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C. VELASCO
Jueves, 15 de junio 2023, 12:15
El resultado de las urnas del 28-M marca un cambio de ciclo político. Un vuelco que ya está teniendo consecuencias en el sector cultural. LAS PROVINCIAS informó de la inquietud en los despachos de las instituciones culturales públicas tras la derrota del PSPV ... y Compromís en las últimas elecciones. Los movimientos se han intensificado esta semana. Tres cargos de la Conselleria de Cultura, en manos de Raquel Tamarit (Compromís), han anunciado su marcha. Cada cual lo ha hecho por motivos diferentes y en situaciones diversas.
El delegado territorial del Institut Valencià de Cultura (IVC) en Castellón, Alfonso Ribes, comunicó su marcha el pasado martes durante la presentación de la programación de les Nits al Claustre. «Mi trabajo es incompatible con algunas de las cosas que se han dicho y se han escuchado en la campaña electoral», explicó Ribes, que ha estado al frente del Teatro Principal, Auditori i Palau de Congressos, Museu de Bells Arts y del Palau de Congressos de Peñíscola, entre otras instituciones.
El subdirector de Cultura y Patrimonio, Antonio Bravo, ha hecho llegar a conocidos y allegados su retirada. En este caso, él explica su marcha por una jubilación. En un whatsapp, el fiel escudero de Carmen Amoraga ha escrito: «Ha arribat el moment de la meua jubilació». El mensaje de Bravo, que fue gerente del Museo de Bellas Artes de Valencia, va acompañado de su nuevo número de teléfono y un mail de contacto. Bravo dice que se va porque se jubila, algo que debería haber sucedido años antes pero no pasó. La pérdida de las elecciones del PSPV y Compromís no le deja otro camino que abandonar el cargo.
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Más opaca y menos transparente ha resultado la marcha del escritor Fernando Delgado como presidente del Patronato del Museo de Bellas Artes. El director del Museo de Bellas Artes de Valencia, Pablo González Tornel, ha explicado que «ha conocido esta renuncia por la prensa».
En 2015, cuando el tripartito de izquierdas desalojó del poder al PP, la cultura también experimentó un cambio de caras. «No hemos venido a cortar cabezas de nadie y lo que sirva no lo vamos a cambiar». Esta frase la pronunció el secretario autonómico de Cultura del primer gobierno del Botánico. Entonces Albert Girona, de Compromís, mostró la voluntad de mantener a los altos cargos culturales, pero finalmente no fue así. En el primer mandato empezó el relevo en todas las instituciones culturales de la Generalitat. La primera en salir fue Paz Olmos, directora del Museo de Bellas Artes de Valencia, que fue destituida. Cada salida tuvo su particularidad, aunque la más sonora fue la de Davide Livermore, intendente del Palau de les Arts, que se fue tras una rueda de prensa en la que criticó la política cultural de Compromís.
El único cargo cultural que logró mantenerse tanto en el PP como con el Botánico fue José Luis Moreno, que continuó como director del IVC, luego fue director adjunto de Audiovisual y Cinematografía del IVC, pasó a ocupar la subdirección general de Gestión, cargo que dejó de forma voluntaria. María José Catalá (PP) lo fichó para que formara parte de su equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Valencia y, a falta de conocer su competencia, ya ha recogido su credencial de concejal.
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