La artista valenciana Claudia Pastomás (26 años) muestra su obra en las salas de la Fundación Chirivella Soriano, y la próxima semana lo hará también ... en la Galería Vangar. Vive un buen momento creativo y expositivo que se fundamenta en una obra de compromiso que encierra como primera inquietud la reflexión sobre los cambios en los modelos de producción. Hoy habla con LASPROVINCIAS.
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–¿Cuánto tiempo lleva dedicada profesionalmente a ser artista?
–Llevo varios años en el ámbito profesional, pero ahora es cuando he percibido un salto. Ya estoy en instituciones, trabajo en una galería, noto una dinámica de trabajo más sólida, más profesional.
–¿Qué llevó a Claudia Pastomás a la actividad creativa?
–No sabría decir exactamente qué. Algo, en esa necesidad de cuando eres pequeño de sentirte atraído por trabajar con las manos, por lo creativo y los talleres. Recuerdo quedarme embobada en el propio taller –que era el de su abuelo ebanista– quedarme embobada mirando cómo se hacían las cosas. O cuando íbamos a visitar las escuelas para saber qué queríamos estudiar, para mí Bellas Artes era ¡buah! Me encantaba. Pero no sé decir un motivo concreto.
–¿Cómo define su obra?
–Mi trabajo aborda distintas cuestiones con una producción que se basa en la propia observación o en el cuestionamiento activo de lo que me rodea. Estoy en un punto en el que he trabajado en el espacio público, pero ahora me centro en el taller de ebanistería familiar en el que trabajo y ese espacio funciona de alguna manera como fuente de materiales, de objetos y de formas.
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–¿Con qué materiales se vincula sus creaciones?
–Maderas naturales, pajas, tableros industriales que de alguna manera trazan un paralelismo con el contexto en el que me encuentro, que es un contexto acostumbrado a los procesos y materiales industriales. Me interesa hablar de los cambios en las formas de producción, por ejemplo del mueble. Al encontrarme en el taller de ebanistería veo procesos, formas y objetos que me resultan atrayentes , pero por el contexto en el que me encuentro también me resultan extraños. En mis obras desencarno formas de hacer como medio para reactivar algo que igual se ha quedado obsoleto.
–¿Qué temas le inquietan para trasladarlos a su actividad?
–Lo que más me inquieta es cómo han cambiado las formas de producir frente a lo que antes eran procesos manuales. Cómo, por ejemplo, a la hora de hacer un mueble utilizaban plantillas, y en la actualidad estoy más familiarizada con procesos industriales como puede ser el corte láser. De ahí que me interese reactivar ciertos procesos y formas siendo consciente del presente, del espacio tiempo en los que vivo. Todo ello no desde el punto de vista de la artesanía, sino el del arte contemporáneo.
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–¿Como artista joven que es, cómo ve la situación de los creadores emergentes en la Comunitat Valenciana? ¿Necesitan ayuda o disponen de la necesaria?
–Siempre es importante y necesario que existan ayudas e iniciativas, un movimiento activo. Creo que hacen falta más ayudas, pero a la vez considero que en Valencia existe un movimiento de calidad excepcional. El panorama valenciano se caracteriza por un diálogo entre los artistas y entre otros ámbitos relacionados con la actividad creativa que igual en otras ciudades al ser más grandes no existe. La calidad valenciana destaca en el panorama nacional. Hay un buen clima, imagina cómo sería si hubiera mejores ayudas, sería un nivel característico de la ciudad.
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–¿Se puede ser artista con una carrera solvente desde Valencia o aún es necesario salir?
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–Sí, realmente es necesario salir, aunque me cueste decirlo porque yo me considero muy valenciana. Pero decir que no, sería mentir. Necesitas no sólo exponerte, sino también nutrirte y salir es muy enriquecedor. Yo el año pasado disfrute de una beca en París y la verdad es que lo aproveche muchísimo: salen oportunidades, aprendes que hay otras relaciones que aquí no tenemos. Sólo darte cuenta de esas cuestiones es necesario.
–Habla de ayudas para los creadores emergentes, ¿dinero, instalaciones, más exposiciones, una programación que mirra más hacia los creadores jóvenes?
–Toda ayuda es buena. Si existiera una programación que incluso el cuerpo de la organización sea joven sería magnífico. La programación es clave también creada por profesionales del sector que no sean tan mayores para los que también hay cabida. Hay jóvenes y son muy buenos comisarios, gestores, artistas.
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–¿Qué es ser artista?
–Un compromiso, una necesidad de explicar algo, de trasladar ciertas inquietudes o una investigación que llevas a cabo para contarlo desde el punto de vista del arte contemporáneo. Igual que los músicos quieren poner el punto de interés en algo y los oyentes conectan más o menos, el artista plástico también lo hace. Y eso es lo que aporta a la cultura: abrir cuestionamientos y líneas de investigación.
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–¿Entiende el arte como un compromiso que tiene que conducir a que la sociedad se cuestione?
–Sí.
–¿El desastre de la DANA la ha llevado a plantearte alguna nueva obra?
–No me ha planteado una obra, pero sí me he planteado en qué sistema nos encontramos.
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