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El Consell Valencià de Cultura necesita renovación al mismo tiempo que una apuesta por la excelencia. Es la conclusión que se extrae del criterio de ... intelectuales valencianos de distintos ámbitos del saber y de científicos que han querido dar su opinión ante una institución de carácter consultivo que se ha sumergido en la bronca y que, además, a juicio de distintas opiniones consultadas, ha adquirido una deriva de politización partidista. También se escuchan criterios que consideran que no es necesaria una renovación.
El primero en pronunciarse es el poeta Jaime Siles, uno de los autores quue formó parte de los Novísimos que revolucionaron la poesía española, Catedrático de Filología Clásica y profundo conocedor de la cultura clásica no lo duda: «La renovación la considero necesaria para que esté representada la cultura en todos los ámbitos». Tras esta consideración lamenta que el CVC «se ha convertido en una especie de parking o dique seco de políticos sobrantes y que no siempre son cultos».
A las palabras de un intelectual del ámbito de la literatura de referencia no sólo en Valencia, se añaden las de Juan Viña, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular que fue director del Incliva y que ahora también forma parte de la directiva de la Fundación Cañada Blanch. Coincide con Siles en la conveniencia de renovar a los miembros del órgano consultivo como algo necesario porque «la vida es renovación, todo es dinámico».
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La apuesta de Viña pasa por contar con la «excelencia» de los distintos ámbitos: filólogos, científicos: médicos, matemáticos..., poetas, pintores, juristas, e incluso «gente de la empresa para que se recojan las diferentes visiones de la vida». Insiste en la conveniencia de buscar siempre «la excelencia» frente a la búsqueda de perfiles que responde al concepto de «las puertas giratorias». El doctor Juan Viña observa en la situación del CVC lo que viene a ser la consecuencia de que en Valencia no hay una sociedad civil activa, incluso apunta que «está dando la espalda», circunstancia que deja mayor espacio para la política. En su conversación reitera contínuamente la palabra «excelencia» como ingrediente imprescindible. Pero añade otro: «Es muy importante que sean cosmopolitas». Cita el ejemplo del escritor Chirbes que desde el pueblo de Beniarbeig escribió una obra muy importante. Incide el catedrático en que lo local no tiene porque estar reñido con ese ser «cosmopolita».
La doctora Ana Lluch, Catedrática Emérita del área de Medicina de la Universitat de València y Coordinadora del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama-Incliva, referente internacional en la oncología, ofrece una opinión distinta. Ana Lluch no observa la necesidad de renovación, considera que los consejeros actuales «son muy válidos» y con respecto a la representación de distintos ámbitos considera que es más conveniente «estar en el ámbito de la lengua que en el de la medicina». Y en particular se refiere a la presidenta, Dolors Pedrós, de quien señala que «es validísima».
El jurista Vicente Garrido, Catedrático de derecho Constitucional de la Universitat de València y vinculado a la creación del l Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat Valenciana, del que fue presidente, es otra de las voces partidaria de renovación. Incluso afirma que «se debería haber renovado ya. Las cosas se deben hacer a tiempo» y , además, «acertar en a quién se elige». A su juicio la elección debe pasar por buscar a los más destacados de los «distintos ámbitos de la cultura, también de la tauromaquia. En valencia hay intelectuales de todas las áreas que podrían hacer un buen papel».
Otro científico de prestigio, Carlos Simón, -investigador clínico, obstetra y ginecólogo español. Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universitat de València- asegura no conocer en profundidad la situación del CVC, pero tiene claro que siempre hay que apostar por «la excelencia». Muy próximo a este criterio es el de Pepe Gimeno, Premio Nacional de Diseño. También Gimeno aboga por la «excelencia» al mismo tiempo que considera interesante que estén representadas «la cultura, la ciencia, el arte, el diseño y también los juristas» como un retrato lo más amplio posible de la sociedad. Otro Premio Nacional, en este caso de Poesía, Carlos Marzal, se muestra también partidario de la apuesta por los mejores, así como por la renovación.
El ambiente en el Consell Valencià de Cultura (CVC) está caldeado. Se sabe desde hace tiempo y volvió a ponerse de manifiesto con extrema claridad en la sesión de junio -la semana pasada-, en la que, si bien no se pronunciaron palabras gruesas –como sucedió en mayo– sí sonaron algunas de profunda dureza. Entre los argumentos pronunciados en las filas de los consejeros designados por el PP para ausentarse de la sala se escuchó que someter los informes sobre las proposiciones de ley a votación suponía una «injerencia» en el legislativo, en la tarea de las Corts.
Las diferencias también se han manifestado en la consideración de que el actual CVC todavía responde al arco parlamentario que daba apoyo al ya inexistente Gobierno del Botánico sin que se haya renovado. Hay que tener en cuenta que todavía se encuentran en plazo y que al frente del Consell se encuentra la presidenta en funciones desde el fallecimiento del profesor Grisolía en 2022.
Como publicó LAS PROVINCIAS, el CVC, ha emprendido desde hace años un camino muy distinto al que se inició con su equipo inaugural. En 1985 en el pleno se sentaban distintos Premios Nacionales, impulsores y fundadores de museos que han marcado la vida cultural, considerando también la científica, en Valencia, Alicante y Castellón. Nombres que hasta la eternidad serán poseedores del prestigioso Premio Princesa de Asturias. Alguno fue autor de obras literarias de referencia hasta hoy. Juristas de reconocido prestigio –de los que se citan en las grandes investigaciones jurídicas–, artistas que abrieron las puertas a los nuevos tiempos y cuyos nombres no sólo son valencianos o españoles, sino que han cruzado las fronteras para ser internacionales. Y no faltó la presencia de un miembro de la RAE que, además, fue clave en un momento tan trascendental en la historia de España como la Transición que dio pie a la Constitución Española de 1978, y de ella al Estatuto de Autonomía.
Aquellos perfiles brillantes se fueron difuminando con el tiempo. Observar la entrada de nuevos miembros sustituyendo a los que iban acabando sus mandatos ha ido demostrando el peso que haber sido titular de alguna responsabilidad en el PP, PSPV, EU, Podem, Compromís y Ciudadanos, o haber ejercido algún cargo por público desde cualquiera de esas filas se repite en tantos casos que parece haberse convertido en requisito. Si bien este perfil no responde a todos los actuales miembros, sí que es notorio. Y en algunos casos la vinculación no es directa con los partidos, pero sí con el asociacionismo próximo a formaciones con sigla partidista.
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