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REDACCIÓN
VALENCIA
Domingo, 19 de enero 2020, 00:31
José Sacristán lleva sesenta años delante del público. Una larga lista de películas, un amplio recorrido por el teatro, incursiones en la ficción televisiva y su presencia en los espectáculos musicales avalan la trayectoria de quien también ha dirigido alguna producción cinematográfica. El miércoles estrena en Valencia el monólogo basado en la obra de Miguel Delibes 'Señora de rojo sobre fondo gris'. Será en el Teatro Olympia. Llega a la capital del Turia precedido del éxito cosechado en el Teatro Bellas Artes de Madrid con una obra que define como «un canto a la memoria del amor». El intérprete que llenó las salas de cine de la Transición de la mano del 'landismo' –que defiende con rotundidad– en conversación con LAS PROVINCIAS habla de la obra que le pone en la piel del propio Delibes, trabajo con el que tiene compromisos cerrados hasta entrado 2021. Ofrece también su opinión sobre el nuevo Gobierno al tiempo que asegura que sería «antes monja que ministro».
–¿Qué supone para José Sacristán ponerse en la piel de Miguel Delibes?
–En el lado profesional es un privilegio meterme en la piel de un personaje como Delibes para contar lo que padeció por la muerte su mujer en una obra que es un canto a la memoria del amor. Además, tuve la suerte de conocerle. Entonces, lo que me ocurre con esta obra es un acontecimiento que va más allá de lo puramente profesional. Miguel Delibes fue un hombre excepcional.
–Funciones con entradas agotadas en Madrid y gran expectación en torno a 'Señora de rojo sobre fondo gris'. ¿Qué dice Delibes en este título que tanta gente quiere oír?
–Delibes es un hombre que pone la condición humana en un sitio próximo, cercano. Además, con la sencillez de su lenguaje alcanza elevadas cimas de humanidad. Creo que ahí se encuentra la razón, en la mirada que hace sobre él y sobre nosotros. Miguel está en la línea de Antonio Machado o de Saramago. Son personajes que, además de su obra, ofrecen una vida de la que tomar ejemplo.
–¿Cree que se ha banalizado la cultura?
–No tengo datos sobre esto. No me atrevo a decir. Pero la cultura nunca ha sido un plato de consumo, aunque me niego a creer que no vaya a mejor.
–¿Qué hay que ofrecer al público para llenar un teatro función tras función?
–Si esto se supiera... Nadie tiene ni idea. En el caso de esta obra, que habla por desgracia de la muerte, pero también por suerte de cómo la memoria del amor hace que la gente no muera, yo estoy muy contento y agradezco la respuesta del público que quiere ir a verla.
–¿En España durante el periodo de la Transición la cultura tuvo un papel más influyente en la sociedad que lo tiene ahora?
–Entonces hubo una urgencia por rescatar aspectos de la cultura que tuvieran que ver con la libertad. No sé si ha descendido, pero las nuevas generaciones ya han nacido con libertad.
–Lamentó tras las elecciones del pasado junio que no hubiera acuerdo de Gobierno entre las fuerzas de izquierda. Ahora ya lo hay, ¿cómo ve el nuevo Ejecutivo?
–La verdad es que muy contento no estoy. Esto debió resolverse antes, pero por mezquindades de la izquierda no se hizo. Pero, ojo, con una derecha como la que tenemos, hay que exigir rigor, responsabilidad y coherencia de una puñetera vez.
–¿Y ante el tema de Cataluña y el independentismo qué opina?
–No me gusta, dicho con respeto a los dos millones de catalanes. No me gustan quienes han capitaneado este invento. Yo les habría detenido por chapuceros, pero dicho siempre con respeto a los catalanes. Y a mí lo de la unidad de la patria no me dice nada.
–¿Si fuera ministro de Cultura cuál sería la primera medida que adoptaría?
–Antes monja que ministro. Creo que queda claro.
–¿Qué le pide al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes?
–Lo de pedir, ya son muchos años. Yo ya no pido nada. Ya lo sabe, y si no, peor para él.
–Usted fue vendedor del Círculo de Lectores. ¿Qué sensación le produjo conocer la noticia de que cerraban?
–Lo fuí a mucha honra. Apunté a todo el mundo y en Barcelona me hicieron un homenaje emocionadísimo. He sentido muchísimo la noticia, ya me ocurrió cuando cambiaron de sede en Barcelona.
–De no haber sido actor, ¿qué le habría gustado ser?
–Tengo una vocación frustrada por ser director de orquesta. Pero ahora, con sesenta años de trayectoria, no entiendo una cosa sin la otra.
–Dejar los escenarios, retirarse, ¿tiene fecha en la agenda de José Sacristán o hay algún reto en marcha?
–Estoy con 'Señora de rojo sobre fondo gris' hasta bien entrado 2021 y he cumplido 82 años. También quiero llevar esta obra a Buenos Aires. Será difícil encontrar un texto como este. Verremos cómo estamos de salud, pero afortunadamente no faltan los trabajos.
–¿Qué ha significado el 'landismo' y todo el cine que se hizo durante la Transición para su carera?
–Alfredo Landa era como mi hermano. Por él y por Fernando Fernán Gómez siento gran admiración. Me siento honradísimo de haber trabajado con Alfredo Landa y que nadie toque a mi hermano porque me lanzó a la yugular.
–¿Cómo ve el cine español en estos momentos?
–Siempre, en todos los tiempos, hay buenas y malas películas. No siempre sale un Buñuel o un Berlanga, pero sigue habiendo gente con talento. De lo que estoy contento es de trabajar con los jóvenes, entre quienes veo que hay una buena cantera.
–¿Qué le parecen las series de televisión?
–Son muy importantes. Son una fuente de contratación, además se están haciendo trabajos con mucha calidad.
–Por último, enhorabuena. El lunes recibe la Medalla de Honor a su carrera concedida por el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC). ¿Cómo recibe este reconocimiento?
–Es bonito. Es un reconocimiento a la trayectoria, que no implica competición. Además, coincide con el cumpleaños de mi amigo José Luis Garci.
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