Sin mejoras en la Biblioteca Valenciana

«Se va a incrementar la partida porque no hay ni plan de incendios ni un plan de seguridad para mantener y preservar el patrimonio que tenemos allí que es ingente. Podríamos haber tenido una tragedia. Hay una o dos cámaras de seguridad», dijo en aquel momento la secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Paula Añó. No fue la única que apuntó a esta falta de medios en el enclave. El director general de este mismo departamento, Sergio Arlandis, también justificó los hechos a los «años y años sin invertir en la seguridad» de San Miguel de los Reyes.

Pasado este tiempo, ¿qué se ha hecho? Lo cierto es que las previsiones del departamento del Barrera situaban el mes de marzo como la fecha en la que se habría licitado el contrato para la mejora de la seguridad en San Miguel de los Reyes. Ya deberían haberse solucionado los supuestos problemas en materia de seguridad y, sobre todo, se debería haber incrementado la vigilancia en la institución. Pero, ni siquiera, se ha encontrado la firma que lleve a cabo este encargo ni publicitado el proceso para recibir posibles ofertas.

Las fuentes de la conselleria consultadas por LAS PROVINCIAS señalan que «en breve» estará en marcha el proceso de licitación de la mejora de seguridad en la Biblioteca Valenciana. No ofrecen plazos ni fechas sobre cuándo se harán efectivas estos avances. Sólo aseguran que, en la actualidad, funcionan las 21 cámaras de vigilancia de la institución. Pero nada más. No ha habido mejoras ni avances sobre una problemática que, cuando se conoció la desaparición del preciado manuscrito, los actuales gestores de Cultura no sólo se apresuraron en denunciar sino que también aseveraron que se iba a invertir más presupuesto para intentar que estos hechos no volvieran a repetirse. Nada de esto ha pasado. De momento, no se han incrementado las medidas de seguridad en un edificio tan emblemático.

En octubre de 2023, tras una denuncia del catedrático de la UCH Miguel Herráez, se conoció públicamente la desaparición de ese manuscrito del escritor valenciano más universal, Vicente Blasco Ibáñez. No obstante, la ausencia del del documento se había notado tiempo atrás. Se trata de un «manuscrito de entre quince veinte páginas, con la letra del propio Blasco Ibáñez, en color azulado y papel holandés«.

Se abrió entonces una investigación que no dio resultados. Pero que aportó datos de cómo llegó el manuscrito a la Biblioteca Valenciana. Para rastrearlo, había que retrotraerse al año 2001. Herráez fue el intermediario entre la familia de Francisco Sempere i Masià (editor del propio Blasco Ibáñez) y la Biblioteca Valenciana, dirigida en aquel entonces por José Luis Villacañas, para el depósito en la institución de un legado muy significativo que pertenecía a Consuelo Sempere Azzati, nieta de Francisco Sempere i Masià y a su vez sobrina del conocido periodista Félix Azzati. La descendiente quería salvaguardar un conjunto de cartas, telegramas, fotografías y documentos que tenía en su poder relacionados con Vicente Blasco Ibáñez, entre ellos las misivas del escritor a Sempere i Masià. Así que pensó en depositarlas en la Biblioteca Valenciana. «Yo fui quien firmó el acuerdo en nombre de la familia. Era una forma de velar por este legado. Así que en un acto protocolario lo depositamos. Estábamos el director de la Biblioteca Valenciana y yo. Fue de forma desinteresada y firmamos un contrato en el que se concretaba la cesión», contaba en aquel momento el catedrático que ejerció de intermediario. ¿Qué recogía el acuerdo? «El depósito de cartas manuscritas de Blasco, telegramas, fotografías y '1 manuscrito original de 'Flor de Mayo', novela cinematográfica de D. Vicente Blasco Ibáñez», cuenta. Hasta ahí, todo indicaba que la cesión estaba hecha.

El catedrático, quien dirigía la tesis del periodista e investigador Carlos Aimeur, quien a su vez descubrió hace ya un tiempo un guion inédito de Blasco, 'El novelista', inspirado en la figura de Arthur Conan Doyle, le sugirió a este estudioso que consultara para la tesis este documento guardado en la Biblioteca Valenciana. Es más, él mismo sabía de su existencia porque lo había visto, lo había tenido en su casa y había sido el intermediario en el depósito. No obstante, nadie encontró 'Flor de mayo' por ningún sitio. Desde entonces, todo son incógnitas sobre un suceso que ha hecho que, incluso, los descendientes de Consuelo Sempere Azzati se sigan planteando si retirar o no de la Biblioteca Valenciana el resto del legado cedido hace más de dos décadas.