CaixaForum Valencia se lo juega todo al rojo. Pero también al verde. Y se pone morado. No es supersticioso con el amarillo. Y se aferra al verde esperanza. Porque el centro cultural ve la vida y el mundo en colores. Una paleta de siete ... tonos que recorren la exposición 'Colores del mundo', donde 55 instantáneas de los fotógrafos de National Geographic recorren el planeta para mostrar todo el abanico colorista que emerge de la tierra.
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Las imágenes de reporteros como Joel Sartore, Steve McCurry, Lynn Johnson o Jodi Cobb, entre otros, captan la esencia de paisajes, culturas y tradiciones de todo el globo, desde Papúa-Nueva Guinea hasta India pasando por Islandia, República Democrática del Congo, Chile o Estados Unidos. «Vamos a invitar al visitante a un viaje», ha señalado este jueves el director de CaixaForum Valencia, Álvaro Borrás, durante la presentación de una exposición que se divide en siete tonalidades. «Y justamente esta es la séptima muestra que inauguramos en es el centro», ha afirmado.
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Así, comisariada por Rubén Duro, la exhibición se convierte en un arcoíris de emociones que, además, se enmarca bajo el blanco de la arquitectura de Santiago Calatrava, arquitecto que diseñó el Ágora. Son siete los apartados que permiten recorrer el multicolor mundo natural y social.
El apartado dedicado al amarillo se abre con una vista aérea de un bosque teñido con los colores del otoño en el Parque Nacional de Acadia, en Maine (Estados Unidos); un granjero rastrillando el heno en hileras en el Estado de Washington (Estados Unidos), o un pequeño 'gelada' sujeto a la espalda de su madre en el Parque Nacional de las Montañas Simien (Etiopía). El naranja permite un viaje a al crepúsculo, como puede verse en la fotografía de unos ñus caminando en las proximidades del río Zambeze, o en las brasas de un fuego, como muestra otra instantánea del volcán Nyiragongo, en la República Democrática del Congo. Pero también es un color sereno, que recuerda la tranquilidad de las túnicas de los monjes budistas, como se ve en otra foto de un joven monje en Camboya.
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«La naturaleza usa el rojo para seducir y para mostrar poder y fortaleza. Es un color que persevera a lo largo de todas las estaciones; incluso en invierno, cuando todo muere, el rojo vive en el acebo brillante y las bayas de invierno», defienden los responsables de la muestra, que llevan al visitantes hasta India, donde podemos ver una imagen del festival Holi y a África, donde es color de luto.
En el mundo que presenta CaixaForum Valencia, el azul es imprescindible por ser cielo, mar y lagos. Así que se pueden observar desde las fotografías de un góbido que descansa sobre una almeja gigante en el lecho marino de Indonesia o la de un león marino de California buscando peces con los que alimentarse en un bosque de quelpos en Cortes. Del morado y todas sus tonalidades (violeta, lavanda, ciruela, berenjena, púrpura) se exhiben imágenes como la protagonizada por una foca de Groenlandia que descansa sobre el hielo del Golfo de San Lorenzo, en Canadá y otra que exhibe el fenómeno que se produce en una tormenta de rayos, como la que puede observarse en una instantánea del cielo de Santa Fe, en Nuevo México.
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Para los responsables de la muestra, «el verde es una manifestación de vida», de ahí que se vea el esplendor del verde alrededor de un campesino cosechando el primer té del año en Japón e, incluso, la penuria de cuando falta, en la instantánea de una mujer caminando por un campo estéril a consecuencia de la falta de lluvias monzónicas, que ha provocado la pérdida de la cosecha de mijo en un estado de India. En el mundo animal, los verdes también están presentes, como puede verse en la imagen de un macho de quetzal guatemalteco o en las alas de unas mariposas piéridas verdes en Bolivia.
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Noelia Camacho
Finalmente, el blanco, como el de la arquitectura de Calatrava, es el tono de la pureza. Su delicadeza puede verse en el plumaje de algunas aves, como el pingüino rey adulto de Georgia del Sur que protagoniza una de las fotografías de la muestra. Pero también puede ser abrumador, pues absorbe todos los demás colores, como en la imagen del Salar de Bonneville, en Estados Unidos. «Es el color de la nada y del todo», defienden los responsables de una muestra que se podrá ver hasta marzo.
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