–Lo primero es preguntarle por lo que supone haber sido seleccionada por el Teatro Real para ese programa de formación de jóvenes talentos...
–Yo llevaba dos años estudiando en el extranjero, entre Italia y Alemania. Después de tanto tiempo, estaba deseos de tener una oportunidad en España. Y este programa es un oasis en el desierto de falta de oportunidades para los jóvenes que hay en España. Es muy importante porque pretende evitar la fuga de talento. Así que me lo fijé como objetivo y fue a por ello. Finalmente fui admitida. Esta profesión es una carrera muy sacrificada y haber conseguido este reconocimiento me hace sentir un orgullo increíble. Porque a los que nos queremos dedicar a esto, nos alimenta la ilusión.
–¿Cuándo sintió que lo suyo era la lírica y tenía las herramientas para ello?
–Soy el primer caso de mi familia que se dedica a la música, para nosotros el mundo de la lírica era un completo desconocido. Con cinco años, me quedé ensimismada viendo una película en la que cantaban y supe que aquello era lo mío. Me apuntaron a una escuela coral en Quart de Poblet con seis años, empecé también estudios de piano y clarinete y comencé a estudiar canto en el conservatorio. Luego pasé a otro conservatorio, el Joaquín Rodrigo de Valencia, y allí en febrero cerré una etapa con el premio extraordinario. La verdad es que con cinco años me enamoré del canto.
–¿Qué le dicen sus amigos y su familia cuando la ven como soprano?
–Aunque yo soy la primera música, ellos son muy sensibles al arte y siempre me han apoyado porque me han visto que era una niña muy artista.
–¿La etiqueta de joven talento pesa?
–A ver, al fin y al cabo es lo que soy y no es una etiqueta que me pese. Sigo con ilusión para continuar con mi formación. Fui muy consciente que esto era un proceso de años y años. Mi formación la compaginé con psicología. Ahí vi que muchas de mis compañeras enseguida acaban la carrera y encuentran trabajo, pero yo era consciente de que debo seguir especializándome. Y lejos de asustarme, considero que es un privilegio.
«Esta es una carrera muy sacrificada y conseguir este reconocimiento me hace sentir orgullo»
–¿Faltan oportunidades para los que empiezan?
–Sí, totalmente. He estado estudiando mucho en Alemania y allí hay muchos 'opera studios' que tienen programas para formar a los jóvenes talentos de la lírica. Aquí, en España, no hay tantos. Está el Centre de Perfeccionament del Palau de les Arts.
–¿Se ve cantando o debutando en una ópera en el coliseo valenciano?
–Hombre, claro que me veo. La primera ópera que yo disfruté en mi vida fue en Les Arts cuando era adolescente. Sería un orgullo debutar en casa.
–Ha comentado que se ha formado en Italia, lo está haciendo en Alemania... ¿Era necesario para seguir estudiando marcharse fuera de la Comunitat y de España?
–Yo decido salir fuera gracias al conservatorio, desde donde me dieron una beca para estudiar en la European Opera Academy de Florencia. Mi idea ha sido siempre la de especializarme en cada repertorio y para ello quiero empaparme de cada país y así poder traerlo a España.
–¿Qué es la música para Luz García Mora?
–La música tiene un componente principal: contar historias de una forma bella. Siempre procuro que las cosas que canto, que el personaje que interpreto, te esté contando su verdad con la música. En las partituras de los compositores hay muchos secretos y un cantante trabaja con ellas. Es el traductor de esos secretos y se los traslada al oyente.
–¿Se ve en un futuro próximo como una gran diva de los escenarios, debutando en teatros de Milán o Nueva York y recorriendo el mundo interpretando las grandes óperas?
–Eso siempre es un sueño. Pero yo procuro ir despacio. He intentado tener la paciencia suficiente para esperar al momento adecuado. Es como en una batalla. Esperas, esperas y en el momento de la verdad, luchas. Tengo en mente muchos proyectos. Me ilusiona el camino que me queda por recorrer.
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