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Eva Ruano
Eva Ruano: «Valencia nos ha dado personajes que no tienen nada que envidiar de muchos reyes y papas»

Eva Ruano: «Valencia nos ha dado personajes que no tienen nada que envidiar de muchos reyes y papas»

Eva Ruano viaja al siglo XV para contar cómo la catedral ardió en la celebración del Pentecostés

Martes, 20 de febrero 2024, 12:29

Hay libros para la mayoría de las catedrales más conocidas del mundo. En 'Nuestra señora de París', Víctor Hugo zambullía a su jorobado Quasimodo en Notre-Dame, París. Siglos después, Cristina Fantini narraba con pelos y señales la construcción del Duomo de Milán a través de un relato apasionante llamado 'En el nombre de la piedra'. Otros como Ken Follet, José Luis Corral o Claudia Piñeiro hicieron lo propio por medio de historias absorbentes que a día de hoy se resisten en abandonar los estantes más visibles de las librerías.

La debilidad por ambientar historias de aventuras en los alrededores de una catedral en construcción también afecta a los escritores españoles. No hay más que ver la archiconocida novela de Idelfonso Falcones, 'La catedral del mar', que transcurre en Barcelona. Pero, llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿qué pasa con esas catedrales que no todos conocen? ¿Tuvieron una historia interesante?

La capital de Valencia sí la tuvo. Y tanto. El 21 de mayo de 1469 se vio envuelta en llamas durante la celebración del Pentecostés. Esta fiesta cristiana se llevaba a cabo cubriendo el cimborrio de telas que representaban a una paloma (el Espíritu Santo) descendiendo sobre los apóstoles. En el descenso, un artefacto mecánico escupía fuego y lanzaba bengalas y petardos en el interior de la catedral. Y aquel 21 de mayo, por desgracia, el fuego se extendió.

Esta historia que nos pilla tan de cerca la cuenta la filóloga Eva Ruano Corral en 'Arcís (1469)' –Samaruc Editorial–, una novela que narra aquel desastre y la consiguiente restauración de la Catedral de Valencia. Hablamos con ella sobre su libro, el género histórico y la historia de Valencia. De hecho, este martes 20 de febrero, la autora presentará la novela en la Universidad Ceu Cardenal Herrera (C/Almudín, 1).

-Has escrito una novela que comienza en 1469. Tenemos muy poca documentación de esa época y, en concreto, tan solo algunas crónicas del suceso que narras en tu novela, el incendio de la catedral de Valencia.

-He tenido que documentarme mucho. He reestudiado los libros de obra de la catedral de esos años. Hay aspectos de la historia en los que los mismos historiadores no se ponían de acuerdo. Unos acudían a otros y, al final, yo he acudido a la fuente de la fuente. Los libros de obra y el dietari de Alfons el Magnànim. También he tenido que irme a estudios y tesis doctorales.

-Claro, narrar una historia llena de personajes verídicos exige mucho rigor. ¿Hasta qué punto chocan la realidad y la ficción en tu novela?

-Escribir una novela histórica se basa en ir llenando huecos. Cuando no hay información sobre algo que ocurrió, en un estudio se deja en blanco. Pero en una novela hay que rellenar de la forma más verídica posible. Para ello, hay que documentarse muchísimo y hacer una interpretación actual de esa documentación. He hablado con gente del cabildo, con profesores… Es más fácil contar una historia que transcurra hoy en día, sencillamente, porque vivimos en ella. Transportarse al siglo XV es fascinante. Yo ya venía estudiando este siglo porque me encanta, así que partía de lo que ya tenía investigado. Hay que tener mucho cuidado. Las calles, las casas… Hasta los detalles más pequeños son importantes

-Tu protagonista, Arcís, es un joven pintor que va observando cómo se suceden luchas internas y los recelos por encargarse de restaurar la catedral. Háblame de él.

A Arcís lo utilizo para que vaya enterándose de las cosas. Es un chico muy curioso. Lo uso para que los personajes se vayan enterando de lo que ocurre, para que el lector asista a las tertulias literarias de la época. Me sirve como hilo conductor. Es un joven de dieciséis años. En aquella época, eso ya significaba ser un adulto.

-Además de escritora, eres guía turística. La educación en historia se basa mucho en el modelo de memorización pura. Embutirse el temario y vomitarlo en el examen. La narrativa puede servir, en este sentido, para integrar sucesos y conceptos de forma más sólida. ¿Qué opinión tienes acerca de la forma de enseñar la historia?

-Creo que la novela histórica es útil siempre que esté bien documentada. Hay autores como José Luis Corral o Jesús Maeso de la Torre que son muy rigurosos. Pero hay otras novelas que caen en leyendas como aquello del derecho de pernada, del que no hay ni un solo documento donde conste que existiera y se usa como morbo. Yo he procurado documentarme hasta el más mínimo detalle. En ese sentido, la novela histórica puede ser una muy buena herramienta.

Y luego, sobre la educación, es importante que se haga de manera dinámica y se incite al alumno a investigar por sí mismo, pero también hay una parte de esfuerzo y memoria muy necesaria. Cada vez es más complicado mantener la atención de los jóvenes, pero hay un poco de todo. Al fin y al cabo, la historia es la historia, y hoy en día es muy accesible para cualquiera.

-En tu novela vemos muchos diálogos, relaciones profundas entre los personajes… ¿Qué es lo que más has disfrutado de escribir Arcis?

-Que los personajes se pongan a hablar entre ellos y me utilicen a mí. Es una maravilla. Yo les dejo que hablen y cuenten su historia. Yo me limito a narrar. Me encanta dejar que los personajes actúen y desarrollen su personalidad. Quieren tomar protagonismo y lo toman. He disfrutado muchísimo escribiendo Arcís. Necesitaba contar esta historia.

-Has mencionado en varias ocasiones que Valencia no tiene nada que envidiar a las grandes ciudades europeas.

No me cansaré de decirlo. En el siglo XV, Valencia era la ciudad de referencia más importante de la Corona de Aragón. Suele ocurrir que ciudades que no siempre están en el foco se las considera como poco importantes. Si es una aldea diminuta a las afueras de París, entonces sí. Pero, ¿por qué no Valencia? Tenemos una historia fascinante que no conocemos, personajes increíbles que no tienen nada que envidiar de muchos reyes y papas.

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