Mientras Máximo Gorki vivió, Stalin no pudo eliminar a Isaak Bábel (Odesa, 1894-Moscú, 1940). El genial e insobornable narrador ruso fue una piedra en la bota del tirano soviético que lo persiguió hasta aniquilarlo cuando Bábel perdió la protección de Gorki. Como Chéjov, Bábel fue un gran maestro y renovador del relato y el sello Páginas de Espuma publica por primera vez en español sus 'Cuentos completos'. Toda una hazaña editorial que incluye reportajes, diarios y otros escritos que revelan los múltiples perfiles de Bábel, obsesionado con el relato perfecto y veraz, capaz de 'cuentizarlo' todo y pionero en la denuncia de los excesos de la revolución rusa, la guerra civil y el terror estalinista a sabiendas de que podía costarle la vida.
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Y así fue. Bábel fue condenado y ejecutado el 27 de enero de 1940 por el estalinismo, que prohibió sus obras y borró su rastro. «Creía que la misión del escritor era decir la verdad», apunta Jesús García Gabaldón, uno de los responsables de la histórica edición. «No se convirtió en portavoz o propagandista del régimen soviético ni del estalinismo. Solo la amistad y la defensa de Gorki le permitieron esquivar algún tiempo las acusaciones y delaciones de las que fue víctima», precisa.
La verdad era, en efecto, el único compromiso de Bábel, que de niño sufrió los pogromos contra los judíos y que en su juventud contó en sus reportajes lo más terrible de la Revolución de Octubre. «No me da miedo que me detengan. Solo pido que me den la oportunidad de trabajar», dijo Bábel a su pareja cuando sabía que sería presa de la garras del régimen de Stalin. «Hay escritores con destino fácil y con destino difícil, y yo soy de los segundos» dijo.
Junto a Jesús García Gabaldón, la ardua labor de recolectar y editar los textos de Bábel ha recaído en Enrique Moya Carrión, Amelia Serraller Calvo y Paul Viejo, quienes firman la traducción de unos textos en los que han trabajado tres años. Conforman un monumental volumen de más de un millar de páginas con ocho ciclos que incluyen también los 'cuentizados' reportajes, crónicas, diarios, guiones cinematográficos, discursos y cartas de Bábel.
Autor de doce libros, lejos de quedar enterrado en la nebulosa de tiempo, como deseaba Stalin, es recordado como uno de los mejores cuentistas de la historia y reivindicado por autores tan dispares como Saul Bellow, Jorge Luis Borges o Antonio Muñoz Molina.
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«Aplicaba la técnica del cuento a todo lo que escribía», afirma García Gabaldón del gran renovador del relato moderno, que superando sus límites convencionales fusionó el cuento con el periodismo, el ensayo o el cine. «Puedo escribir un cuento sobre lavar la ropa blanca y, quizá, puede sonar como la prosa de Julio César. Todo está en la lengua y en el estilo. Parece que se me da bien», decía Bábel de sí mismo en una entrevista de 1925. «Tomo una cosa insignificante, una anécdota, una historia del mercado, y hago de ella una obra de la que no puedo separarme. Juega. Es redonda como un canto rodado. Eso se debe a la cohesión de las partes. Y la fuerza de esa cohesión es tal que no se rompe ni con un rayo. Leerán ese cuento. Y lo recordarán. Se reirán, no porque sea divertido, sino porque uno siempre quiere reírse del éxito de una persona», agregaba irónico.
«Bábel es el Maupassant judío de Odesa», dice García Gabaldón, que ve en su obra «un inagotable canto a la alegría de vivir». Define al escritor que hizo un arte mayor del relato breve como «obstinado, irónico, paciente, vivaracho, lenguaraz, ilusionista, mago y prestidigitador de la palabra, orgulloso, lleno de amor propio, profundo observador de la condición humana, amante de la verdad y de la justicia, gran oidor, excelente conversador y fabuloso narrador oral».
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«Afirmar hoy que Bábel es uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos es una valoración subjetiva. Pero ya lo hizo Harold Bloom en su 'Cuentos y cuentistas', su canon del género. Y Bábel y sus narraciones aparecen en cualquier antología del relato breve», dice García Gabaldón. «Sus cuentos no han envejecido. Cobran sentido con cada relectura, sobre todo en relación con su vida, de la que conocemos relativamente poco», agrega del autor de 'Cuentos de Odesa'.
Periodista y dramaturgo además de escritor, Bábel nació en el gueto judío de Odesa. Graduado en 1915, se trasladó a Petrogrado, hoy San Petersburgo, donde conoció a Gorki. Comunista de primera hora, tomó parte en la guerra civil rusa como soldado, cronista y traductor para los servicios de contrainteligencia. Su experiencia bélica fue la base de su libro más conocido, 'Ejército de Caballería'.
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Stalin le permitió viajar al extranjero como propagandista del régimen, hasta que comenzó a denunciar su sistemático terror. Censurado y perseguido, fue encarcelado en la prisión de Butyrka en 1939. En 1940 se le sometió a un juicio sumarísimo acusado de espionaje y terrorismo contra el gobierno. Condenado a muerte, fue fusilado un día después de la sentencia. Tenía 45 años. Su nombre se borró de todos los registros. No sería rehabilitado hasta 1954, cuando se anuló su sentencia por considerar «la ausencia de cualquier crimen» en las actividades del genial escritor.
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