La imagen congelada del sufrimiento

En la vinculación de la obra a la que fue la primera oleada del realismo social, donde Sorolla «manifiesta su compromiso social el artista», encuentra el diseñador una razón para escoger este cuadro del que recuerda que dio al pintor una primera medalla que le abrió las puertas al ambiente artístico nacional en el que estaba interesado en entrar.

El guía que hoy acompaña a LAS PROVINCIAS en el viaje a la creatividad del artista no sólo incide en el aspecto documental del momento que encierra el retrato de una mujer a la que la Guardia Civil lleva detenida esposada tras ser acusada de matar a su hijo. Va más allá, o quizás más hacia acá en el tiempo, pues Díez Belmonte observa en la pieza que el lienzo encuentra «una crítica que es muy actual». Así lo ve porque contempla en esa tela el cuestionamiento de «la desigualdad entre los privilegiados y los desfavorecidos», una realidad que, a juicio del diseñador, «seguimos viviendo en nuestra sociedad, dividida no sólo en lo político, también en cuestiones de desigualdad». La elección del diseñador no sólo está alimentada por el contenido del cuadro, también por la forma. El detalle con el que mira hacia 'Otra Margarita' le lleva a detenerse incluso en el título de la obra para apuntar la alusión que observa al referirse a 'otra' con «la Margarita del 'Fausto' de Goethe». Culturalismo en la obra del genial valenciano.

Tras este apunte pasa Díez Belmonte a la forma escogida por el artista para plasmar aquello que quiso contar un Joaquín Sorolla preocupado por la realidad, inquieto ante el sufrimiento ajeno. Observa el cicerone un «encuadre fotográfico, una composición en doble diagonal, un trabajo con luz natural que le viene del aprendizaje de la fotografía».

Para acometer esta obra el pintor «se fue a un vagón de tren con el objetivo de recrear el espacio de la escena que había visto y abordarla con luz natural». En aquellas vísperas de la trayectoria que iba a emprender ya apuntaba maneras el artista de quien no se iba a poder cuestionar que sería el maestro de la luz.

Pronto las palabras del cicerone de LAS PROVINCIAS conducen a diseccionar la pintura desde algo que le es tan propio, a ella como a su autor, como es el color. Observa el diseñador como otro de los rasgos que le llevan a sentirse especialmente atraído por 'Otra Margarita' la «admiración de Sorolla por Velázquez» al escoger «una paleta de ocres y negros». Otra vez el culturalismo viene a sumar valor a la pieza que todavía encierra otra referencia artística.

Cita Díez Belmonte a Goya, aquel excepcional cronista pictórico de un tiempo, como otro de los grandes que el valenciano contempló para inclinarse por la pintura que mira a los pobres, a los desfavorecidos, a los que soportan algún dolor como es el caso de esta Margarita sorollista –sin más compañía que la de un pobre atillo– a cuyo rostro el autor de la obra «dirige el foco de la iluminación».

Ella, esa mujer, es el motivo del cuadro, su estado es la razón de ser de una pintura que sitúa al creador en el movimiento del «realismo social» desde el que viajará hacia un mar de color y luz.