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El Arzobispado de Valencia no tiene fechas ni plazos para solucionar los problemas de la cubierta de la Basílica de la Virgen, unos daños ... que provocan las filtraciones de agua que han dañado los frescos de Palomino que coronan la cúpula valenciana. Así al menos lo aseguran fuentes eclesiásticas después de que, como adelantó LAS PROVINCIAS, la la Conselleria de Cultura, de quien depende la dirección general de Patrimonio Cultural y quien prestó su apoyo a rehabilitar estas pinturas realizadas en 1701, instara al Arzobispado a que antes de la recuperación esta joya artística, solucione los problemas de humedades y goteras que provocan las deficiencias que han deteriorado este mural.
Este diario ha contactado con los responsables del Arzobispado. Ellos tenían la pelota en su tejado después de la exigencia de Cultura, que les ha solicitado que arreglen las goteras -una de las opciones que se han puesto sobre la mesa es la de volver a instalar las tejas en la cubierta- para luego, así, aunar esfuerzos para recuperar los frescos de Palomino. Las fuentes consultadas señalan que el Arzobispado tiene un plan de mejora de este enclave, con el que solucionar de esta forma el problema de las filtraciones de agua que dañan las pinturas, y que ya ha sido facilitado a la dirección general de Patrimonio Cultural. Por ello, argumentan, están a la espera del visto bueno para iniciar los trabajos de reforma que, sin embargo, de momento no tienen fecha.
Para observar la urgencia de que se lleven a cabo esos trabajos hay que retrotraerse al pasado mes de octubre cuando dos asociaciones que velan por la protección del patrimonio valenciano -la Societat Valenciana d'Història de l'Art y Círculo por la Defensa del Patrimonio- lanzaron una voz de alarma: los frescos de la Basílica de la Virgen de Valencia, las excepcionales pinturas de 1701 del artista Palomino, estaban en peligro. Alertaron de la «degradación» de una obra que había entrado «en una fase de destrucción irreversible». «Desde hace años se está denunciando esta situación, provocada por las humedades que se filtran por una mala impermeabilización de la bóveda y sobre todo por haber eliminado la cubierta de tejas del alero de la cúpula por el capricho del arquitecto estrella del momento. Patologías que ni siquiera se abordaron en la segunda restauración de 2010», señalaron.
Las lluvias que tuvieron lugar en aquel momento se filtraron por la cubierta y los daños eran apreciables a la vista. En aquel momento, la dirección general de Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana, anunció con urgencia que en unos días se iba a enviar a unos técnicos a la Basílica para evaluar los daños que habían sufrido las pinturas de Palomino por la humedad. Dicho y hecho. Hasta la propia directora general, Pilar Tébar, se reunió con los responsables del templo y con técnicos de patrimonio para «buscar soluciones y reparar las humedades de la cubierta y, posteriormente, restaurar los frescos«.
Sin embargo, y bajo esta premisa, primero hay que llevar a cabo los trabajos que reparen las goteras para después iniciar la rehabilitación. Sin lo uno no se puede desarrollar lo otro. Así que, de momento, no ha habido solución para los frescos. Casi como una providencia divina, hasta la fecha no se han producido fuertes lluvias que filtren y dañen aún más los frescos de Palomino. Sin embargo, y como denunciaron desde estas dos entidades culturales, «Esperamos que los responsables de esta grave situación no sean los que de nuevo intervengan en la solución, que es sencilla, que consistiría en volver a colocar la cubierta de tejas del alero de la cúpula que fue eliminada de manera imprudente e innecesaria«. »El Arzobispado y la Catedral de Valencia deberían asesorarse mejor y dejarse de arquitectos diletantes que son la causa de más de un problema, tanto en la Basílica como en la propia Catedral de Valencia», dijeron desde la Societat Valenciana d'Història de l'Art y Círculo por la Defensa del Patrimonio.
Los frescos de la Basílica de la Virgen son obra de Antonio Palomino, pintor de cámara de Carlos II. El creador realizó esta pieza en 1701. En ella, se representa en perspectiva la Gloria con la Santísima Trinidad y la Virgen suplicando por los desamparados. Es más, estos frescos fueron restaurados en unos trabajos que se desarrollaron entre 1998 y 2004. Los murales fueron pintados al fresco por Palomino y se pueden observar a simple vista en la gran cúpula del templo, que mide 18,75 metros de altura.
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