![Las 74 candidatas, tras llegar a Ibiza.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/09/22/candidatas-puerto-RSsS8XMauFvqfOFCAIpV7NP-1200x840@Las%20Provincias.jpeg)
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Tres actos desarrollados en 24 horas frenéticas. Dos de ellos, en alta mar. En los tres, 74 jóvenes de sonrisa amplia y fija. El sábado a las 19 horas se embarcan en el ferry Ciudad de Granada con un mismo sueño: ser la próxima Fallera Mayor de Valencia. En el primer acto de este viaje, la ida a Ibiza, es donde más afloran los nervios. Las aspirantes, maleta en mano, buscan sus respectivos camarotes sobre unos tacones de aguja ante los cuales algunas de ellas claudicarán en pos de la comodidad unas horas y bailes después.
Todas dan las buenas tardes y las gracias a cada una de las personas que se encuentran del servicio. La compostura y la cordialidad saltan a la vista; saben que desde el momento en el que embarcan están siendo observadas por un jurado que decidirá la próxima semana quiénes serán las trece afortunadas que nombrarán el próximo sábado en la Fonteta.
A bordo también está María Estela Arlandis y su corte de honor, quienes a diferencia de las demás, no llevan una tarjeta con un número que les identifica como aspirantes, sino que sobre sus prendas adorna un broche dorado que, de algún modo, simboliza su estatus y la libertad que éste le otorga para disfrutar de la noche sin presión –la misma que ya experimentaron hace un año–.
A priori, las candidatas parecen cumplir con la etiqueta marcada por la organización: vestido de cóctel. La presencia del escote bardot, las asimetrías y las mangas farol predominan en los estilismos y dan buena cuenta de las tendencias actuales. Otras, más originales, apuestan por contrastes de tejidos y colores arriesgados. Pero más allá de lucir un 'outfit' impecable, son conscientes de que saber ajustarse a la etiqueta es sólo uno de los muchos atributos que busca el jurado que se pasea entre ellas en el momento en el que arranca la cena de gala en Ciudad de Granada.
¿Recuerdan lo de la sonrisa amplia y fija? Sigue intacta, pero los ojos empiezan a delatar el nerviosismo de algunas de ellas, que a su vez tratan de mirar con disimulo a su alrededor para detectar si alguien del jurado las observa mientras ellas mantienen una conversación o piden una copa. Lo que para el resto de los mortales es un momento de fiesta y disfrute para ellas es una de las cribas que puede acercarles a esa ansiada llamada de la alcaldesa María José Catalá. Tras la cena, el protocolo es claro: nada de móviles por parte de la prensa. Algunas se retiran antes de que termine la fiesta, mientras que otras aguantan hasta la última canción. «A las cinco de la mañana tengo que levantarme para peinarme», dice una de las que ha podido contar con su peluquero en el viaje.
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Elísabeth Rodríguez
Así, en la mañana del domingo, las candidatas se visten de calle para realizar una excursión por Ibiza, el segundo acto que tiene lugar en tierra firme. Por su parte, la Fallera Mayor y su corte se enfundan el traje de valencianas para visitar el Ayuntamiento de la ciudad. Nada más atracar el barco, las falleras mayores de la isla están esperando en el puerto para recibir a María Estela Arlandis.
De nuevo, lo que para cualquier persona es simplemente un paseo turístico, para ellas sigue siendo parte de la prueba. Una guía les explica la historia del casco antiguo para concluir en uno de los miradores de la muralla, donde siguen las directrices de la organización para hacerse decenas de fotos y vídeos que luego se convertirán en un reel de Tik Tok e Instagram. Tres horas es el tiempo que han estado las candidatas en tierra firme. Una excursión exprés donde el jurado no ha dejado de observar.
El tercer acto arranca como el primero: embarcando. En la vuelta, donde las emociones están mucho más calmadas, la organización reúne a las candidatas para una charla a puerta cerrada a la que los medios no tenemos acceso. Sorprende ver la frescura de las chicas, pese a haber dormido apenas tres horas. La ilusión es un gran motor.
Tras una charla sobre indumentaria, la organización da paso al tiempo libre, donde las candidatas apuran las últimas horas antes de su regreso a Valencia. Ahora, la pelota está en el tejado del jurado, que en una semana deberá anunciar su veredicto.
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