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Valencianos, Franco no ha muerto, vive en el MuVIM. O, mejor dicho, revive en el Museo Valenciano de la Modernidad y la Ilustración. Porque el centro dependiente de la Diputación inaugura este martes '¿25 años de paz?', una exposición que lleva por subtítulo 'El ... lavado de imagen del franquismo en 1964'. A través de más de 480 piezas, entre carteles, libros, documentos, imágenes, recortes de periódicos, portadas de discos y objetos de la España de los años 60, reconstruye cómo el régimen franquista se sirvió de la publicidad moderna de la época para vender la imagen de un país en el que se cumplían cinco lustros del final de la Guerra Civil y cuyo gobierno buscó, según el director del MuVIM y comisario de la muestra, Rafa Company, «exaltar el desarrollo socioeconómico de España sin fijarse en el hambre ni en las migraciones de los españoles a Europa o del campo a la ciudad, legitimar la aceptación del Caudillo, insuflar esperanza y entusiasmo y mejorar la visión de España en el ámbito internacional».
Para ello, según Company, el franquismo utilizó una retórica moderna «que imitaba la publicidad que se usaba para vender electrodomésticos, por ejemplo, y dejó de lado la iconografía del régimen» para servirse del diseño y vender una imagen del país idílica olvidando «la represión, el control informativo, la persecución de conductas como la homosexualidad, la posición subalterna que se le otorgaba a las mujeres o la coacción que se ejercía contra los disidentes y que distaba mucho de ser idílica», ha afirmado el comisario.
Así, la exhibición, de gran carga política, centra el foco en la «obra gráfica de enorme calidad» que lleva la firma de autores como Chumy Chúmez, Bort, García Ochoa, Loriga y Julián Santamaría, entre otros. Este último fue el encargado de diseñar el cartel ganador en el concurso lanzado por el Gobierno de la época en 1964 con el que encontrar el diseño que iba a celebrar los llamados 25 años de paz española. De los 150 diseños que se hicieron por parte de los ilustradores elegidos, y de los que se reprodujeron 3.000 copias de cada uno, el MuVIM ha comprado 29, que se ven por primera vez en Valencia (ha relatado que estos carteles no llegaron a instalarse en la capital del Turia). Es más, según Company, el régimen franquista gastó 75 millones de pesetas en esta campaña publicitaria que inundó todos los actos llevados a cabo ese año -incluso la Feria taurina de Julio de Valencia de1964-. 'España en paz' es el lema que se puede leer en esos afiches que son memoria de aquella maniobra del gobierno de Franco para mostrar el desarrollismo económico del país.
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Pero el dictador es parte esencial de la muestra. Porque su imagen corona cada una de las partes en las que se divide un recorrido ideológico que también pretende mostrar las dos caras de la moneda, es decir, por una parte la propaganda lanzada por el Gobierno y, por otra, la contestación que los sectores contrarios al régimen lanzaron a través de publicaciones, discos (se incluyen portadas como las del álbum en el que Marisol cantaba a Lorca o el primer trabajo del valenciano Raimon), revistas y también carteles.
El interrogante que da nombre a la exhibición sirve para iniciar un paseo por la muestra que se abre con un curioso Seat 600 rojo que, a modo de metáfora, refleja el momento político y social del año 1964. Entre la explosión del turismo internacional y la represión política, la muestra '¿25 años de paz?' se abre con una instalación en la que se contrapone una idílica postal costera en la que una silla y una sombrilla en una de las playas españolas que se llenaron de visitantes extranjeros en los años 60 con una silla de tortura en penumbra. Esas dos visiones de España también se ejemplifican un muro coronado con una alambrada que recorre toda la sala del MuVIM y que representan esa represión ejercida por la dictadura franquista. Porque, según el comisario, no han querido mostrar «sangre» ni elementos violentos pero los objetos elegidos muestran la contraposición entre la imagen que quería vender el caudillo y el horror de la represión política.
La exposición, enmarcada en la Capitalidad Mundial del Diseño que ostenta Valencia en 2022r, también se erige como un recorrido histórico en el que aparecen portadas históricas como aquella del diario ABC en la que se podía leer 'Franco ha muerto'; un retrato del caudillo a tamaño natural firmado por Josep Segrelles; radios antiguas; libros como la biografía de Paul Preston sobre Franco; proyecciones que recuperan el desfile de la paz (que en 1964 adoptó ese nombre y no el de desfile de la victoria) así como recortes de prensa de los últimos fusilados por el franquismo y 'merchandising' sobre la figura del dictador.
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