Sin toga pero con toda la autoridad
Antonio Francisco Ramón ejerce de juez de paz en La Granja de la Costera ·
Trabajó de vigilante de seguridad y desde febrero actúa como fedatario civil y media en los conflictos que surgen entre los vecinosAntonio Francisco Ramón ejerce de juez de paz en La Granja de la Costera ·
Trabajó de vigilante de seguridad y desde febrero actúa como fedatario civil y media en los conflictos que surgen entre los vecinosB. gonzález
La Granja de la Costera
Miércoles, 2 de junio 2021, 23:34
Es un hombre campechano. Nacido en el pueblo donde, dice, que también morirá y donde conoce muy bien a cada uno de sus 295 habitantes. No lleva toga y su aspecto nada hace pensar que sea la persona encargada de impartir justicia, o al menos ... procurar guardar la armonía en el municipio.
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Antonio Francisco Ramón es un jubilado que se presentó como candidato a juez de paz del pequeño municipio de la Granja de la Costera y que apenas lleva dos meses en el cargo, puesto que tomó posesión en marzo.
«Pensé que valía para esto porque me llevo bien con todo el mundo», afirma. Lo que no se esperaba es que en un pueblo tan pequeño hubiera tanto trabajo. «Todos los días hay algo, lo que menos nacimientos (solo hay 8 niños en el colegio)», explica y apunta con ganas de poder realizarlo es «aún es pronto para casar a alguien, que también puedo hacerlo».
Según el Reglamento 3/1995, de 7 de junio, de los Jueces de paz, para ocupar este cargo son requisitos ser español, mayor de edad y no estar incurso en ninguna de las causas de incapacidad que establece el Poder Judicial. No tienen que pertenecer a la carrera judicial ni tan siquiera tener la carrera o el grado de Derecho.
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De hecho, Antonio Francisco toda su vida ha trabajado como vigilante de seguridad. «Durante 35 años he trabajado en este oficio y sé muy bien de qué va este cargo», dice
Apunta que él sí tuvo que prestar juramento, «ahora a los vigilantes no se les consideran agentes de la autoridad». En su currículo consta que escoltó en uno de sus actos al Rey Juan Carlos I y al presidente Aznar.
En estos tres escasos meses que lleva ejerciendo como juez de paz, Antonio se ha dado cuenta de su papel como fedatario y mediador de conflictos. «Denuncias atiendo muchas, principalmente de vecinos que se quejan por los ruidos de otro».
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Además, explica que la coyuntura actual en el municipio es de mucha crispación por los sucedido en las elecciones pasadas. «El pueblo está muy dividido y el ambiente está enrarecido», explica. Cabe recordar que el PP se hacía con la alcaldía después de que el proceso tuviera que repetirse tras detectarse irregularidades en la composición de la mesa y con la diferencia de un voto entre los dos candidatos (el otro del PSPV).
Así que al juez de los tres nombres, Antonio Francisco Ramón, que también fue concejal, le esperan cuatro años de intenso trabajo, intentando calmar las aguas y avenir a sus vecinos. «Lo que me gustaría es que cuando me vaya la gente diga de mí que hice bien mi trabajo», sentencia, nunca mejor dicho.
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