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En la extensa producción artística de Joaquín Sorolla hay reconocibles obras de arte que, inevitablemente, nos conducen a sus marinas, a las escenas costumbristas, a ... las visiones de España que retrató durante su periplo por el país. Todas esas representaciones que el genial artista llevó al lienzo en la celebración del Año Sorolla nos evocan a uno de los grandes genios del arte.
Pero el valenciano también realizó algunas piezas con un fuerte componente social. Los personajes anónimos, los pescadores, las mujeres que cosían las velas de los barcos que salían a faenar o los niños enfermos han sido claves en su trayectoria pictórica. Personas cotidianas, con vidas corrientes que, sin embargo, se convertían en los protagonistas de esas pinturas que, con la firma de Joaquín Sorolla, son ya esenciales para entender la relevancia del maestro de la luz.
En esas creaciones de temática más social se encuentra 'Trata de blancas' (1984), una obra que se conserva en los fondos del Museo Sorolla de Madrid y que es la elegida por la chef, jefa de cocina y propietaria del restaurante Lienzo, María José Martínez. Ella, que tiene un establecimiento con un evocador nombre, Lienzo, y que organiza exposiciones de arte que maridan con los impresionantes platos de su carta, se queda con esta sorprendente pintura que, defiende, refleja «un tema tabú que sigue siendo vigente hoy en día».
MARÍA JOSÉ MARTÍNEZ Propietaria junto con Juanjo Soria y jefa de cocina del restaurante valenciano Lienzo (Plaza de Tetuán, 18). El establecimiento posee una estrella Michelin y un sol Repsol.
La cocinera de Lienzo asegura que este cuadro, que se engloba en el realismo social que cultivó Sorolla entre 1890 y 1894, le evoca «tristeza e impotencia».
«Yo he tenido la suerte de nacer en una familia sana en España. No es un cuadro que me traiga ningún recuerdo pero es un tema muy vigente hoy en día, como lo era en aquel momento en el que lo pintó Sorolla», cuenta la chef valenciana. Para ella, la característica principal que le hace escoger esta obra, que suele ser muy admirada por la temática pero también por la dureza de la escena, es que «aborda un tema que está normalizado, el de la esclavitud sexual», asegura la cocinera.
Asimismo, asevera que, pese a que han pasado más de cien años desde que Sorolla retratara a esas cuatro mujeres junto con la llamada 'celestina', es un cuadro de total actualidad. «A día de hoy tampoco es que vaya mejor» el tema de la prostitución.
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Según los expertos del Museo Sorolla de Madrid, «este lienzo es uno de los pocos ejemplos que conserva la pinacoteca del realismo social que cultivó Sorolla en el periodo que va de 1890 a 1899», narran desde la institución, que argumentan que «esta corriente, que irrumpía con fuerza desde Europa y centraba el interés en las circunstancias más dramáticas de las clases menos favorecidas, era presencia habitual en los Salones de la época, en los que todavía se consideraban necesarios argumentos de historia, es decir, contenidos narrativos».
«El cuadro representa a cuatro jóvenes prostitutas acompañadas de su 'celestina', que duermen cansadas en el interior de un vagón de tercera», describen. Y añaden: «Sorolla se centra más, sin embargo, en resolver los problemas puramente formales», señalan los profesionales del Museo Sorolla de Madrid. «Sin duda uno de los principales aciertos del cuadro es la composición, que avanza hacia fuera proyectándose mediante una fuga perspectiva muy forzada, y que logra que, a pesar de que los personajes, casi todos dormidos, ignoren al espectador, este se sienta implicado por esa mera atracción espacial que la composición ejerce», concluyen.
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