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El centro comercial de Bonaire días después de la DANA. Macarena Soto

Así se vivieron los saqueos en el centro comercial Bonaire durante la DANA: «Llegó una marea de unas treinta personas dispuestas a arrasar con las tiendas»

Mientras miles de personas se habían quedado sin nada, otros se lucraban de la situación robando productos

Sara Bonillo

Valencia

Lunes, 9 de diciembre 2024

La DANA ha mostrado las dos caras de la moneda. Por una parte, la enorme solidaridad de millones de personas de todo el mundo que se han desplazado hasta la zona cero para aportar su granito de arena, y por otro lado, la parte más cruel del ser humano. Mientras miles de personas se habían quedado sin nada, sin un techo en el que dormir, y en algunos casos, sin un padre, madre, marido o hermano al que abrazar, otros aprovechaban para lucrarse de la situación robando productos.

Unas imágenes que a Héctor de La Vega, trabajador del centro comercial Bonaire, no se le borran de la cabeza. «Había trabajadores robando productos de otras tiendas. Y por si fuera poco, alardeaban de haberlo hecho. Incluso hacían selección de productos», explica indignado.

Una de las muchas tiendas que saquearon fue la de Geek Atmosphere, un negocio que se dedica a la venta de figuras temáticas. «Yo en ese momento no estaba allí, pero a mí me han contado cómo personas vestidas con el uniforme de un establecimiento de la zona se enseñaban entre ellos todo lo que habían conseguido robar», explica David Molina, gerente del local. Pero no conformes con ello, también arrasaron con todo el dinero que había en la caja. «Yo he ido a denunciarlo a la Policía, pero quiero ponerles cara y decirles la clase de personas que son», asegura David.

Sin embargo, no fueron sólo los trabajadores. A primera hora de la mañana, cuando el nivel del agua todavía era considerable, tres efectivos de seguridad que se encontraban en la entrada del centro comercial vieron cómo llegaba una marea de unas treinta personas dispuestas a arrasar con las tiendas. «Los de seguridad no podían hacer nada. Sin ir más lejos, en Zara, entraron por la puerta de emergencia y se llevaban burros en una furgoneta sin saber ni lo que había colgado», explica David, pidiendo que esto no quede en el olvido y que todas estas personas paguen por sus actos.

La noche en el centro comercial Bonaire

La situación dentro de Bonaire fue muy distinta a la que se vivió en el Factory Bonaire. Héctor se encontraba en su puesto de trabajo sobre las 20:00 horas cuando una fuerte ola reventó el escaparate. «Ningún seguridad vino a avisarnos. Nos dejaron tirados», explica.

Al ver cómo comenzaba a subir el agua, Héctor, al igual que muchos trabajadores, fue a sacar el coche del parking subterráneo. «Ahí ya estaba todo prácticamente inundado. Había unos 7-8 coches», detalla, desmintiendo así el bulo que circuló durante varios días en redes sociales en el que aseguraban que el parking era «un cementerio». Algo que se confirmó días después, cuando tras inspeccionar toda la zona, no se encontró ninguna víctima mortal.

Una vez sacó el coche, Héctor se dirigió hasta la primera planta del centro comercial, donde está toda la parte de restauración y los cines. Allí fueron alojadas unas 200 personas, entre clientes y trabajadores, a los que no abrieron las salas de los cines hasta las cuatro de la madrugada. «Había una familia con un bebé de meses y un niño de tres años y fueron incapaces de abrirnos alguna sala antes para poder refugiarnos del frío y descansar», asegura. La situación era de mucha incertidumbre, ya que según Héctor, «nadie nos informó en aquel momento de lo que estaba sucediendo».

Pasaron bastantes horas sin comida ni agua, ya que en un primer momento, el cine se negó a darles nada de comer. «Al final, desde un buffet italiano nos trajeron rosquilletas y algunas cosas para que pudiéramos comer algo», asegura. Fuentes de un centro de estética de Bonaire corroboran que el cine se negó a dar comida hasta que dos empleadas se pusieron en contacto con una cadena de televisión para contar la realidad de la situación. Sólo entonces dieron luz verde para repartir algunos productos que tenían a la venta.

Fue una noche muy larga ya que hasta las 8.00 horas muchos de los trabajadores no pudieron salir de allí y volver a sus casas para comprobar que su familia estaba a salvo. Momentos de mucha angustia que te hacen ver lo mejor y lo peor del ser humano.

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