La Fundación Francisco Brines, entidad que vela por el legado y la memoria del único autor valenciano Premio Cervantes está trazando su futuro. Busca un porvenir que permita seguir adelante con sus fines. «Estamos levantando los pilares», destacan fuentes de la fundación que nació en ... 2019 y que cinco años después está rodeada de interrogantes. Las circunstancias que rodean una nueva etapa de la FB obligan a realizar un importante esfuerzo que describe un horizonte incierto marcado por la ausencia de dirección desde hace tres meses. También por la necesidad de financiación para avanzar en un proyecto para el que el Ministerio de Cultura ha rebajado la cantidad de dinero que en un primer momento anunció para una de las grandes y más necesarias acciones: la catalogación de la biblioteca del poeta de Oliva.
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Aun cuando la intervención en los fondos literarios es determinante, no es el único reto que el futuro impone a la fundación. Hay que cumplir con el compromiso de abrir las puertas de Elca, la casa del poeta y sede de la fundación. La propuesta, que se lanzó en 2022, pasa por contar con los 13.000 volúmenes que posee la biblioteca ordenados de manera que, como era deseo del poeta, se encuentren a disposición del público y de los investigadores.
La designación de director o directora es otra incógnita a despejar. Ante este asunto el futuro no imprime prisa. Ya lo adelantó la presidenta de la fundación, Mariona Brines, a LAS PROVINCIAS antes del encuentro del pasado día 21. Tras la reunión, lo han reiterado las fuentes consultadas por este periódico al señalar que no se contempla «a corto plazo» porque antes hay que resolver la financiación.
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La primera conversación del patronato después de que Àngels Gregori, junto con otros dos miembros de este órgano, abandonara la dirección ofreció un resultado «incluso mejor de lo que esperábamos». ¿Qué significa mejor? Las fuentes consultadas consideran que la Administración valenciana, desde sus distintas instancias, ha ofrecido buena respuesta. El Ayuntamiento de Oliva, que para 2023, ofreció 24.000 euros a la fundación ha trasladado la voluntad de no reducir la cantidad, es decir que esa será al menos la aportación de 2024. También han explicado que la Diputación de Valencia y la Generalitat colaborarán, si bien sus representantes en el patronato mostraron la preferencia por gestionar de manera directa aquello que asuman en lugar de actuar por la vía de las subvenciones. Sí que despejaron que el pago de personal quedaría fuera de su participación, lo que afecta a la contratación de un posible director o directora. La fundación confía en el compromiso de la Generalitat, desde donde les han anunciado que en enero la directora general de Patrimonio, Pilar Tebar, visitará Elca.
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En el horizonte temporal que se abre para la gestión del legado y la memoria de Francisco Brines se observan incertidumbres como las que se han señalado. Pero también alguna certeza, aunque no sea la más esperada. El Ministerio de Cultura, como han explicado desde la entidad, «se ha vuelto atrás» en el compromiso de aportar 65.000 euros para el proceso de catalogación de la biblioteca. Ahora, apuntan, «aportará 30.000 euros que se podrán destinar a los trabajos de la biblioteca» que una vez catalogada tendrá que pasar por un proceso de digitalización. La inversión aumenta.
Cuando se habla de Elca, de lo que realmente se habla es de un Bien de Interés Cultural (BIC) que hay que atender y cuidar con mimo. Y no sólo es una casa, también es paisaje. Ni más ni menos que el escenario poético de un Premio Cervantes. Ante esta realidad surge un reto que apremia. Cuidar y conservar el naranjal importa y cuesta mucho dinero. Hablan las fuentes del coste «del agua, aunque la finca sea copropietaria del motor para el riego', y de la electricidad». A ello se suma que ya los «naranjos tienen muchos años» y por tanto su productividad ha caído. Y si no fuera suficiente hay que proteger el palmeral de la entrada porque cerca, por la zona, se ha visto algún caso «de picudo». El Ayuntamiento les ha trasladado la voluntad de ayudar para este cuidado. Pero la fundación se plantea incluso que una parte del naranjal «se destine a jardín», lo que reduciría los costes de mantenimiento al no buscar la productividad. Mucho por delante. Los patronos están dispuestos a mantener el esfuerzo ante un futuro al menos incierto.
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