La crisis en la Fundació del Disseny se agudiza

Si bien es cierto que la ADCV es un órgano independiente de la fundación, también lo es que las manifestaciones de uno de los últimos dimisionarios revelan que el origen del malestar encuentra su origen en la gestión de la fundación y las relaciones con la ADCV, cuya presidenta dimitió el pasado diciembre. Como ya se ha informado, el malestar en el sector del diseño encuentra su principal causa en que parte de los profesionales entienden que por parte de la fundación hay «injerencias», así como «competencia desleal».

La diseñadora Juliane Petri, una de las últimas dimisionarias de la ADCV, ha dado a conocer su decisión y las razones de la misma en un escrito al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, que descubre el inicio del malestar cuando señala que «en julio» de 2023 acordaron «de forma unánime no apoyar a la Fundació para legitimarla frente a las críticas recibidas en público por su gestión».

Las declaraciones de la diseñadora desvelan que votó a favor de la rescisión del convenio entre la fundación y la ADCV, que a su juicio «beneficiaba de forma unilateral a la Fundació tras conocer la creciente actividad de la Fundació de realización de trabajos profesionales». Tras esta observación, asegura que no sólo se mostró partidaria de que se rescindiera esa colaboración, también apoyó la «separación de funciones» entre las dos entidades.

Las razones que expone la llevan a lamentar que en torno a todos estos asuntos la junta de la ADCV «tuvo que tomar todas las decisiones acerca de esta relación sin disponer de toda la información necesaria a pesar de haberla reclamado» y advierte, además, que no puede estas «de acuerdo en que la gerente fuerce el funcionamiento de la junta al marge de los estatutos».

Según ha podido confirmar LAS PROVINCIAS, otra dimisión de la junta de la asociación ha sido la de Marcelo Alegre. Las declaraciones de la diseñadora descubren el estado de la relación entre las dos entidades en un ambiente que viene marcado por la dimisión de la presidenta de la ADCV, Yolanda Heráiz, a la que siguió la del tesorero de la Fundació del Disseny, Vicente Gallega.

El telón de fondo, el mismo ante un escenario sobre el que las primeras críticas que se conocieron a través de un comunicado emitido por diseñadores, apuntaban que «la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana es una entidad privada sin ánimo de lucro que se creó con fondos públicos destinados originalmente a la Capital Mundial del Diseño 2022» que en la actualidad «recibe importantes sumas de dinero público que destina, en gran medida al mantenimiento de su propia estructura».