Francisco Javier Amérigo (Valencia, 1842-Madrid, 1912) fue un maestro. Un genio de la pintura. También, un artista valenciano casi en el olvido. Desconocida también ... su faceta de creador de bocetos para alfombras y tapices. Es más, pasará a la historia por ser el artista que recibió el encargo de recuperar unos cartones que el mismísimo Francisco de Goya diseñó para la Real Fábrica de Tapices. Esos bocetos, casi destrozados, fueron reinterpretados por Amérigo, quien les dotó de mayor luminosidad y que, además, ahora se han restaurado para mostrar la majestuosidad del arte que se lleva a las alfombras, a los tapices, a las joyas que la institución crea gracias a sus maestros artesanos.
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Y ahora, además, esos cartones, de nombres 'Las floreras o La primavera' y 'La vendimia o El otoño' han recalado en Valencia, en el Museo de la Seda, en una exposición que, por primera vez, muestra en la capital del Turia los tesoros de la Real Fábrica de Tapices. Pero no sólo Amérigo cobra relevancia como maestro del tapiz y la alfombra. La centenaria entidad ha querido reivindicar en la ciudad a otros cuatro artistas de la Comunitat que forman parte de la Real Fábrica de Tapices. La exhibición 'Real Fábrica de Tapices: 300 Años de Historia. Cinco artistas valencianos en la Real Fábrica de Tapices' también se rinde a Mariano Salvador Maella, a Manuel Benedito, a Manolo Valdés y Elena del Rivero.
En la exposición se muestran, precisamente, dos cartones inéditos de Francisco Amérigo sobre esas obras que Goya creó para la entidad. Son piezas que se han recuperado y que presentan la maestría del valenciano a la hora de copiar los diseños del genio aragonés. Sin embargo, no es el único artista valenciano que ha influido en las creaciones de la Real Fábrica de Tapices. El primero de ellos fue Mariano Salvador Maella (Valencia, 1739- Madrid, 1819), quien precisamente junto con Goya y Francisco Bayeu formaron la santísima Trinidad de creadores que trabajaron para la fábrica.
Maella fue uno de los creadores más sobresalientes de la institución. Fue cartonista y llegó a ser el director artístico de la Real Fábrica, diseñando joyas como 'Pescadores napolitanos', una serie de cartones que se pueden ver en esta muestra que estará en el Museo de la Seda hasta el 12 de enero. Además, la exposición reúne una selección de 70 piezas de la entidad como tapices, alfombras, reposteros, documentación gráfica de su archivo histórico, utensilios para fabricación y restauración de textiles, fotografías y carteles explicativos.
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Como han señalado los responsables de la exposición, quizás uno de los mayores defensores de la Real Fábrica de Tapices fue el pintor valenciano Manuel Benedito (Valencia, 1875-Madrid, 1963), cartonista y diseñador y quien, además, hizo que su discurso de entrada en la Academia de Bellas Artes de San Fernando versara sobre 'El porvenir de la Real Fábrica de Tapices y Alfombras de Madrid'. Un hecho que ayudó a afianzar el prestigio de esta entidad. Es más, Benedito fue nombrado asesor de artístico de la manufactura y llevó a cabo numerosas obras que han servido como referencia a los maestros cartoneros. 'La vuelta de la montería' es uno de esos diseños que el valenciano firmó y que se pueden ver en la exposición.
Ya en la época moderna, en el arte contemporáneo, la muestra fija la mirada en Manolo Valdés, el artista valenciano más codiciado de la actualidad y que ha creado una gran pieza para el futuro parador de Veruela. En la actualidad, este gran tapiz para el que se tintaron, lavaron y secaron lanas merinas, se encuentra en el Parador de Lerma. Finalmente, de la valenciana Elena del Rivero se muestra cómo el tapiz llega al siglo XXI gracias a una pieza realizada por esta autora valenciana.
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Junto a la presentación de las obras de estos artistas valencianos, la muestra realiza un acercamiento a la historia y la actividad desarrolladas por la Real Fábrica de Tapices, donde muestran auténticos tesoros realizados con centenarias técnicas. Es más, se permite observar desde cómo se hace un tapiz a los dos nudos que se emplean manualmente: el español y el turco. Para que el espectador de la muestra se haga una idea, para un metro cuadrado de una alfombra de nudo turco se tarda una semana y se requieren de unos 20.000 nudos. Este pequeño trozo tiene un coste de 1.400 euros (el m2). En el caso del español, cuesta dos semanas realizar un metro cuadrados, conformado por 72.000 nudos y su precio es de 2.500 euros.
Para el director general de la Real Fábrica de Tapices, Alejandro Klecker de Elizalde, esta exposición «pone en valor el trabajo de cinco pintores de la Real Fábrica de Tapices nacidos en Valencia». «Además, es una conexión entre el tapiz y la seda, uno de los principales materiales que se utilizan para tejerlos. Esta muestra contribuye a proteger y divulgar un patrimonio textil único, dado que hay un gran desconocimiento de la seda. España fue pionera en la introducción de la seda que, desde China llegó en el siglo VIII», según Klecker. Una idea que ha reforzado el presidente de la Fundación del Colegio del Arte Mayor de la Seda, Vicente Genové. «Hoy es un día en el que, desde la Fundación y Colegio del Arte Mayor de la Seda, nos sentimos muy orgullosos y felices». «Tenemos el honor y satisfacción de poder inaugurar esta exposición en la que podemos apreciar el arte, historia y cultura que la Real Fábrica de Tapices atesora, a través de la ventana mágica que nos da nuestro Museo de la Seda».
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La muestra se ha inaugurado este jueves ante numerosos rostros de la vida social, política y cultural de la ciudad que no han dudado en apreciar la llegada a Valencia de los tesoros de la institución que fundó Felipe V en 1721. La alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, ha subrayado que «la seda y el arte son dos elementos centrales del hilo conductor de la historia y la cultura de Valencia y el tapiz es el lugar donde los dos se dan la mano». La alcaldesa ha recordado que el Colegio del Arte Mayor de la Seda se encuentra «en el barrio de Velluters, donde nos encontramos y que es cuna del gremio sedero que fue referente en todo el mundo, o el testimonio de la propia denominación de una de los grandes iconos de la ciudad y del Siglo de Oro: la Lonja de la Seda«.
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