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LAURA GARCÉS
Viernes, 1 de marzo 2019, 00:45
El arquitecto Julián Esteban Chapapría, que fue el encargado de las distintas restauraciones realizadas en el Centro del Carmen, afirma que la retirada del grafiti que recorre las paredes del claustro renacentista del antiguo convento, edificio del siglo XIII declarado Bien de Interés Cultural (BIC), es una intervención que «requiere un estudio para revertirlo en las condiciones más adecuadas». A juicio del especialista, Cultura podría encargar ese informe al Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (Ivacor) o a cualquier otro experto en la conservación del patrimonio.
Esteban Chapapría, como informó ayer LAS PROVINCIAS, recordó que cuando se acometió la restauración del edificio se tuvo en cuenta que las pinturas que se utilizaran debían ser permeables para facilitar la ventilación de las paredes. Al analizar la obra de PichiAvo el arquitecto señaló que desconoce «exactamente cómo van a eliminar el acrílico del grafiti».
Frente a esta observación del experto, la Conselleria de Cultura no ha pedido informe alguno sobre cómo eliminar el grafiti, una intervención artística que los especialistas han considerado que roza la legalidad, además de que se trata de una intervención que no está encaminada a preservar el valor histórico del BIC. El decano del Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana, Luis Sendra, habló de que el grafiti «incumple el espíritu de la Ley de Patrimonio».
Cultura no considera necesario pedir un estudio. La dirección general de Patrimonio, departamento que dirige Carmen Amoraga, apoya esta posición en que «nunca se ha pedido ningún informe previo para pintar las paredes de las cuatro galerías del claustro renacentista del Centro del Carmen y no hay ninguna circunstancia extraordinaria para hacerlo».
La opinión de Chapapría no es la única que apunta en la dirección de analizar cuál sería la mejor manera de retirar el mural que estará en el patio conventual hasta el día de San José. Otros expertos consultados en el ámbito de la restauración del patrimonio señalan que se puede acudir a dos vías: «Repintar encima o rascar, cubrir los desconchados y enlucir». No se inclinan por uno u otro camino al entender que tomar esa decisión exige conocer las distintas capas de pintura que tienen las paredes «para saber qué hay debajo»
Pese a que los expertos apuntan a la conveniencia de estudiar los materiales -acrílicos u otros- que se han podido utilizar antes de decidir si repintar o rascar, la dirección general de Patrimonio explica que el material «empleado para la realización de las pinturas murales no afecta a las capas inferiores ni a las que se vayan a aplicar sobre ella». A esta aclaración añade el dato del que se desprende la solución que quiere adoptar: «Son de fácil cubrición por cualquier pintura decorativa».
Sobre esta cuestión se pronunció el miércoles el arquitecto Francisco Taberner. El especialista, tras mostrar su preocupación por la reversibilidad y las consecuencias que puede acarrear, señaló que «podemos volver a pintar encima, pero no es lo más adecuado». Los temores que despierta el proceso al que tendrá que someterse las paredes del claustro renacentista cuando llegue el 19 de marzo también los manifestó el arquitecto y miembro del Consell Valencià de Cultura (CVC) José María Lozano. Fue contundente al apuntar que «la reversibilidad aquí no existe. Dentro de 500 años los estudiosos encontrarán el grafiti».
Sea cual sea la solución que se adopte, ¿cuánto costará? La respuesta de Patrimonio a este intrerrogante fue remitir al coste de «la última vez que se pintó», que aseguran fue en 2015, si bien no facilitaron la cifra. Recalcaron que el montante de la factura será «similar» a los correspondientes a «otros repintes», afirmación esta con la que Patrimonio desvela su apuesta.
Sí hay resultados ya, así lo confirmaron en Cultura, para el informe solicitado al Ivacor -con posterioridad a que se pintara el grafiti- a fin de conocer si el trabajo de los artistas de la falla municipal en el histórico claustro podía ocasionar algún daño al antiguo convento declarado BIC. El documento, que los expertos defendieron que debió solicitarse antes de pintar el mural, «concluye que la intervención de pinturas mural de PichiAvo no supone ningún daño ni agresión sobre ningún elemento patrimonial», según Patrimonio. Aun así, el departamento que dirige Amoraga no facilitó el informe aclarando que el mismo no se trasladará «más allá de los órganos oficiales que lo soliciten».
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