Lucía Alemany, esta tarde en Kinépolis tras la presentacion de 'Mari(dos)'.MIGUEL ÁNGEL POLO
LUCíA ALEMANY I DIRECTORA DE CINE
Lucía Alemany: «El afecto nos cura más que la medicina»
La realizadora valenciana estrena el 10 de marzo la película 'Mari(dos)', una comedia de Mediaset que retrata la nueva realidad social en torno a la familia y las relaciones de pareja para ofrecer un canto a la aceptación ·
La cineasta valenciana Lucía Alemany (Traiguera, 1985) vuelve a las salas el 10 de marzo con su última, que es la segunda, película: 'Mari(dos)'. La cinta, que se ha presentado hoy en Kinepolis Valencia, habla un idioma distinto al de la primera producción de Alemany, 'La inocencia' es una comedia divertida y a ratos sofisticada. Eso sí, con un guion lleno de contenido que da cuerpo a una trama de enredo en torno a dos hombres enfrentados por una mujer con la que, sin saberlo, han mantenido relaciones paralelas y que poco a poco van a ir quitándose capas de orgullo para ser más sinceros consigo mismos. Salta a la película el concepto de 'comarido', término que traslada a la cinta la importancia del lenguaje en estos tiempos de transformación de las relaciones de familia y de pareja, pero en los que sobrevive una constante: «El afecto nos cura casi tanto como la Medicina». Afectos, familia, todas las posibilidades de pareja, relaciones de filiación, nuevos lenguajes. Todo en una producción que retrata a la sociedad, algo que no puede llamar la atención cuando se escucha a la directora afirmar que «el cine es compromiso social, sino no tiene sentido», y se puede mostrar en clave de comedia. Aquí llega de la mano de Toni y Emilio los personajes que encarnan Paco León y Ernesto Alterio en un triángulo cuyo vértice femenino es Laura, interpretada por Celia Freijeiro.
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-¿Qué quiere contar con esta película?
-Lo principal es hacer reír, cualquier decisión que se tuviera que tomar era sumar a la comedia. Y a partir de ahí me permití abrir varios temas, yel principal era la masculinidad tóxica clásica que es lo que acompaña a Emilio durante toda la película y de lo que finalmente se despoja para conectar con su fragilidad, sentimientos vulnerables, con su corazón, a reparar el vínculo con sus hijas y a perdonar entre comillas a su mujer y de alguna manera poder establecer la relación con ese tono con su competidor. Es un duelo de dos hombres y una mujer. En el típico duelo, en un western, acabarían a tiros. En cambio aquí los personajes evolucionan hacia emociones más vulnerables, hacia el Emilio cuidador, todo lo que son las nuevas masculinidades es lo que Emilio va descubriendo.
-Muestra que los hombres también lloran.
-Claro, claro.
-¿Es una manera de desmitificar el modelo tradicional de familia o una reivindicación de alguna realidad?
-Por un lado el personaje de Laura -la esposa- que podría ser la mala, está bien que sea ella la que ha hecho el engaño. Esto tiene un toque más moderno, rompedor. La reivindicación no es tajante, está en lo sutil, en lo que no se resuelve, en las cosas que pueden pasar en un momento dado: entre ellos dos puede haber una tensión sexual, pero no significa que de repente se tengan que definir como homosexuales o que tengan que ponerse una etiqueta; son cosas que pasan si dejas que pasen. La reivindicación es el estar del hombre en otro lugar, sobre todo los de 40 y 50 años que han tenido esa educación tradicional y en la película hay una desmitificación de esos valores. Los más jóvenes ya lo ven de manera diferente.
-En la película vemos a la niña que quiere ser niño y se hace llamar Luis, los dos personajes son 'comaridos', al final se pronuncia el término 'elles' para referirse a las hijas de Emilio y el niño adoptivo de Toni ¿El lenguaje es muy importante en el cambio social que vivimos y que se recoge en 'Mari(Dos)'?
-Lo que sí es importante es el mal lenguaje que utiliza Emilio debido a su desconocimiento. Decirle a una niña que quiere ser niño que vas a pasar por una farmacia a comprarle testosterona eso es lo último. Es importante sacar a la luz malas prácticas del lenguaje. Que Emilio incorpore 'elles' entra en la comedia y en que él ha aceptado quién es su hija o su hijo. En cualquier caso es una niña muy pequeña que tiene ahora la necesidad y que tampoco hace falta llamarla trans, sólo hay que aceptar que se siente así y él lo acepta cortándole el pelo. 'Elle' forma parte del chiste para recalcar la aceptación por parte de Emilio.
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-¿La película es, pues, un canto a la aceptación?
-Sí, sí.
-Mujer y madre aparecen como eje. Todo gira en torno a ella: el lío, la solución. ¿Es lo que transmite?
-Sí. Para mí lo importante era trasladar que ese hombre con el que está, Emilio, es insoportable. Ella lo ha enredado todo mal. Será mala, pero cómo va a ser si está con este señor.
-Veo, salvando todas las distancias, una película que podría ser un realismo social de hoy, un retrato de la sociedad.
-Me encanta. Me propusieron una comedia que ya estaba escrita y mi trabajo era poner mi sello. Que brillara en una dirección de actualidad, de realismo, pues dentro de que es una comedia disparatada los personajes todo lo viven desde el realismo. Todo se enmarca en un mundo particular, que era mi propuesta estética, y para mí era importante poner sobre la mesa temas actuales que tal vez si yo no hubiera mirado ese guion no habrían estado. Sí, es un retrato social.
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-¿El cine es compromiso como mostró en su primera película?
-Sí. No lo entiendo sin eso.
-Cambia mucho esta película con respecto a su ópera prima, 'La inocencia', ¿por qué ha elegido la ironía?
-De alguna manera esta película me ha elegido a mí. Cuando leí el guion que me llegó de Mediaset dije yo esto no lo voy a saber hacer. Y mi representante me dijo, no puedes hacer eso. Entonces, hay que hacerla. El guion estaba muy bien hecho y con esos elementos tenía que armar una película que fuera comprometida.
-¿Por qué se ha ido de la Comunitat para rodar?
-Porque la película me ha elegido a mí.
-¿El afecto nos cura más que la medicina?
-Sí. Para mí es un mensaje de mi vida. Laura Sánchez mejora cuando tiene cariño. Los médicos indican que ella está mejor y no saben explicar las razones cuando todos están más cerca. Ese punto estaba tal cual en el guion y eso es una premisa de mi vida, ni siquiera voluntariamente, No lo he elegido.
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-¿Tiene en marcha algún otro proyecto?
-Cuando estaba trabajando con 'La inocencia' pensaba que podría hacer una película que no podré hacer hasta 2030. Por eso he dado un paso hacia un cine con unos presupuestos decentes, con voluntad comercial que me puedan permitir desarrollar esas ideas más caras que tiene mi mente. Para levantar altos presupuestos tienes que hacer buenos productos y eso se tiene que demostrar.
-¿Está reivindicando mayor atención al cine, ayudas económicas a los realizadores?
-Yo he tomado un camino egoísta y más que reivindicar me he ido por la tangente. Por aquí no puedo vivir, tengo que buscarme la manera. Lo he hecho por mí misma, pero para mí es una reivindicación que mi segunda película cuadruplique el presupuesto de la primera. Es como decir, yo aquí no me quedo. Hay alguien que hace películas con presupuestos decentes, pes me voy con ellos.
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-¿Hay muchos presupuestos que no lo son?
-Claro, claro. Y guiones que se escriben sin cobrar, y gente que por la voluntad de hacer, porque el artista lo lleva dentro, como me pasó en la primera, te metes en fregados de mucha precariedad. que los aguantas una vez en tu vida.
-¿Hay que acabar con la precariedad?
-Estaría bien. Sería interesante. Pero dentro de todo estamos en un momento en el que podemos permitirnos soñar hacer cine; yo soy de un pueblo de mil habitantes, de familia agricultora, y estoy hablando de mi segunda película. Dentro de todo hay una posibilidad de llegar.
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