Una mujer pasa por delante del mural que reproduce el cuadro de Hopper en la esquina de Poeta Mas y Ros con Historiadora Sylvia Romeu. Irene Marsilla

Edward Hopper espera en una esquina de Valencia

Un mural de la artista Rosa Gadea reproduce en la calle Historiadora Sylvia Romeu un homenaje al pintor estadounidense sobre la persiana y la pared de un local que acogió un bar

Laura Garcés

Valencia

Sábado, 30 de septiembre 2023, 15:32

En una esquina del popular barrio Algirós de Valencia, en la confluencia de las calles Poeta Mas y Ros con Historiadora Sylvia Romeu. Sobre la persiana metálica del local que un día acogió un bar, cualquiera que pasee por allí tropieza con el pintor Edward ... Hopper. Sí, con una pintura mural que reproduce la impresionante obra 'Nighthawks', ese homenaje que en 1942 el artista estadounidense regaló a los noctámbulos, a la cultura de la noche, hasta convertirse en algo parecido a un himno, o quizás a una bandera del arte nacido en los EE UU. Todo eso, en la capital del Turia.

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Entre la persiana y la pared se ve la ya universal escena en la que un hombre solo apura un café, mientras en el otro lado de la barra una pareja de ¿enamorados? parece dispuesta a seguir su aventura nocturna o quién sabe si a ponerle fin. Tras la barra, un camarero parece que ya tiene todo recogido y friega los últimos vasos. ¿Es la hora de bajar la persiana? Otra vez quién sabe.

Una reproducción de ese retrato llena de arte la puerta del garaje de un local valenciano en medio de un barrio donde la vida nocturna, la de bares y otros espacios de ocio, ha campado y lo sigue haciendo impulsada por el ambiente universitario. Es fácil pensar que no es casual la elección de la estampa de Hopper para ilustrar un bar en cuya barra más de un valenciano se habrá visto reflejado en su deambular nocturno. Y ahora, hasta agradece esa melancólica mirada a los buscadores del encanto de la noche cuando contempla la persiana como el telón tras el que un día encontró lugar protagonista acodado en un mostrador.

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Fue Rosa Gadea, licenciada en Bellas Artes y profesora de dibujo en el colegio Trinitarias de Valencia, quien dejó impresa entre la persiana y una pared su mirada sobre fondo negro que se llena de vida, o de soledad, con la reproducción de la obra. Es el único mural que ha pintado, aunque no le han faltado compromisos. «Lo hice por mis hijos» que abrieron un establecimiento al que la artista aportó el grano de arena que embelleció con arte el triste acceso a un almacén. «Me costó mucho. Yo no sé usar el spray. Lo pinté con acrílico y brocha», apunta.

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¿Por qué Hopper? Es un artista al que admira. Rosa disfruta contemplando el realismo norteamericano, que en esta pintura acerca al espectador «la soledad de la noche mediante el aislamiento de los personajes». No está en sus planes afrontar nuevos murales, aquello fue «amor de madre». Pero defiende el arte urbano concebido como una manera de embellecer el espacio cotidiano, de acercar la creatividad artística a la sociedad por un camino que avanza en la línea de «popularizar» el arte. Defiende que existan lugares donde se pueda plasmar, siempre respetando el patrimonio.

El mural es de 2018 y allí sigue contemplando a los transeúntes o tal vez dejándose querer, que es lo mismo que dejándose mirar. La integración en la calle permite sentirse parte del cuadro, disfrutar de la sensación de ser protagonista de la escena hasta poder pensar «a mí también me miró Hopper». Una aventura artística nada desdeñable.

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Detale del mural en el que se contempla a los personajes. Irene Marsilla

El arte urbano se funde con la creatividad de primer orden en las calles de la ciudad donde a lo largo de los últimos años han surgido nombres que se han consagrado en una manifestación artística que gana enteros. La nómina de valencianos que va llenando de contenido esta rama creativa descubre nombres como Barbi y Hope, La Nena Guapa, Cere, David de Limón, DEIH, Disneylexia, Escif, Fasim, Hyuro o Dulk. Sin olvidar que grandes ilustradores como Paco Roca también han dejado su impronta en paredes como la de la estación de metro Natzaret o la Facultad de Derecho en el campus de Tarongers.

La fusión artística no sólo encuentra ejemplos entre los distintos estilos de la creatividad pictórica. El arte urbano se acercó en los primeros días de septiembre a la ópera. La Nena Guapa llegó al Palau de les Arts en su jornada de puertas abiertas pertrechada con sus sprays y cuanto es necesario para un mural. Pintó, ni más ni menos que a la diva Maria Callas. El bel canto y el arte urbano unidos, y de camino a los museos.

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