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«No hemos venido a cortar cabezas de nadie y lo que sirva no lo vamos a cambiar». Esta frase la proncunció el secretario autonómico de Cultura del primer gobierno del Botánico. En 2015 Albert Girona, de Compromís, mostró la voluntad de mantener los contratos ... de los altos cargos en vigor, que habían sido nombrados por el PP. Lo dicho no coincidió con lo hecho. En el primer mandato empezó el relevo en todas las instituciones culturales de la Generalitat. La primera en salir fue Paz Olmos, directora del Museo de Bellas Artes de Valencia, que fue destituida. Cada salida tuvo su particularidad, aunque la más sonora fue la de Davide Livermore, intendente del Palau de les Arts, que se fue tras una rueda de prensa en la que criticó la política cultural de Compromís. El último cargo cultural del PP que no continuó bajo el signo del Botánico fue José Miguel G. Cortés, al frente del IVAM.
¿Qué sucederá con el relevo político que se avecina? No sería extraño que se acometiera una renovación de caras. Los actuales responsables defienden, como es lógico, su gestión públicamente, pero de puertas para adentro la situación es diferente. Hay inquietud en los despachos de museos, auditorios e institutos culturales de la Comunitat. ¿Es normal el nerviosismo? Sí, porque fueron nombrados por unos cargos políticos que ahora no cuentan con el aval del electorado valenciano.
No todos los altos cargos tienen las mismas papeletas para preparar las maletas, pero no por una cuestión partidista sino por una cuestión de líneas rojas. La imputación judicial y la sentencia condenatoria no casan bien con las buenas prácticas. Ni con el buen gobierno. Gemma Contreras, directora del IVACOR, y José Luis Pérez Pont, director del Consorcio de Museos, se encuentran en ambas situaciones, respectivamente.
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Noelia Camacho
Contreras está imputada por malversación y prevaricación en la restauración de una decena de libros antiguos. El pasado mayo empezaron las sesiones del juicio. Hubo un tiempo, cuando el PSPV y Compromís no gobernaban, que los partidos de la oposición al PP, entonces en el Consell, marcaban como línea roja para la dimisión la imputación judicial. En el caso de Gemma Contreras, este límite se ha incumplido. Ella continúa al frente del IVACOR mientras se celebra el juicio. Esta situación incluso llegó a los despachos de Presidencia de la Generalitat.
Pérez Pont, por su parte, tiene como una gran losa en contra de su continuidad la sentencia condenatoria por un delito leve de daños imprudentes en el patrimonio. El director del Consorcio de Museos, que no recurrió la condena dictada en primera instancia, fue a juicio por el grafiti de Pichiavo en el Centro del Carmen. A la situación judicial del gestor alicantino se añade la duda de si el PP quiere mantener la identidad cultural que Pérez Pont dotó al antiguo convento tras la etapa de Felipe Garín.
Objetivamente es difícil que un nuevo gobierno y de signo diferente al actual mantenga a un director de museos con una sentencia condenatoria por daños leves al patrimonio en su haber. No menos complicado se antoja la continuidad de Contreras, que está pendiente del veredicto judicial. Sólo los futuros responsables de la Conselleria de Cultura despejarán estas dudas.
Al margen de la justicia, la gestión cultural de otros altos cargos ha estado muy cuestionada desde sectores artísticos. La orden de ayudas de la artes escénicas de 2021 supuso todo un polvorín, que generó la crítica de diez asociaciones artísticas y el nacimiento de la Asamblea Viriato. «En cinco años Abel Guarinos no ha sido capaz de articular políticas públicas acordes a la evolución artística», afirmó la Asamblea Viriato en un duro comunicado. La gestión de las artes escénicas obligó al entonces conseller de Cultura, Vicent Marzà, a reunirse con el sector teatral, que no encontró en Guarinos un interlocutor con capacidad para desencallar el conflicto.
El sector audiovisual solicitó también la dimisión de Abel Guarinos en noviembre de 2022. La asociación Productores del Audiovisual Valenciano (PAV), representante de las principales empresas de producción audiovisual de la Comunitat Valenciana, exigió la dimisión por «el procedimiento por parte del IVC a la hora de componer la comisión de selección de la persona que debe regir la política audiovisual valenciana«. La PAV se mostró crítica con la composición del jurado que eligió a Francesc Felipe como sustituto de José Luis Moreno al frente del Audiovisual del IVC.
La respuesta de los productores audiovisuales llegó tras conocerse que un ex asesor del exconseller Vicent Marzà sería el nuevo responsable de Audiovisuales y Cinematografía. Francesc Felipe (Picassent, 1981), que trabajó en el gabinete del extitular de Cultura y Educación durante la primera legislatura, asumió las riendas del audiovisual valenciano.
Resulta lógico pensar que los nuevos gestores de la conselleria de la Avenida de Campanar se reunirán con todos los responsables de las instituciones públicas y que las decisiones en un sentido u en otro (renovación o continuidad) se adoptarán con calma y con meditación.
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Noelia Camacho
En los últimos años, algunas entidades han logrado mejorar su posicionamiento en la oferta de Valencia, como es el caso del Museo de Bellas Artes de Valencia. El aumento de visitantes y el fortalecimiento de los fondos artísticos, con Sorolla como principal baza, son dos de los puntos fuertes del director Pablo González Tornel. El San Pío V y Les Arts son dos buques insignia de la política cultural valenciana. La gestión artística del coliseo atraviesa una época de estabilidad con Jesús Iglesias a la cabeza y con algún que otro sobresalto en la gestión administrativa (desde la subida de sueldo del director general hasta los problemas para cuadrar las cuentas). Además, la fórmula de que penetrara la sociedad civil en Les Arts, iniciativa que impulsó Marzà, ha sido más bien discreta.
Bajo el mandato del PP habrá que dilucidar el futuro del IVAM, que tiene numerosos frentes abiertos. El IVAM es un museo llamado a ser referencia de arte contemporáneo dentro y fuera de la Comunitat. El mañana del centro cultural pasa por el edificio de Guillén de Castro (con un Pati Obert fallido y una sala de la Muralla, en reformas) y por la subsede de Parque Central, que ya acumula retrasos en su ejecución. ¿Será Nuria Enguita la persona que tutele este camino? ¿El nuevo Consell mantendrá la nave de Ruzafa como la ampliación de la institución museística? Son incógnitas que se despejarán en breve.
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