Se vivirán horas muy complicadas en la provincia de Valencia en los próximos días. Horas, de nuevo, de mirar el cielo, los pluviómetros y, esperemos que ahora sí, los barrancos y las ramblas, para evitar que una riada silenciosa como la del Poyo vuelva a ... partirnos el alma. A las puertas de otra DANA que podría ser histórica (y para la que, por suerte, ahora ninguna precaución es poca), crecen las dudas respecto del funcionamiento del CECOPI y de los distintos organismos que lo conforman. Todos y cada uno de ellos, de distinta manera, quedan señalados. También los alcaldes, que han hecho un trabajo ímprobo estos días, pero que en la oscurísima tarde del 29 de octubre no dieron la voz de alarma.
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¿La CHJ?
No debería haber mucha duda respecto de si es la Confederación Hidrográfica del Júcar la encargada de vigilar los aforos de los barrancos. Tanto este organismo como Emergencias, la Delegación de Gobierno y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) forman parte del grupo de seguimiento de riesgo del comité asesor del CECOPI, cuya principal función es «evaluar la situación de riesgo y recabar los datos pluviométricos e hidrológicos necesarios para realizar el seguimiento» de la inundación, según el plan especial aprobado por la Generalitat en 2018. Además, como una de las funciones específicas del miembro de la CHJ presente en el comité está seguir la «evolución de caudales y situación de embalses en grandes ríos».
¿Quiere eso decir que el Poyo no forma parte de esa especial vigilancia, dado que no es un gran río? Es la gran defensa de la CHJ. Lo sabemos porque, cuando el plan explica la preemergencia, indica que en caso de decretarse la alerta hidrológica, lo que ocurrió a las 12.20 horas del martes 29 de octubre, la confederaciones hidrológicas «serán las encargadas de facilitar la información sobre la posibilidad de desbordamiento en las cuencas» salvo en el caso de los «barrancos y cuencas menores y en aquellos casos en los que la información sobre la posibilidad de inundaciones proceda de otros organismos o servicios, el Centro de Control de Emergencias contrastará la información con la Confederación Hidrográfica para determinar el ámbito territorial de afección de la alerta hidrológica».
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Álex Serrano López
De pregunta a pregunta. ¿Es, por tanto, el Poyo un barranco 'menor'? Pues la respuesta es que parece que sí, dependiendo de la hora. Hasta las 16.13 horas de la tarde del martes, no, porque la CHJ informa hasta en cuatro ocasiones de que el caudal primero sube y luego baja. Y luego, a las 18.43 horas, de que corren por la rambla cuatro Ebros. Si no era un barranco de especial importancia y su vigilancia, por tanto, depende de los ayuntamientos, ¿por qué sí informa la CHJ de su estado hasta que baja el caudal? ¿Dejó de ser importante porque, presuntamente, ya no corría agua por él? Además, cuenta con estación de aforo, en Riba-roja, y un pluviómetro en Chiva, algo de lo que no disponen barrancos evidentemente menores como el de la Saleta o el del Gallo, por ejemplo, que mueren los dos en el del Poyo.
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Y luego está la excusa de que son los ayuntamientos los que tienen que informar. Así figura en el plan especial de inundaciones, que indica que entre las funciones de los municipios está avisar de que los barrancos que van por sus términos municipales van crecidos: «Debido a las propias características orográficas de la Comunitat, a la rapidez y dinámica de las precipitaciones y a que en algunas cuencas no existen redes automáticas que proporcionen información sobre las precipitaciones o los niveles en los cauces, la participación de los municipios en la fase de seguimiento es fundamental en la operativa del Plan Especial». Luego iremos a ellos, pero resulta curiosa cómo el propio plan habla de cuencas en las que no existen aforos. No es el caso del del Poyo, insistimos a la puertas de otra DANA.
Pero es que, para más gravedad, en un comunicado difundido el 4 de noviembre, la CHJ dice del barranco del Poyo que está declarado como «área de Alto Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI) en el Plan de Gestión de Riesgos de Inundación de la cuenca del Júcar desde el año 2011». Entre la documentación del plan de gestión figura que ha habido al menos 99 (ahora 100) inundaciones históricas en el barranco del Poyo.
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«El barranco del Poyo, como todos los barrancos y rieras del bajo Turia, están categorizados como áreas de potencial riesgo de inundación y toda la información disponible puede ser consultada en los sucesivos planes de gestión», indica el texto.
Por si todo esto fuera poco. resulta que en el propio plan especial de inundaciones, se marca la rambla de Poyo-Pozalet-Saleta como una de las «cuencas principales» de la Comunitat Valenciana.
¿Emergencias?
Sí, claro, Emergencias, como máximos responsables del CECOPI, deben vigilar los aforos. Ellos tienen acceso al Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), como cualquiera que tenga Google, claro. El Centro de Coordinación de Emergencias, una vez decretada la prealerta, tiene entre sus funciones la «valoración de los registros de la red SAIH, con especial atención a las alertas generadas por la superación de los umbrales de precipitación». No se nombra, en este aspecto, a la CHJ, aunque desde la Generalitat insisten que la responsabilidad es de este órgano, representado en el CECOPI por su presidente, Miguel Polo. Este diario, por cierto, envió ayer preguntas a la CHJ, que no fueron respondidas.
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¿Los ayuntamientos?
Pues sí, estaría bien que los ayuntamientos informaran de que los barrancos de sus pueblos van desbocados. ¿Lo hicieron en la tarde del 29 de octubre? Algunos sí. En Loriguilla, su alcaldesa, Montserrat Cervera, explica que avisaron al 112 de que el barranco bajaba desbocado a las 18.16 horas, tras 29 minutos intentando contactar con el 112. A esa hora, hacía ya 16 minutos que se había caído un puente en Picanya, según el teniente de alcalde Guillem Tortosa. En Riba-roja no avisaron, aunque el primer edil, Robert Raga, sí acudió al polígono de la Reva a comprobar el estado de las empresas a las 15 horas y a las 18 ya les dijo que no salieran de allí. En Cheste avisaron a las 20 horas, cuando cayó uno de sus puentes. En Chiva no lo sabemos porque la alcaldesa, Amparo Fort, no ha contestado a las continuas llamadas de este diario.
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