El IVAM, ¿museo o trastero?

El creador Alberto Feijóo (Alicante, 1985) se define como fotógrafo, artista visual, aprendiz, coleccionista... y acumulador. De ahí que, a través de una especie de 'síndrome de Diógenes' creativa haya convertido la galería 3 del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en un trastero. Lo ha hecho llenándolo de instantáneas, 'collages', objetos y cajas, muchas cajas de cartón, con los que reflexionar sobre la 'cara B' de las ciudades y los espacios que ocupan las personas y los objetos que se acumulan.

Feijóo otorga gran importancia a las imágenes pero también, por ejemplo, a los ya denostados cedés. Sillas tapizadas, sofás y pufs -que el autor denomina con mucho sentido del humor «dispositivos de descanso»-, columnas fotográficas a modo de pilares, cajas y objetos que podrían estar almacenados en un trastero -y no en un museo- ocupan las cinco estancias en las que se ha dividido la sala. Cada una de ellas representa los cinco roles de Alberto Feijóo: el artista visual, el coleccionista, el fotógrafo, el acumulador y el aprendiz. «Son roles universales. Diferentes personalidades o actividades que ocupo de manera simultánea para hacer frente a una realidad compleja, inestable y precaria», asegura el creador.

Como una especie de 'dj', en la nueva exposición que el IVAM ha presentado con las obras del artista, de nombre 'Trascity', en esta exhibición cabe de todo, pero sobre, también, es una alegato en contra del consumo rápido. Una mudanza desde Londres a Alicante, su ciudad natal, fue el catalizador del proyecto, que hace referencia a un lugar físico, un local comercial de alquiler de trasteros que está situado en la calle alicantina donde vive el artista. «Sin embargo, es también un espacio mental: 'trash' es una de las maneras de nombrar a la basura en inglés, y tras es un prefijo que significa lo que está detrás, o lo que viene después», explica la comisaria, Nuria Enguita, directora del IVAM.

En el primer espacio se muestran fotografías de chicos en posiciones de descanso que contrastan con la agresividad del 'skyline' de la ciudad. En la segunda, se ve cómo el trabajo del artista está muy atento a la materia y a sus acumulaciones. Cosas apiladas, montañas de residuos, de restos, que ya no son unas montañas naturales, sino totalmente artificiales, creadas por el hombre. Además, para esta exposición, Feijóo ha trabajado con un herrero de Alcoi, Max Herrero. En su taller encontró una caja llena de chapas redondas, que decidieron soldar junto a unos tubos cuadrados a modo de mástil, como si se trataran de pequeñas señales de tráfico. La ciudad es una realidad recurrente en el imaginario del artista, y la parte trasera de las señales de tráfico funcionan para él como abstracciones urbanas, como una «cara B» que contiene mucha más información que la cara principal.

En la sala dedicada a su rol como fotógrafo, las imágenes van un paso más allá del 'collage' fotográfico y suponen más bien una 'red fotográfica' en vez de una 'serie fotográfica'. «El coleccionista para mí es una figura misteriosa», apunta Feijóo.

La instalación, concebida específicamente para la galería 3 del museo y que se podrá visitar hasta el 22 de octubre de este año, se plantea también como un paseo por una calle donde el visitante puede detenerse en cada una de las estancias o transitar por la calle principal. «La instalación reformula desde diferentes perspectivas los usos de la sala expositiva: un lugar de trabajo, un punto de encuentro, un lugar de descanso, un archivo o un almacén», según Enguita.

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