No son buenos tiempos para las dos orquestas principales de la región. Tanto la Orquesta de Valencia (OV), formación del Palau de la Música como la Orquesta de la Comunitat (OCV), de Les Arts, están mermadas, no crecen en número de músicos y sufren la incertidumbre sobre la dirección artística de la agrupación, que en el caso de la OV está centrada en la continuación o no de su actual batuta, el maestro valenciano Ramón Tebar; y en el caso del coliseo operístico sin titular desde la marcha hace un año del director Roberto Abbado.
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«Estamos desanimados», confiesan músicos del Palau de la Música consultados por LAS PROVINCIAS, quienes no sólo ven como no se reponen las plazas vacías de profesionales de la agrupación sino que se enfrentan a la anómala situación por la que atraviesa el auditorio –cerrado por los daños del edificio, sin actividad, con una programación repartida por otros escenarios y a la espera de que se inicien unas obras que ya deberían tener el plan de actuación y que ni siquiera está redactado–.
«De unos cien componentes de la orquesta, debemos ser unos 70, no se renuevan plazas», relatan, lo que les obliga a contar con refuerzos temporales. Es una situación que aboca a la saturación de trabajo. «Tenemos voz, pero no voto, y así no conseguimos que haya más músicos», aseguran. A ello, además, hay que sumar la complicada situación por la que atraviesan los miembros que son funcionarios. Apenas superan la quincena, pero su día a día difiere del resto de compañeros que no son trabajadores públicos. Es más, la semana pasada, estos componentes mantuvieron una reunión con Glòria Tello –en la que no estuvo el actual director del Palau, Vicent Ros– para poner sobre la mesa las deudas que, en materia de dietas y pluses, tiene el Consistorio. «Si no eres funcionario, los pluses se te pagan al momento. Pero si lo eres, como dependes del Ayuntamiento, no. Es una situación que no es nueva de esta legislatura ni tampoco de la anterior. Es un problema que llevamos arrastrando desde hace muchos años», argumentan. Afirman que han obtenido el compromiso de la presidenta del auditorio municipal de que se va a solventar la cuestión, pero sin plazos ni fechas. Pero no es el único frente que les preocupa y les lleva al desánimo. La impugnación del nombramiento de Ros como responsable del auditorio también ha levantado ampollas. En el Palau no admiten el varapalo judicial y delegan la respuesta en los servicios jurídicos del Ayuntamiento. Ganar tiempo beneficia a Ros, a quien le queda un año de contrato. Se puede dar la circunstancia de que Ros concluya su mandato y el conflicto judicial aún no esté resuelto. Tampoco la relación con el maestro Tebar es la más idónea. Muchos de ellos quieren un cambio. Pero la voluntad de la presidenta del Palau es renovar al valenciano, quien guarda silencio sobre su posible marcha. Su contrato finaliza esta misma temporada pero en la rueda de prensa de presentación de la oferta para 2020-2021, el director eludió posicionarse y emplazó a Tello a dialogar. Los músicos de la OV sostienen que, para contar con un titular de prestigio, las gestiones se deben hacer con tiempo. Temen que se agote y que, ante la imposibilidad de encontrar sustituto, Tebar siga al frente.
Además, el cierre del Palau determina menos conciertos para la OV y obligan a deambular para los ensayos y las actuaciones. Esta situación tampoco beneficia a los músicos.
La otra cara de la moneda en lo que se refiere a la dirección musical es la del Palau de les Arts. Desde la no renovación de Abbado –antes de él ya se había marchado Fabio Biondi, uno de los dos directores que conformaron esa especie de bicefalia artística que instauró el exintendente Davide Livermore– el coliseo no ha tenido una batuta residente. Cuando Jesús Iglesias accedió a la dirección del espacio en enero de 2019 dejó bien claro que no era necesario que hubiera una batuta estable durante todo este tiempo. Pero en Les Arts también están bajo mínimos en lo que se refiere a la formación musical. El pasado martes, el director Jesús Iglesias anunció la próxima contratación de 16 músicos para alcanzar los 79 profesionales. En la agenda está la celebración de audiciones, que se han retrasado al menos hasta septiembre o cuando haya un hueco en para celebrarlas. Pero, tal y como ha podido saber este diario, existe un conflicto añadido entre los miembros de la agrupación y la Conselleria de Cultura. El departamento de Vicent Marzà quiere que en el comité que elige a los nuevos componentes se incluyan profesores de conservatorios y de otras entidades valencianas. Sin embargo, los músicos defienden que deben ser ellos los que evalúen a sus futuros compañeros. Este problema, aún sin resolver, está impidiendo que se repongan las plazas de los miembros que se han marchado de la formación, «desanimados» también por el cambio de directores musicales y, en el caso actual, por la ausencia de batuta estable. Según Jesús Iglesias, este obstáculo» en el tribunal «no es verdad».
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