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'Retrato de la tiple Isabel Bru', de Sorolla, se exhibe desde hoy en el Bellas Artes de Valencia. lp

El Bellas Artes retoma su apuesta por Sorolla

La pinacoteca exhibe a partir de hoy el retrato de Isabel Bru en su colección permanente | El museo, que posee casi medio centenar de piezas del maestro de la luz, potenciará la pintura valenciana en su futura reordenación artística

Carmen Velasco

Valencia

Lunes, 17 de mayo 2021, 23:11

Algunas obviedades. La primera: la pintura valenciana de entresiglos (finales del XIX y principios de XX) no se reduce sólo a Joaquín Sorolla. La segunda: el Museo de Bellas Artes de Valencia está llamado a ser el museo de referencia del pintor en la capital ... del Turia. Estas dos premisas básicas no evitan una relación irregular entre las instituciones públicas valencianas y Sorolla. Un ejemplo: el president de la Generalitat, Ximo Puig, anunció en octubre de 2016 desde La Habana una exposición con los sorollas de Cuba. De la futura muestra poco se sabe salvo el viaje a la isla de responsables de la Dirección General de Patrimonio y Cultura, los mismos que pusieron fin en marzo de 2019 la sala Sorolla del San Pío V. El cierre del espacio se realizó con Margarita Vila como directora provisional. Los fondos del espacio exclusivo formaron parte de la muestra temporal 'Sorolla y su tiempo', que, a la espera de que el Ministerio de Cultura apruebe, licite y materialice el plan museográfico, se ha convertido en exposición permanente y continúa expuesta en el edificio Pérez Castiel.

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¿El Bellas Artes hacia dónde dirige ahora su relación con Sorolla? Hoy celebra el Día Internacional de los Museos con la presentación del retrato de Isabel Bru. La pieza sorollista es una de las primeras adquisiciones del mandato de Pablo González Tornel, actual director del Museo de Bellas Artes. Esta situación evidencia que Sorolla vuelve a contar con la pinacoteca para engrosar sus fondos. Con la nueva reordenación museográfica, el museo pretende, además, potenciar la pintura valenciana de entresiglos gracias a las creaciones de relevantes figuras como el propio Sorolla pero también de Ignacio Pinazo y Antonio Muñoz Degrain. Sólo el tiempo confirmará si el nuevo discurso museográfico es la herramienta artistico-técnica definitivo para que Sorolla esté presente en la pinacoteca sin ocurrencias ni bandazos.

La presentación hoy de la nueva adquisición coincide con la celebración del Día Internacional de los Museos

Valencia tiene pendiente con Sorolla una recuperación ordenada y razonada de la obra de Sorolla con criterios profesionales a la hora de recuperar (ya sea por adquisición, por cesión o depósito) y exponerlo en la ciudad. Si el Bellas Artes no realiza esta tarea, otras instituciones aprovechan legítimamente el vacío en la gestión museística pública; es el caso de la Fundación Bancaja. En los últimos años la entidad de la plaza Tetuán, que posee la obra maestra 'Triste herencia' es la que lidera las exposiciones de Sorolla en la capital del Turia y recibe el aval del público.

El retrato de Isabel Bru completa la colección sorollista del San Pío V, que posee relevantes piezas como 'Grupa valenciana' o 'Figuras de casacas jugando en un jardín'. La pinacoteca valenciana tiene en sus fondos cuarenta y seis óleos del pintor, entre ellos, piezas de pequeño formato de los inicios del genio, algunos de sus óleos de temática religiosa e, incluso, distintas academias pintadas durante su estancia en Roma. En 'Sorolla y su tiempo' exhibe una treintena.

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De Nueva York a Valencia

El lienzo llegó al Museo de Bellas Artes de Valencia en el primer trimestre del año procedente de Nueva York, que es donde ha estado estos últimos años. El pasado mes de octubre fue adquirido por la Generalitat en la casa de subastas Christie's por 63.000 euros.

El maestro de la luz pintó el retrato cuando la artista estaba en el cenit de su carrera. Es un óleo sobre lienzo (193,1 × 96,5 centímetro) que muestra a la cantante de cuerpo entero con un vestido largo de color aguamarina y encaje blanco, con un amplio escote, que deja a la vista su esbelto cuello y sus pendientes de diamantes. En la mano izquierda luce brillantes anillos y la derecha la apoya sobre una silla engalanada con un tejido blanco. Es la pose de una gran diva recibiendo el reconocimiento de su público.

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El cuadro permaneció en el salón de la casa de la artista hasta su muerte, en 1931, momento en que pasó a manos de sus hermanas, sus únicas herederas. Un particular compró la pieza en 1940 y ha ido pasando por coleccionistas privados hasta que fue comprado por el Museo de Bellas Artes de Valencia. El cuadro está fechado y firmado.

Nacida en Valencia en 1874, debutó en el teatro Apolo de Madrid en 1894, donde cantó entre otras obras 'La zarina'. Luego pasó al teatro Eslava, donde triunfó con 'El tambor de granaderos', ambas del compositor Ruperto Chapí, con el que trabajó mucho. También lo hizo con Carlos Arniches, Carlos Fernández Shaw o Ricardo de la Vega. Entre la nómina de zarzuelas y sainetes en los que participó, se encuentran 'Las bravías', 'El alma del pueblo', 'La revoltosa', 'El puñao de Rosas', 'El tirador de las Palomas' o 'La fiesta de San Antón'. A los 33 años se retiró de la escena y vivió en Madrid acompañada de su madre y de su hermana hasta su muerte, en el año 1931.

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