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Beatriz Argüello Sergio Parra
Beatriz Argüello: «No debería ser incompatible ser religiosa y de izquierdas»

Beatriz Argüello: «No debería ser incompatible ser religiosa y de izquierdas»

Llega a La Rambleta con 'Carmen, nada de nadie' este viernes 21 de febrero, una obra sobre Carmen Díez de Rivera, figura clave en la Transición

Viernes, 21 de febrero 2025, 01:26

Beatriz Argüello se sube a las tablas de La Rambleta este viernes 21 de febrero para ponerse en la piel de Carmen Díez de Rivera, jefa de gabinete de Adolfo Suárez y una figura clave en la Transición Española que, como suele ocurrir con las mujeres relevantes, la historia a apartado a un segundo plano. La obra está dirigida por Fernando Soto y escrita por Justo Tallón y Miguel Pérez. Hablamos con Argüello sobre Díez de Rivera y el mundo de la actuación.

–¿Hasta qué punto fue importante Carmen Díez de Rivera para el establecimiento de la democracia?

–Fue impulsora del camino a seguir. Promovió la legalización de partidos políticos. Era una mujer muy preparada, hablaba varios idiomas, era sumamente solvente y de convicciones e ideales progresistas. Una mujer vehemente y luchadora que, por desgracia, se ha quedado en la sombra, como le ha ocurrido a tantísimas otras mujeres de la historia. En esa época, ella era la única en un mundo de hombres.

–Se oye mucho eso de que hacen falta más mujeres en política.

–Es algo necesario en todos los ámbitos de poder. La igualdad real llegará cuando las mujeres que lleguen al poder no hayan tenido que renunciar a todo para hacerlo. Las mujeres siguen teniendo que demostrar que son capaces constantemente. Esa vara de medir no la tiene el hombre.

–Francisco Umbral la llamó 'la musa de la Transición'. No veo a ningún político al que le hayan puesto un apelativo similar.

–Ella era muy amiga de Umbral, pero no le gustó nada aquel adjetivo, la cosificaba. Ella se reveló contra todo eso. Era una mujer hermosísima, de ojos azules, pelo rubio, alta… Venía de la aristocracia madrileña, de un ámbito fascista. Se crió entre algodones en medio del Régimen. Y de pronto rompió con todo y se hizo progresista. Siguió siendo católica toda su vida. Para ella no era incompatible ser religiosa y de izquierdas. No debería serlo para nadie. Hay que matizar al ser humano, no reducirlo a la simpleza. Era una adelantada a su época. Nunca después ha vuelto a haber otra mujer en su puesto.

Beatriz Argüello Sergio Parra

–Ha hecho muchísimo teatro, desde el año 92 ¿Cómo ve la situación del sector?

–Ahora, en Madrid los teatros están funcionando bastante bien, hay más necesidad de lo directo por parte del público. Pero lo que se echa de menos son las giras tan importantes que se hacían antes. Cuando yo empecé, me iba un mes a Barcelona, pasaba temporadas enteras en Madrid… Había más entramado de compañías, se giraba mucho más. Eso se está perdiendo. El teatro tiene muchísimo trabajo detrás, como para hacer una obra solo tres días en un lugar. Es una pena, la verdad.

–Usted viene de la danza, lo que muchas veces es una experiencia añadida a la hora de moverse por el escenario como actriz. ¿Qué le aportó que haya aplicado a la actuación?

–Lo bueno de la danza para la actuación es que te ayuda a conocer tu cuerpo, que al final es tu instrumento de trabajo y hay que conocerlo igual que un violinista conoce su violín. El actor debe resolver en movimiento expresivo lo que su personaje le demanda. Debe tener una relajación adecuada y una tensión lógica ante el conflicto. Cuanto más conocemos nuestro instrumento de trabajo más libres somos a la hora de encarnar una fisicidad concreta. Carmen Díez de Rivera era una mujer mucho más vehemente que yo, así que debo estar preparada para regalarle al personaje toda esa energía.

–Da la sensación de que las plataformas potencian muchísimas series y pelis de baja calidad, que huyen un poco de todo este proceso actoral del que habla…

–Hay cierto intrusismo, pero solo en el audiovisual. El teatro es más crudo, necesitas una técnica más depurada para defenderlo. Debes saber proyectar la voz, articular palabras de forma determinada, ejercitar tu energía… No desmerezco para nada las series, pues el germen del trabajo al final es el mismo, pero la ejecución es diferente. Y también está habiendo una cinematografía potentísima en España. 'Querer', 'Los años nuevos', 'Celeste'... Se están narrando otras realidades, está habiendo un cambio en la manera de abordar la ficción desde un punto de vista que tiene más en cuenta los ecos de la sociedad. Se está haciendo esto más que antes.

Beatriz Argüello Sergio Parra

–Aitana Sánchez Gijón decía que pasados los 40 empezaron a dejar de llamarla y pasó de ser la chica de la peli a la madre de la chica de la peli. ¿Esto le ha ocurrido?

–Sí. Llega un momento en el que, de la noche a la mañana, te ponen hijos. Pasas de una cosa a otra muy rápido. Aunque también es cierto que se apuesta cada vez más por dar oportunidades a los jóvenes. Y que hay mayor sensibilización para entender y contar historias de mujeres más mayores que son muy interesantes, incluso más que los temas de la juventud. Esas vivencias son quizás más ricas, más dramáticas si quieres, o incluso mejores para una comedia. Y bueno, la experiencia de las actrices mayores es muy superior, así que a nivel artístico también se puede ganar mucho.

–Va a por su cuarto montaje como directora, con 'Viejos tiempos'. ¿Cómo lleva la dirección?

–Es un trabajo completamente distinto. Todo un proceso (ríe). Pero me apasiona. Trabajar con los actores, desarrollar la propuesta de dramaturgia, la estética… Todo el proceso es muy enriquecedor.

–¿Y con qué se quedarías? ¿Con la dirección o la actuación?

–Ahora mismo me atrae muchísimo la dirección, pero el escenario me tira una barbaridad. Si estoy una temporada sin actuar ya siento las ganas. Espero no dejar las tablas nunca, en la medida que me sea posible.

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