

Secciones
Servicios
Destacamos
'Saben aquell'. Ese es el título de la nueva película de David Trueba, recién estrenada, nacida para relatar las peripecias del humorista Eugenio, ... muy célebre en su momento de mayor esplendor gracias a su magisterio excepcional contando chistes, que siempre iniciaba así, con esas dos palabras: ¿Saben aquell? La doble ele apela a su acusado acento catalán, que añadía encanto a las historias que contaba, siempre presididas por un humor amargo, que incluso en sus creaciones más desternillantes se contaminaban del espíritu distante con que Eugenio las compartía con un público entregado. Un público que lo encumbró en toda España, cautivado por la persona y también por el personaje: esa especie de payaso triste, según el canon habitual, que puebla ahora la cinta de Trueba. Aquel Eugenio que fue un habitual de la escena valenciana en los años 80, cuando el neón de la discoteca Suso's iluminaba la calle Taquígrafo Martí con su nombre, convertido en una estrella fulgurante. El tipo con quien todo el mundo quería retratarse. El humorista que apenas reía, empuñando como parapeto su vaso de tubo (vodka con naranja: el ochentero trago llamado destornillador) y su eterno pitillo.
Durante meses, a lo largo de varios años de éxito, Eugenio compartió con sus fans valencianos chistes y más chistes. Veladas que recuerda bien Jesús Saiz, quien entonces estaba al frente del local, propiedad de Jesús Barrachina, exitoso empresario del sector. «Eugenio estuvo 14 veces actuando», anota con precisión portentosa Saiz, quien luce una envidiable memoria que le sirve para situar en segunda posición de aquel ranking de apariciones a «otro catalán», el cantante Dyango. La inauguración de Suso's, en 1981, permitió a Barrachina acercar a Valencia a los mejores artistas de la época, empezando por Lola Flores, quien inauguró el local. «Luego vinieron Tip y Coll, Lorenzo Santamaría, Alberto Cortez, Juan Pardo... Y hasta la Pantoja», recuerda Saiz. Y Eugenio, por supuesto. «Vino por mediación de Enrique Vernetta, que era el mejor representante de artistas de la época», añade.
¿Y tuvo éxito? «Muchísimo», responde Saiz, quien vuelve a resaltar como medida del impacto que obtuvo entre el público valenciano esa cifra de 14 actuaciones que le trajeron hasta nosotros entre 1986 y 1989, su primera etapa en Suso's. «Luego estuve del 97 al 2005», agrega Saiz. También conserva datos muy curiosos, porque como se observa es un auténtico memorión. «Eugenio cobraba entre 400.000 y medio millón de pesetas por noche», explica por ejemplo. ¿Mucho? ¿Poco? Saiz dice que la cifra era una barbaridad para la época, hasta el punto de que ese caché, similar al que cobraban los grandes de entonces, hizo tal vez imposible la supervivencia de Suso's, cuyo impacto en la noche valenciana todavía retiene fresco el ala senior de la ciudad. «Era inviable», advierte. «Ten en cuenta que la entrada se cobraba a 5.000 pesetas de la época y que el aforo era de 205 personas, así que no salían las cuentas».
De modo que la estrella de Suso's acabó declinando, llevándose en el recuerdo las memorables noches de Eugenio que desde luego Jesús Saiz no olvida, porque el humorista acabó convirtiéndose para él en una presencia cercana, muy familiar. «Yo iba a su casa en Barcelona, también a su chalé, y él venía a la mía en Valencia, cuando vivía en Primado Reig. Era como un hermano para mí y yo para él, lo mismo», afirma hoy, veintidós años después de su muerte. Cuando ocurrió su fallecimiento, ya habían perdido cierto contacto pero mantenían el mutuo afecto, que a Saiz le llegaba a través del testimonio del hijo del artista, Gerard, con quien seguía (y sigue) guardando estrecha relación. «Eugenio era, sobre todo, un gran tímido», subraya. «De esa timidez provenía su seriedad, que no era impostada. Él era así, tímido y serio, una persona muy introvertida», prosigue. «Y tenía un gran miedo escénico», rememora. «Media hora antes de actuar, se le caía el mundo encima pero si luego funcionaba el primer chiste y la gente respondía, ya iba todo hilado».
Nada que ver con su etapa final, de cierta decadencia. «Me cuesta hablar de aquel Eugenio», reconoce, un punto emocionado. El fallecimiento del popular humorista llegó cuando su fama languidecía, superado por la popularidad que había alcanzado un par de décadas: el suyo era un humor muy pegado a la época que, por misteriosas razones, de repente se había pasado de moda. Las mismas misteriosas razones que condujeron al éxito aquel estilo suyo, tan imitado como inimitable. «Su muerte fue un drama», concluye Saiz.
Gerard Jofra, hijo de Eugenio, tiene bien presentes todavía hoy las visitas con su padre a Valencia, convertido en una suerte de 'road manager' del artista a la temprana (tempranísima, mejor dicho) edad de 14 años. Una precoz experiencia que relata por teléfono con algo de esa socarronería, ese humor seco y afilado, que hizo célebre al popular artista: «Me vino un verano las notas que había sacado y me dijo: 'Vente conmigo'. Y así me hice su mánager. Sin cobrar, claro». El recuerdo de aquel estreno en el oficio del artisteo conduce sus recuerdos de manera natural al terreno de este reportaje: Valencia. Aquellas 14 noches en el Suso's, donde su padre fue feliz. «Era una plaza muy importante para él», confiesa. Luego cuenta cómo de aquel inicial contacto con la profesión del espectáculo le queda no sólo el arsenal de conocimientos que adquirió al lado de su padre, sino también los adquiridos por el contacto con otros genios del humor de la época, como Gila. Natural para alguien que, como él, sabe por sus padres que incluso de bebé los acompañaba de gala en gala, a lomos del capazo que manejaba su madre. Y natural también, por el impacto que aquellas noches en Valencia supuso para Eugenio, que se deshaga en elogios hacia Javier Saiz, a quien llama «mi hermano mayor» y también para la ciudad que albergó algunos de los momentos más memorables en la carrera del cómico. «En Valencia se sentía como en casa», subraya.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.