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Disposición de los bustos en la nueva sala de esculturas. EFE

La escultura conquista el Museo de Bellas Artes

El San Pío V inaugura una sala con 144 piezas de creadores como Benlliure, Capuz, Vicent o Pinazo Martínez en la galería interior del patio del Embajador Vich

Laura Garcés

Valencia

Martes, 29 de noviembre 2022, 14:16

Impactante, impresionante, preciosa. Sirven estos calificativos para describir la impresión que causa acceder a la nueva galería de esculturas del Museo de Bellas Artes de Valencia. El director del espacio, Pablo González-Tornel, la definió como «rotunda» durante el acto de presentación que celebró ayer en compañía del secretario autonómico de Cultura, Ximo López. Sí, el arte del cincel ha conquistado el San Pío V hasta contar con habitación propia.

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La colección de escultura que atesora la pinacoteca de la calle San Pío V ha salido de los almacenes para llenar de significado una propuesta que si importante es por la riqueza de su contenido, no se debe perder de vista que también lo es por la fuerza de su continente. Obras de Benlliure, Capuz, Octavio Vicent, Ignacio Pinazo Martínez, Carmelo Vicent o Mateo Inurria, entre otros, dejan de ser piezas de acompañamiento a los ricos fondos pictóricos para ganar un espacio propio.

La propuesta se convierte, sin duda, en atractivo irrenunciable para el público y lo hace con un lenguaje que ha conseguido con éxito combinar –de «mestizaje» habló González Tornel– la estética del siglo XXI en el diseño de la sala con una evocación del arte clásico romano para mostrar la escultura de «la edad de plata valenciana», ese tiempo de entresiglos, ese arte mayúsculo que nació en estas tierras entre finales del XIX y principios del XX.

No sólo salen a la luz 144 piezas –44 restauradas– en parte nunca vistas por el público, el proyecto consigue aprovechar un espacio con poderosa fuerza de atracción. La sala de escultura ocupa la galería interior de la primera planta del patio del Embajador Vich, que gana valor al convertirse en las vistas de las que disfruta el espectador mientras recorre la habitación que estrena la escultura.

Piezas de Mariano Benlliure en la sala. EP

El acierto se extrae tanto de la recuperación de piezas para el público, como del espacio ganado al patio. Es sin duda un goce para los sentidos, una atractiva manera de dar a conocer el arte, ese hacer que trasciende todos los tiempos.

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El reto era «colonizar» espacios expositivos entre las cuatro paredes de un museo que no anda sobrado de presupuesto, ni tampoco de personal, carencias que como explicó González Tornel se han suplido con el esfuerzo de un equipo completamente volcado en «el reto» de dar a la escultura la merecida entidad propia. Y más en el caso de esta pinacoteca que guarda una colección «fantástica» de pintura desde el siglo XIV al XX ante la que el arte del cincel saldría perdiendo si quisiera competir con el lienzo o la tabla.

Para dar oportunidades a la escultura ante tan difícil competición se imponía buscar un hilo expositivo. La «chispa» saltó, como recordó González Tornel, en la conferencia que durante la pandemia ofreció la exdirectora del Museo Nacional de Escultura, María Bolaños. Habló de la muestra que montó bajo el título 'Almacén', en la que planteaba una manera de exponer la escultura menos académica.

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Funte de los Niños, obra de Manriano Benlliure. EP

El responsable del Bellas Artes se planteó un proceso museístico semejante para una galería que conserva todos los materiales del que fue un trastero. Suelos de mármol, techados de madera y los tubos metálicos del sistema de climatización –que conceden ese tan preciado hoy estilo industrial– se han reunido para dejar a un lado una museografía decimonónica. Se descubre el acercamiento al siglo XXI potenciando el concepto de almacén. El arte se aproxima a nuevos públicos.

Un conjunto de casetones que a la vista resultan como una librería vanguardista acoge los retratos escultóricos de personajes inscritos en la historia. Las obras de Benlliure que salen a la luz con motivo del año dedicado al escultor ocupan un lugar destacado. Entre las piezas del artista se encuentra la escayola de la fuente de los niños y también 'La paz de Marrruecos', pieza de 600 kilos.

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Espacio dedicado al arte religioso. EP

El espacio nace con vocación de perpetuidad, pero el diseño permite mover las piezas para introducir otras que puedan estar relacionadas con algún acontecimiento artístico que lo hiciera conveniente. También ocupa un lugar la escultura religiosa que deja la exposición tradicional. En los muros se exponen relieves de Benlliure, Vicente Beltrán Grimal y Enrique Giner Canet.

La última propuesta del Bellas Artes es una reivindicación del museo de su colección escultórica. Uno de los protagonistas es Mariano Benlliure. El otro gran componente lo dibujan la modernidad y la vanguardia. Delante del virtuosismo realista de Benlliure, Ricardo Bellver o Agapito Vallmitjana, en Valencia se produjo una renovación de la escultura figurativa que dio lugar a un nuevo clasicismo de formas rotundas. Todo se ve en la nueva galería.

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