–Lo primero que le quiero preguntar es cómo recibió el Premio Hortensia Roig de Literatura Infantil...
–Fue un momento muy divertido porque yo estaba a cinco minutos de entrar al examen de una oposición. Recibí la llamada de Hortensia Roig y la verdad es que me quedé en shock. Luego entré en el examen y estuve unos minutos con los nervios a flor de piel, pero me dije a mí misma: ya gestionaras esto luego. La verdad es que no me esperaba ganar, no era mi intención. Yo buscaba implicarme en algo que en ese momento me hiciera feliz y por eso me puse a escribir.
–¿Era una necesidad plasmar esta historia en forma de novela infantil?
–Vi la convocatoria y pensé que quería hacer algo que entretuviera a los más pequeños. Esta es mi primera novela infantil de ficción. Había escrito alguna cosa pero no así.
–¿Por qué tenía que contar la historia de Clara?
–Lo hice pensando en la niña que fui. Quería contar que una idea muy concreta: rodéate de las personas adecuadas, quiérete, confía en ti... Y yo quería impulsar a los niños, y sobre todo a las niñas, a que confíen en ellos y que estudien lo que quieran porque pueden ser lo que quieran en el futuro.
–¿Ganar este premio le ha hecho plantearse iniciar una senda en la industria literaria?
–Sí que tengo ideas en el cajón. Pero ahora me apetece vivir todo lo relacionado con esta novela. Si te soy sincera, los niños que ya la han leído están reaccionado muy bien. Así que de momento voy a ver lo que me depara el futuro.
–Es escritora, pero trabaja como gestora y mediadora cultural, también es música, estudió Derecho... ¿De dónde le viene la pasión por el arte y la cultura?
–Es verdad que estudié Derecho pero también he cursado otras áreas como la pedagogía y la musicología. Al final, todas ellas promueven la mejora de la sociedad a través del arte. En casa, mis padres, que son unos melómanos empedernidos, siempre nos inculcaron a mis hermanos y a mí la pasión por el arte. Con cuatro años, yo comencé a estudiar piano. Seguí en el conservatorio y luego en el conservatorio superior hasta el Grado universitario. Es verdad que a lo largo de los años, mi profesión ha ido variando. Pero tenía claro que quería ayudar a la sociedad, mejorarla a través de la cultura. Creo que el amor por la cultura ha sido algo orgánico en mí y en mi casa jamás me han dijeron que no me dedicara a ello.
–De ahí que sea gestora y mediadora cultural en el ámbito de lo público...
–Lo público es muy importante. Es esencial fomentar la cultura desde lo público. El pueblo, por así decirlo, la necesita. La cultura genera riqueza, en lo económico pero también por lo que promueve.
–Valencia vive unas semanas sumida en la tristeza por la tragedia de la dana. ¿Puede ayudar la cultura a sanar, a reconfortar, en momentos de tanto dolor?
–Lo acabas de decir. La cultura es senadora. Nos ayuda a conocernos mejor pero también a pensar en los demás, a ponernos en su lugar. Y también a hacer preguntas. En momentos como los que hemos pasado, la cultura nos da también la capacidad de expresarnos.
–No puedo evitar preguntarle por la situación de la cultura en Valencia. ¿Me radiografía el estado actual del sector en la Comunitat?
–La cultura valenciana tiene unas posibilidades maravillosas, es ejemplo de creatividad y tiene mucho valor. Pero he de decir que muchas veces, nosotros mismos nos hacemos pequeños, nos hacemos de menos frente a otras regiones. Y no debería ser así. Aquí hay grandes profesionales. Por ejemplo, grandes músicos valencianos en orquestas y formaciones de otros países demuestran que en esta tierra hay mucho talento.
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