La escritora valenciana que está en el olvido pese a que ganó dos veces el premio Planeta

Quien hoy está olvidada antes protagonizó un escándalo literario. En 1962 presentó la novela 'El sol y las bestias' al premio Planeta. Lo ganó. Y se lo quitaron. ¿Qué pasó? Al día siguiente del fallo, Plaza & Janés denunció el premio alegando que la novela, que finalmente se tituló 'Los enanos', había sido previamente contratada para su colección 'Selecciones de Lengua Española'. Alós ocupó durante varios días titulares en la prensa. Continuó escribiendo, publicando y tirando de protagonistas que son mujeres heridas por el rechazado social, como sucede en 'Los cien pájaros' (1963). En esta novela, una chicha de provincias, ilusionada y pobre, se enamora de un hombre rico que la abandona tras dejarla embarazada. En 1964 vuelve a intentar el Planeta y lo logra con 'Las hogueras', que narra la historia de Asunción, una maestra soltera, y Sibilia, casada con un filósofo y atraída por un mujeriego. Este título lo ha recuperado Seix Barral y está disponible ya en librerías.

¿Por qué nadie reivindica a Concha Alós? ¿Por qué está en el olvido? ¿Qué motivos ha llevado a arrinconar su obra de alta calidad literaria? Para contestar a estas y otras preguntas, está Nieves Ruiz, profesora de la Universidad de Alicante e impulsor del blog 'Hablemos de Concha Alós', una auténtica biblia sobre la obra y vida de la novelista valenciana. La experta 'alosiana', que empezó su tesis en 2021, afirma: «Está en el olvido como lo están otras autoras de su época porque ha habido un ninguneo» y aboga por «ensanchar el canon».

Las autoras que se atrevieron a escribir durante el franquismo, como Concha Alós, «se consideraron en una categoría de inferior a la de los hombres», continúa Ruiz, salvo Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute. A esas novelistas «hay que sacarlas del túnel oscuro» y esa labor corresponde a académicos y también editoriales. «Conviene darles el valor que merecen fuera del juego disruptivo del patriarcado», explica la investigadora de la Universidad de Alicante.

«Concha Alós fue una mujer muy valiente y escribía sin pelos en el lápiz», destaca. Lo demostró cuando no se aminaló con la retirada del primer premio Planeta, el de 1962, y también cuando desafío con su vida las estrecheces de la época. «Se casó con Eliseo Feijóo e inició una relación con otro hombre, Baltasar Porcel, cuando el adulterio estaba castigado», recuerda Ruiz.

La primera novela de Alós que leyó Nieves Ruiz fue 'Os habla Electra'. «Es la más compleja, con planos narrativos diferentes y juega con lo onírico. La novela denuncia temas de forma feminista pero apela a cambios sociales. Es una filigrana literaria que me conquistó desde el minuto uno», rememora.

¿Por qué leer a Concha Alós? «Porque sus novelas de los años 60 nos interpela todavía hoy. Refleja el lastre, las formas de vivir, la cotidianidad, los tabués, los prejuicios y las relaciones entre unos y otros», explica Nieves Ruiz.

En los 70 continuó escribiendo, pero su figura se diluye y también lo hace su memoria. El Alzhéimer hizo de las suyas. María Concepción Alós Domingo, más conocida como Concha Alós, nació en Valencia en 1926, aunque la biógrafa Amparo Ayora apunta a 1922 como fecha de nacimiento. Parte de su infancia transcurrió en Castellón, en el seno de una familia obrera y republicana que durante la guerra se trasladó a Lorca, en Murcia, para huir de los bombardeos de las fuerzas franquistas. A esta obra le seguirían 'El caballo rojo' (1966), 'La madama' (1969), el libro de relatos 'Rey de Gatos. Narraciones antropófagas' (1972) y 'Os habla Electra' (1975). Falleció en Barcelona en 2011.

En 1943 se casó con el periodista y poeta Eliseo Feijóo y se trasladaron a Palma de Mallorca donde él fue subdirector del periódico 'Baleares'. Allí Alós estudió magisterio, se graduó en 1953 y dictó clases en dos pueblos mallorquines. Luego conoció al escritor, periodista y crítico literario español Baltasar Porcel, más de 10 años menor que ella, que trabaja como tipógrafo en el diario y con el que inicia una relación amorosa, inicialmente clandestina, ya que el adulterio aún estaba penado en esta época. En 1959 deja a su marido, Eliseo Feijóo, y se traslada a Barcelona con Porcel.