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B. González
La Llosa de Ranes
Jueves, 23 de febrero 2023, 00:53
Dos medallas de oro y dos de plata. Con ese palmarés han vuelto los nueve ejemplares de canario que José Luis Tomás Giner ha presentado ... al Campeonato del Mundo de Ornitología. Con este son ya tres campeonatos del mundo los que gana este vecino de la Llosa de Ranes con una de sus variedades más premiadas, la 'phaeo rojo intenso'.
Se puede decir que el medallero que guarda en sus vitrinas le hace merecedor del título de mejor criador de canarios. No en vano, en diciembre pasado consiguió tres medallas en el campeonato de España, el oro también fue para ese ejemplar.
José Luis Tomás Giner lleva 40 años con esta afición. Comenzó desde muy niño, primero criando alguna tórtola, algún pollito hasta que se aficionó a los canarios. Actualmente tiene en su aviario 150 ejemplares de canarios phaeo en sus distintas modalidades, desde el campeón rojo intenso, pasando por el nevado o el mosaico.
En esta especie lo que se valora es el aspecto, no el canto. El cuidado debe ser extremo durante todo el año y, en especial, según explica, durante la época de muda, porque la pluma debe de estar en perfecto estado.
«El cuidado no consiste solo en ponerle comida y agua, deben estar siempre supervisados por un veterinario; darles complejos vitamínicos, desparasitarlos y vacunarlos anualmente y ponerles las bañeras para su limpieza», indica José Luis.
Es entre marzo y julio cuando comienza la temporada más compleja para el cuidado de estas aves, porque es el de la reproducción y la de la cría. Y es importante porque depende de cómo evolucionen esas crías, que se tenga un buen campeón o no. «Hay que estar pendiente de que la puesta sea correcta e ir cambiando los huevos para sacarlos adelante y en las mejores condiciones y luego estar pendientes de la crías», señala.
Y es que esas crías, a las que hay que cuidar con sumo esmero, como anteriormente exponía José Luis, son las que a partir de noviembre participan en los concursos. A partir del segundo año, ya cambian el plumaje y ya no son aptos para participar.
«Se busca que cada ejemplar se asemeje a los estándares establecidos por la escuela de jueces y entre los criterios que se tienen en cuenta están, además del color, el plumaje, la talla, la postura o la forma del pájaro», explica, por lo que el trabajo es diario e intenso.
A pesar de lo gratificante que es no solo el proceso de la cría y del cuido, sino los reconocimientos que, como en este caso, se puedan conseguir, no se puede hablar de que ésta sea una afición barata. José Luis sufraga los gastos con los ejemplares que vende. «Conseguir premios te garantiza que grandes criadores se interesen y siempre tienes más opciones de vender pájaros a mejor precio», asegura. Él ha enviado ejemplares a distintas partes de Europa, de España e incluso a Estados Unidos.
No obstante, pese al trabajo y el prestigio, el dinero que se mueve en el sector no es el de otras competiciones. Lo más que le han llegado a pagar son 500 euros que invierte en el mantenimiento de sus pájaros. Las transacciones las realiza a través de internet gracias a la ayuda de unos de sus hijos que es traductor y que le facilita mucho realizar la venta.
El aviario que tiene en casa de su madre, donde comenzó su afición, en un local que incluso tiene insonorizado para evitar molestar al vecindario. José Luis continuará con esta afición hasta que pueda atender a sus ejemplares. A sus hijos no les ha picado el gusanillo de la ornitología, por lo que, llegado el momento, no le quedará más remedio que venderlos. Mientras tanto, continuará trabajando para seguir ampliando el palmarés y llevar el nombre de la Llosa de Ranes por todo el mundo.
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