![Sección de relatos cortos del periódico Las Provincias | Los amantes de los tejados](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202103/12/media/cortadas/imagen-cuentos_20210312164958-Rw4tZ7E7UOTOVwAv57uztTI-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
Los amantes de los tejados
CUENTOS MÍNIMOS ·
sergio simarro
Miércoles, 17 de marzo 2021
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CUENTOS MÍNIMOS ·
sergio simarro
Miércoles, 17 de marzo 2021
Siempre hubo amantes allí donde hubo vida. Se esconden y florecen en las casualidades, devenires, nexos causales de la rutina, consecuencias del mañana y motivos del hoy. Crecen recónditos entre dudas y certezas, se aman en el vaivén de la vida y pasean por terrazas llenas de flores. Las prisas nunca les hicieron bien, ellos sueñan con la persuasión de los días eternos y con los detalles de un coleccionismo inaudito.
Todos ellos siempre se quisieron, pero jamás como nuestros amantes de los tejados en aquel abril de cuarentena. Se conocieron mirándose tras los cristales límpidos de aquel patio blanco de interior en las eternas tardes de espera. Y tras gestos y dichas, palabras mudas y conversaciones desencadenadas en atardeceres sombríos, desde las coloridas ventanas y desde sus acicalados balcones, se elevaron a la azotea que les inspiró a ensoñar. Tejados también existieron siempre, pero cómo olvidar el color rojizo de los peldaños que a ellos les ascendían al cielo. A pocos kilómetros del Atlántico, océano imparable, salían pictóricos aquellos hogares nostálgicos con tejados de ladrillos granates. Presenciaban allí vistas panorámicas al silencio excelso de las calles que se libraron del confinamiento, pero que no atendieron al renacer del amor adolescente en tiempos convulsos donde pareció complicado soñar.
Hicieron bajo las estrellas un acto de libertad por la libertad en la cuarentena de sus vidas. Besándose flamantes entre la melodía que rumiaba la cúspide de los días sin futuro y tan solo con el recuerdo del pasado. Llenando el presente de ojalás en la parcela que les hizo ser. Devolviendo apacibles allí el fuego del deseo eterno de la vida, contraste desgarrador del Palacio de Hielo, aquel que fue el lugar de cuerpos sin almas. Deseando fervientes aquí arriba que volviesen los abrazos allí abajo. Reviviendo sublimes el carpe diem de Horacio y haciendo del arte justicia al dar vida y forma a los poemas de Cernuda.
Escribiendo así la Historia de la Humanidad, la de nuestros amantes y poetas.
Si quiere participar, ha de enviar su microrrelato a cuentosminimos@lasprovincias.es. La extensión exacta del relato es de 330 palabras.
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