![Andrés Trapiello: «La única manera de combatir la vaciedad de España es cultivar el espíritu»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/09/Trapiello-RTeo2ORfhYZpkzek9quojFK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Andrés Trapiello: «La única manera de combatir la vaciedad de España es cultivar el espíritu»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/09/Trapiello-RTeo2ORfhYZpkzek9quojFK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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El escritor Andrés Trapiello ha visitado Valencia esta semana. Ha pasado por la capital del Turia para inaugurar la exposición dedicada al pintor Eduardo Rosales, un artista al que admira y que ahora se muestra en el Casino de Agricultura de la capital del Turia ... en una propuesta impulsada por la Fundación El Secreto de la Filantropía, que preside Luis Trigo. Trapiello habla con LAS PROVINCIAS de muchas cuestiones que atañen a la historia, a la memoria y, en definitiva, a la realidad de España, cuestiones esenciales en su literatura. El autor de obras como 'Madrid', 'Las armas y las letras: literatura y Guerra Civil', 'El rastro' o esas memorias literarias tituladas 'Salón de pasos perdidos', entre otras, defiende la Transición como periodo único de la historia de España al mismo tiempo que cuestiona la conveniencia de recordar demasiado, sobre todo cuando se aplica la memoria de manera selectiva. Una conversación de calado en la que muestra su inquietud por la demagogia que se aplica para abordar las cuestiones que afectan a la España vacía, y que cuando se le pregunta si Valencia tiene una novela de su pluma, asiente para afirmar a continuación que las novelas las llevan dentro las personas.
-¿Qué le trae a Andrés Trapiello a Valencia?
-He sido invitado para hablar de una exposición maravillosa que creo que será la más novedosa de Eduardo Rosales. Es una maravilla de exposición, como una muestra de cámara, escogidísima. Es el trabajo de toda una vida de un coleccionista, que es Rafael Gil. Esto se nota, las colecciones no se improvisan, y no sólo se hacen con dinero. Se hacen con muchísima paciencia y amor, el dinero da un poco igual. Rosales por fortuna para quien nos gusta, nunca ha sido muy cotizado. Como decía Gaya, es el último pintor clásico y el primero moderno. Vengo a asistir a este momento que es único ante una exposición memorable, nunca había visto una muestra de Rosales tan escogida, tan de cámara. Es como un cuarteto de Beethoven
-Ya que hablamos con el escritor en Valencia, ¿tiene Andrés Trapiello una novela para esta ciudad, ve una novela en Valencia?
-Las historias están en todas partes. ¡Cómo no va a estar en Valencia! Si yo soy de León y las hay, cómo no va a haberlas aquí. Ya decía Galdós que por doquier adonde el hombre vaya lleva consigo su novela. Las novelas no es que las tengan las ciudades, las llevamos las personas, todas tienen consigo una novela. Lo da el sitio y las personas. Tengo setenta años y he escrito setenta libros, si te parece que echas en falta una de Valencia me apunto, por darte gusto.
-Ahora que nos encontramos en periodo de elecciones, ¿la cultura y con ella la literatura es de izquierdas o de derechas?
-La cultura no es ni de izquierdas ni de derechas. Si es verdad que el tablero, como diría Cayetana Álvarez de Toledo, está inclinado hacia la izquierda, pero no sólo en España. Hay una especie de idea general, no sé con cuánto fundamento, de que la cultura es de izquierda. La inmensa mayoría de artistas, pintores, músicos, etcétera, por lo menos se dicen de izquierdas. Pero las obras no distinguen de eso. No podría decir si una novela de Baroja es más de izquierdas o más de derechas que una de Cunqueiro. Sí hay una cierta idea, lugares comunes, que se ha repetido. Si nos referimos al pasado hay muchos de esos lugares comunes que ha habido que deshacer. Yo escribí un libro en el que trataba de hilar fino sobre este asunto, 'Las armas y las letras en la Guerra Civil Española». Al final lo importante no es tanto la adscripción política del escritor, como la obra que han dejado. El marchamo de izquierdas es más prestigioso, eso salta a la vista. Yo creo que no responde a una realidad objetiva ni mucho menos. En ese sentido yo no sé si soy de izquierdas o de derechas, lo que quiero es escribir los libros que hago lo mejor posible.
-¿Nos faltan ideas y nos sobra ideología tal vez?
-Las ideas tienen que responder a un cierto poso, un cierto reposo, y vivimos en un mundo que no las propicia. Vivimos todos de manera tan acelerada que las ideas a menudo tienen caducidad muy corta. Las ideologías se fundan básicamente en estereotipos, en eso que llaman ideas recibidas que son los lugares comunes. Las ideologías llevan inmediatamente al sectarismo y este acaba siempre en una falta de libertad absoluta que es lo contrario de lo que necesita un escritor, un artista para hacer su obra. Cuando hay ideología de por medio uno acaba haciendo no tanto arte como propaganda, una especie de estetización de la política, o politización de la estética; eso es un arte bastante efímero.
-Usted, que tiene su origen en un pequeño pueblo de la provincia de León, ¿ahora que se habla tanto de la España vacía, se cree todo ese movimiento mediático y la palabrería política realmente nos va a salvar de ese vacío?
-La España vacía es un hecho, hay una gran parte que se vacía y que la vida en los pueblos es muy dura, siempre lo ha sido. Pero hacer demagogía con esto es muy difícil. Yo me remitiría siempre al trabajo que hizo con la España vacía de su momento la Institución Libre de Enseñanza. La única manera de combatir la vaciedad de España es el cultivo, en su doble acepción: que el campo produzca, pero sobre todo el cultivo del espíritu. Lo que no podemos hacer es que en la España vacía vivan con iconos, modelos y vida de ciudad. Eso es inviable, no puede haber museos de arte contemporáneo en localidades de dos mil habitantes. Hay mucha demagogia con esto y se venden modelos inaplicables a la España rural o vacía, que a veces no necesita ese tipo de modelos si finalmente tú, como en su día hizo la Institución Libre de Enseñanza con las Misiones Pedagógicas, llevas el Museo del Prado, el mejor teatro o la mejor literatura. Pero esos movimientos todavía no los he visto en quienes quieren redimir a la España vaciada de cierto adocenamiento o desertización cultural. Esos movimientos de la Institución Libre de Enseñanza no los he visto, y yo me sumaría inmediatamente a ellos porque me parecen necesarios.
-¿Los españoles conocemos lo suficiente nuestra historia?
-No menos que otros. Con esto no hay que fustigarse. La gente conoce lo que conoce. También circulan muchas mentiras y no sólo en España, también ocurre en Francia, en Estados Unidos. Hay que pensar sobre uno mismo, hacer autocrítica, esmerarse, estudiar, meditar. La gente conoce muchas cosas; es cierto también que desconoce otras. Y hay gente que a río revuelto intenta obtener cierta ganancia, por ejemplo con la memoria histórica. Los españoles hasta ahora conocen lo que necesitaban para hacer la Transición y en ese caso, puesto que la Transición salió muy bien, conocían lo que tenían que conocer e ignoraban lo que tenían que ignorar porque no querían volver a ello. Recordaban exactamente lo que Nietzsche decía: Un exceso de memoria daña la vida. Si tú recuerdas demasiado, colapsas. Los propios recuerdos te impiden dejar lastres, rencores y resentimientos. Pero si lo que estás resucitando son los rencores y los resentimientos, una parte de la historia, y la otra te parece que ya está hablada, circulada, al final una vez más colapsas la vida española, como hemos visto estos cuatro o cinco últimos años en España.
-¿Hemos mitificado la Transición o todavía tenemos mucho que agradecerle?
-¿Cómo vamos a mitificar la Transición si vivimos de ella maravillosamente? Hemos tenido el periodo más próspero, pacífico, equitativo, libre, justo de toda la historia de España desde los Reyes Católicos. ¿Cómo vamos a estar pensando que esto ya se ha pasado? ¿Qué es mejor el movimiento 15-M? Por favor. hay que ser serios en este tipo de cosas. Hablamos de adanismo, no puedes estar cinco minutos en la alcaldía de Madrid y poner una placa en la Puerta del Sol al movimiento 15-M exactamente igual que la placa del Dos de mayo. Hombre, no. Esto es un poco de chiste.
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