Teresa Salort tiene 63 años. A los trece meses se contagió de polio y perdió la movilidad de una de las piernas. Todos estos años ha arrastrado las consecuencias de esta enfermedad, pero cuando pensaba que había pasado lo peor, está sufriendo las secuelas de ... esta dolencia que aparecen a partir de los 50 años.
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Esta enfermedad es una gran desconocida. La mayor parte de los contagiados contrajeron la dolencia en la década de los años 50 o 60 del siglo pasado. Más tarde, la vacunación conllevó la práctica erradicación de la enfermedad. La consecuencia ha sido que en las facultades de medicina no se profundiza en ella y los médicos no están formados en cómo hacerle frente ni en cómo tratar a los enfermos ahora que ya van teniendo una edad. «Vamos al médico y no saben lo que es la polio ni el síndrome postpolio», afirma Salort.
Ella misma ha vivido en sus carnes lo que implica que los médicos anden despistados. Como consecuencia de una caída, se rompió la cadera. Como era del mismo lado que la pierna afectada, decidieron no operarla. Fue un error fatal porque Teresa tuvo que estar tres meses inmovilizada en la cama hasta que se soldara la fractura. «Cuando me levantaron no me podía tener sentada. Había perdido todas las fuerzas», señala. «Tardé un año en recuperarme con la ayuda de un fisioterapeuta que venía a mi casa sufragado por mi bolsillo», añade Salort.
Por todo ello, Teresa es además presidenta de la Associació de Persones amb Pòlio i Síndrome Postpòlio de la Comunitat Valencia (Apipcv), tienen en marcha varias reclamaciones ante la administración autonómica. Una de ellas es que los médicos de Atención Primaria adquieran la formación necesaria y sepan cómo tratar a estos enfermos. «No conocen el síndrome postpolio», afirma Salort que indica que lo que nos pasa ahora «es como si tuviéramos la polio de nuevo».
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Otra de sus reivindicaciones es la elaboración de un protocolo multidisciplinar para que cuando entramos en un hospital sepan cómo actuar en los casos de los enfermos con síndrome postpolio. En este sentido, Teresa Salort señala que con esta dolencia a partir de los 50 años «se pierden las fuerzas. Yo he tenido los brazos muy fuertes, pero ahora la he perdido». Por todo ello, recuerda que estamos ante una enfermedad neurodegenerativa con síntomas como dolores músculo-esqueléticos, cansancio generalizado. Y es progresiva porque cada vez se va a peor.
«Si hubieran tenido formación no me habrían tenido tres meses en una cama. Ahora, cuando me he vuelto a romper la cadera, me han operado y el segundo día después de la intervención ya estaba sentada en un sillón. Ha sido distinto», afirma Teresa que añade que llega una edad en que «las caídas son constantes».
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Salort explica que la poliomelitis implica la muerte de muchas neuronas. Pero lo que sucede es que otras motoneuronas de músculos cercanos apoyan al miembro que está enfermo. Pero con el paso del tiempo estas motoneuronas se van muriendo por el sobreesfuerzo y «lo notamos». Las caídas son frecuentes por la pérdida de fuerza, los músculos que funcionaban perfectamente se vuelven débiles y se siente un cansancio generalizado.
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Teresa Salort ha sido funcionaria toda su vida hasta que en 2012 no pudo más y tuvo que jubilarse por invalidez. «Te cuesta asearte, lavarte, vestirte y cuando llega el mediodía estaba agotada. Eso nos pasa», explica. Y señala que muchos enfermos con estos síntomas aguantan como puede en el trabajo. «Pensamos que lo peor había pasado. Y todo por lo que hemos luchado por integrarnos en la sociedad lo podemos perder», afirma esta enferma.
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El colectivo está defendiendo sus reivindicaciones desde 2016 con escaso éxito hasta el momento. «Cuando nos reunimos con representantes de la Conselleria de Sanidad alegan la baja prevalencia de la enfermedad», afirma Salort y sostiene que «estamos en una edad alta y parece que no vale la pena invertir en medios materiales y humanos».
Y en la situación en la que se encuentra es muy difícil hacer planes de un día para otro. «No sabes cómo te encontrarás. Si nos levantaremos con un dolor que nos impida casi movernos», aclara la afectada.
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