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B. González
Xàtiva
Lunes, 7 de febrero 2022, 22:35
En las comarcas de la Canal de Navarrés y la Costera quedan una decena de apicultores, según los datos de la Conselleria de Agricultura respecto a los que han solicitado la ocupación de montes públicos. Algunos otros que no están en esa cifra han declinado presentarse a las subastas al contar cada año con menor número de colmenas. Gran parte del problema está en el cambio climático.
"El año pasado perdimos el 80% de las colmenas. De 1.900 que teníamos ahora nos quedan 500". Son los datos de Gustavo Loscos, un apicultor de toda la vida de Bicorp, que asegura que se plantea dejar esta actividad familiar. "Mi padre ya se ha jubilado y mi hermano ha decidido dedicarse a otra cosa, yo no sé lo que podré aguantar más", subraya.
Su empresa familiar es una de las que apostaron por envasar y comercializar su propia marca 'Bimiel', aunque también vende a granel. Por una parte está el precio que se paga, si bien reconoce que el año pasado al haber poca cantidad subió un poco; pero también están el cambio climático y la baja efectividad de los productos que actualmente existen en el mercado.
"En cuatro días nos las llevamos a Ciudad Real", apunta Gustavo. Y es que, al igual que la mayoría de los apicultores de la provincia, la trashumancia es otra de las maneras de subsistir. "En Bicorp solo pasamos el invierno, luego vamos buscando la primavera y vamos cambiando de lugar".
Es el mismo argumento de Francisco Rey, apicultor también de toda la vida de Navarrés que se prepara también para recorrer toda España en busca de la supervivencia de sus abejas. Madrid, Córdoba, Ciudad Real, Cuenca o Teruel son algunas de las provincias que estará en los próximos meses.
"La situación está cada vez peor porque antes no se nos morían la mitad de las abejas como ahora. Hay que estar muy encima de las colmenas y aún así es difícil", explica. Cuenta con cerca de un millar de colmenas que, hasta que inicia su periplo por España, mantiene en monte público y también en terrenos de propiedad privada cedidos.
Francisco tiene 55 años y quiere seguir viviendo de la apicultura, una actividad con la que se crio, y para ello también creó su propia marca 'Navamiel' que vende directamente al consumidor y sin intermediarios para sacar todo el beneficio.
También apunta al cambio climático como principal causante de esta pérdida. "Las abejas no saben si es primavera o invierno, porque hoy hace 20 días y mañana la temperatura baja más de diez grados", subraya y apunta también a las plagas y enfermedades y al hecho de que "los tratamientos que eran efectivos antes han desaparecido del mercado y los de ahora no son eficaces".
Una de las principales enemigas es la varroa, un ácaro que afecta tanto a la cría como a las abejas adultas. Esta provoca que muchas abejas se vayan y dejen a las larvas desprotegidas y al final estas terminan por momificarse o como popularmente conocen como "pollos escayolaos".
Vicente Martínez llama a ese abandono de la colmena "despoblación". El es un apicultor relativamente nuevo de La Font de la Figuera. Relevó a su suegro en la actividad hace unos 7 u 8 años y le ha tocado vivir una época no muy buena. "La experiencia está siendo regular tirando para mal". Los largos periodos de sequía unido a la afección de la varroa están haciendo que cada vez pueda obtener menos miel.
Dispone de 150 colmenas que también va moviendo por diferentes provincias del país buscando buen tiempo. "Antes montabas una colmena y duraba todo el año, ahora tienes que ir buscando zonas más frescas", señala y pide a las administraciones, al igual que sus compañeros, tratamientos más eficaces.
"Tenemos tratamientos subvencionados por la Conselleria para tratar en invierno las larvas, pero cuando llega la época las abejas se reproducen mucho pero como no se puede acabar con la varroa se pierden muchas", demanda.
La venta de miel que realiza es a granel y, como en todo, dice, todo depende de la oferta y la demanda. El año pasado al haber poca se pagó un poco más. Así, la miel de naranjo y romero se paga a unos 5 euros el kilo a granel. "A pesar de lo difícil de la situación, vamos a intentar no dejarlo", manifiesta.
Y es que, según el informe elaborado por AVA-Asaja, en 2021 la producción de miel sufrió una merma del 15% debido a las adversidades climáticas y a la elevada mortandad de abejas. Los precios en origen no acaban de cubrir los costes de producción a causa del continuado aumento de las importaciones procedentes de países terceros, especialmente Ucrania, con un 30% de la cuota de mercado y que entró con un precio medio de la miel de 1,53 euros el kilo, cuando el coste medio de la producción ronda los 3,5 y los 4 euros por kilo.
En estas dos comarcas, en la última subasta que se realizó de monte público para asentamiento apícola gratuito hasta agosto de 2024, se pusieron a disposición cuatro montes: La Matea o Coto del Conde, en Enguera; El Alambín, la Solana y Casa del Alto en Quesa; Santis en Bicorp y Cantallar en Xàtiva, con un total de 18 concesiones.
En la comarca de la Vall d'Albaida, por su parte, hay 17 apicultores registrados en la Generalitat y las concesiones que se realizaron para los próximos tres años fueron 10 en l'Ombria y la Solana de l'Est, entre Ontinyent y Fontanars dels Alforins y la Solana del Oeste en Fontanars.
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