Urgente Un accidente múltiple provoca retenciones en la V-21 sentido Castellón
La presidenta de la asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia, María José Navarro DAMIÁN TORRES

Un hito para los mecenas del Bellas Artes

La asociación de Amigos del museo logra la catalogación como entidad de utilidad pública, lo que hará que aumente su presupuesto para seguir comprando obras para la pinacoteca y que sus socios adquieran beneficios fiscales

Noelia Camacho

Valencia

Domingo, 4 de agosto 2024, 00:31

Doce años lleva en funcionamiento la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia. Más de una década de «amor» por la considerada como la segunda pinacoteca de España y de ejemplo de un trabajo «desinteresado» hacia el centro de artes y, ... además, hacia «la sociedad valenciana». Las afirmaciones pertenecen a la presidenta de la entidad, María José Navarro, quien desde años capitanea una institución sin ánimo de lucro que, en estos años, ha logrado duplicar el número de miembros, hasta llegar a cerca de 800 amantes del arte –y del San Pío V– que también se dejan seducir por las actividades que la asociación organiza: ciclos, conferencias, visitas a otros museos... «El futuro es prometedor», señala Navarro a LAS PROVINCIAS. Y sus palabras no son nada baladíes, porque llegan en un momento en el que los Amigos del Museo de Bellas Artes han conseguido lo que podría catalogarse como un hito casi histórico: Son una entidad de utilidad pública, un declaración otorgada por el Ministerio del Interior y que les convierte en una entidad al nivel de las fundaciones y los organismos sin ánimo de lucro que, como reza la catalogación, las reciben cualquier «actividad, bien o servicio que es de beneficio o interés colectivo, ya sea para los ciudadanos de un país o a mayor escala, para la humanidad en su conjunto».

Publicidad

No ha sido un proceso fácil. Llevan «años de esfuerzo», según Navarro, para conseguir una especie de título que les equipara, por ejemplo, a los Amigos del Museo del Prado. Hay quien puede pensar que este es un mero trámite administrativo. Un trámite burocrático. Nada más lejos de la realidad. Podían haber seguido realizando su actividad sin tener que estar años de gestiones, contratando a su vez asesores en la materia y trabajando codo con codo con la gerencia del museo. Ser catalogada como entidad de utilidad pública tiene, como no puede ser de otra forma, derechos y obligaciones. De los primeros, el que los miembros y futuros componentes de la asociación puedan acogerse a la Ley de Mecenazgo y recibir beneficios fiscales de su aportación a los Amigos del Museo de Bellas. De esta forma, como cuenta la propia María José Navarro, si se abonan 200 euros a la entidad, el socio puede acceder hasta una desgravación que llegaría a los 150 euros, por lo que su aportación a la institución sería de 50 euros (la cuota anual que pagan los cerca de 800 miembros), pero la asociación recibiría íntegros los 200. Con todo ello, inevitablemente, la entidad vería aumentados sus fondos, que van en su mayoría para la financiación de las actividades y ciclos que organiza y, sobre todo, para la adquisición de obras de arte que donan al museo.

Este es quizás el punto más importante que este hito marca en la historia de la asociación. Porque si algo han llevado a cabo los Amigos del Museo de Bellas Artes en estos más de diez años de existencia ha sido la compra de obras de arte para engrosar los fondos del San Pío V. «Siempre con el apoyo y el asesoramiento del director. Hablamos, consensuamos, vemos qué piezas completan el discurso del centro y los Amigos del Museo hacen el esfuerzo para adquirir alguna obra», cuenta Navarro. Tal es así que, desde que en 2013 adquirieron unos dibujos de Ignacio Pinazo por 2.500 euros, llevan invertidos en todo este tiempo más de 50.000 en ampliar la ya de por sí maravillosa colección del Bellas Artes.

En diez años, han invertido más de 50.000 euros para ampliar la colección de la pinacoteca con obras de Pinazo, Pla o Benedito

Pinazo fue el primero –«en la época en la que Paz Olmos era la directora del museo y la que impulsó la asociación», quiere poner de relieve la actual presidenta. Pero han seguido muchos más. En esta década, han adquirido obras de Manuel Benedito (compraron el retrato de Ramón Peris por 3.000 euros); una extraordinaria obra de Cecilio Pla, 'Retrato de niño jugando', por 9.000; el dúo de óleos sobre cobre del pintor flamenco Pieter Van Lint, 'David y Abigail' y 'Ester y Asuero', por 12.000 euros; un 'Desnudo femenino', Ramón Martí Alsina, por la mayor cantidad que han pagado, 15.000 euros; y la última y más reciente compra, 'Retrato de mujer con mantilla', adquirido por 4.000 euros y que ha sido donado este mismo 2024.

Publicidad

Algunas de las piezas compradas por los Amigos del museo y donadas a la pinacoteca. DAMIÁN TORRES

La catalogación ayudará a que se puedan comprar «obras de artistas más importantes», señala la presidenta, para quien «ampliar los fondos del museo es nuestra misión principal».

En todo este tiempo, los fondos de la pinacoteca han crecido gracias a los Amigos del Museo, quienes también han estado detrás de las iniciativas que han desembocado en los presupuestos participativos de la Generalitat. Por poner solo un ejemplo, ellos estuvieron detrás de que muchos valencianos votaran para que el Consell adquiriera 'Cristo Portacruz', de Paolo de San Leocadio. La conselleria desbloqueó al fin en noviembre de 2023 la adquisición por 275.000 euros de la pieza del pintor que fue artífice de los frescos de la Catedral y que tras su aprobación en esos presupuestos participativos de 2021 había quedado paralizada. «Fue una lucha titánica pero al final lo conseguimos. Y el triunfo no fue de los Amigos del Museo de Bellas Artes, fue de la sociedad civil valenciana», insiste la responsable de la entidad. En total, gracias al empeño de la institución, más de un millón de euros de esos presupuestos que vota la gente fueron para el Bellas Artes, un centro artístico que, no hay que olvidar, pertenece al Ministerio de Cultura pero su gestión está cedida a la Generalitat.

Publicidad

Las obligaciones

Como decíamos, ser declarada como entidad de utilidad pública por el Ministerio del Interior tiene, a su vez, sus obligaciones. La principal, la rendición de cuentas. Porque obtener esta catalogación conlleva tras de sí una responsabilidad contable y administrativa que supone una gestión diaria y transparente del organismo. «Nada que no hayamos hecho ya, porque nosotros siempre hemos sido transparentes en nuestras cuentas», añade la presidenta, quien quiere poner de relieve que, aunque los estatutos de la entidad recogen que el presidente puede cobrar, ella ostenta el cargo sin tener ningún sueldo. «Todo lo que ingresamos es para comprar obras para el museo y para nuestra actividad», reitera la presidenta. Asegura, además, que la asociación «no tendría sentido sin el trabajo continuo con el museo y su director, Pablo González Tornel. Es más, para esclarecer aún más esta afirmación, tanto Navarro como González Tornel ponen de relieve un hecho ocurrido cuando los Amigos del Museo adquirieron el cuadro de Cecilio Pla. «El lienzo venía sin marco. El centro hizo el esfuerzo para adquirirlo, porque era el original de la obra, en plata y cuyo valor era similar al del propio cuadro. Un ejemplo de que tanto el museo como la asociación van de la mano», dice el titular de la pinacoteca.

La entidad, que tiene casi 800 miembros, se pone con esta catalogación al nivel de fundaciones y organismos sin ánimo de lucro

¿Qué supone este hito, la declaración como entidad de utilidad pública, para el propio Museo de Bellas Artes de Valencia? El director, quien, como responsable del centro, forma parte de la junta directiva de la institución, tiene muy claro lo que significa: «Nos rearma como entidad cultural y artística. Gracias a ello, se van a poder hacer muchas más cosas en materia de adquisición de obras, por ejemplo». «Campañas de mecenazgo para adquirir algún cuadro importante y que la Asociación de Amigos del Museo actúe como el canal en el que se pueden llevar a cabo todas estas iniciativas», afirma mientras la presidenta asiente. De esta forma se pone de relieve que la unión entre ambas instituciones es total. Hasta el punto de que ya hay en la mente otras colaboraciones en forma de adquisición de obras de arte.

Publicidad

Pero para eso habrá que esperar. De momento, los Amigos del Museo de Bellas Artes celebran que sus años de empeño por ser reconocidos como entidad de utilidad pública han dado sus frutos. Miran al futuro con la esperanza de seguir creciendo. El camino, como el del arte, no es fácil. Y eso pasa por ir sumando cada vez más socios. Quizás, hasta los 35.000 que tienen los Amigos del Prado. Aunque para eso hay que ir poco a poco. El primer gran paso ya se ha dado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad