agotando su PGOU, de modo que su tamaño continúa haciéndola 'amable' y bastante accesible para el paseo.

No obstante, la capital del Turia también arrastra problemas para esa conversión al cuarto de hora. La actividad económica no se ha diversificado. el centro financiero de la ciudad es también su núcleo comercial o turístico. Todos los caminos de Valencia conducen al centro, que, paradójicamente, se ha vaciado de vecinos para dejar hueco a los hospedajes para los visitantes. La oferta hotelera en el centro se ha incrementado, y también lo han hecho las viviendas orientadas a la estancia de turistas en cortos periodos de tiempo. La suma de factores ha propiciado una burbuja en el alquiler de pisos que obliga a muchos valencianos jóvenes a irse a vivir a las localidades de la zona metropolitana, lo que implica un incremento de desplazamientos de la población activa, tanto para trabajar como para el ocio.

Valencia cuenta con unas condiciones óptimas para ser una modélica 'ciudad de 15 minutos', pero sus circunstancias económicas no ponen las cosas fáciles para hacer realidad ese mágico cuarto de hora.