El arte contemporáneo pierde a Tomás Llorens

El mundo del arte llora la pérdida de Tomás Llorens Serra (Almassora, 1936-Dénia, 2021), que falleció a primera hora de la mañana de ayer tras varios días de enfermedad debatiéndose entre la vida y la muerte. La pérdida de este castellonense especialista en arte deja una brillante impronta en el universo creativo valenciano y del resto de España. El fallecimiento de quien impulsó la creación del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) sembró ayer de profunda consternación el universo cultural de la Comunitat.

El respeto que Llorens se había ganado entre la sociedad valenciana, con particular relevancia en el ámbito de la cultura y el arte, se puso de manifiesto cuando en la sesión que ayer celebraban Les Corts, a las palabras que el president de la Generalitat. Ximo Puig, pronunció para al dar a conocer el luctuoso acontecimiento y trasladar sus condolencias a la familia de «quien nos deja un gran legado de Arte e Historia». Se refirió a Llorens como «gran intelectual y un gran valenciano». El aplauso de la cámara, la representación de todos los valencianos, siguió a la intervención de Puig.

A esa muestra de sentimiento por la pérdida de Llorens siguieron las reacciones de la directora del IVAM, Nuria Enguita, el conseller de Cultura, Vicent Marzà; el Centro Cultural Bancaja, espacio para el que junto a su hijo, Boye Llorens, comisarió su última muestra, la dedicada a Antonio López. El Ayuntamiento de Almassora, localidad natal de Llorens decretó dos días de luto oficial por la muerte de un Hijo Predilecto y y desde el Museo Thyssen manifestaron encontrarse «muy tristes» por su fallecimiento. Desde el Ayuntamiento de Dénia, ciudad donde falleció, mostraron la «tristeza que deja esta pérdida».

Los restos mortales de Tomás Llorens llegarán hoy a las 12 horas al tanatorio del Cementerio General, donde permanecerán hasta las 15,30 horas para ser incinerados con posterioridad.

Ayer dijo adiós a los suyos, a su tierra y al hacer creativo quien defendió la necesidad de «no minusvalorar el arte», palabras que pudo pronunciar con propiedad, pues situar el arte en lugar preferente fue la línea que marcó la prestigiosa labor realizada por el investigador, crítico, docente, historiador y museólogo.

La trayectoria de Llorens al frente de varios museos describió el perfil de un pionero. Fue el primer director del IVAM entre 1986 y 1988. También estrenó la dirección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en sus años iniciales, entre 1988 y 1990. Con posterioridad pasó a ser el primer Conservador Jefe del Museo Thyssen Bornemisza en Madrid, trabajo que simultaneó con la docencia universitaria Girona y Alicante.

El camino que Llorens dibujó sobre el mapa del se inició incluso antes de que comenzara su exitoso periplo al frente de grandes pinacotecas. Licenciado en Filosofía, fue profesor de Estética en la Escuela de Arquitectura de Valencia para pasar después a enseñar Teoría e Historia de la Arquitectura Moderna en la Escuela de Arquitectura del Portsmouth Polytechnic del Reino Unido.

Su recorrido vital demuestra que su labor docente deja esparcida la semilla del saber artístico entre diversas generaciones de creadores. También la gestión pública de la cultura contó con su presencia.

Entre 1984 y 1988 ejerció como director general de Patrimonio Artístico de la Generalitat Valenciana. Fue durante ese periodo cuando avaló el criticado proyecto para la reforma del Teatro Romano de Sagunto.

La opinión más común coincide en señalar que la gran aportación a Valencia fue el IVAM, una propuesta que según señalaba el propio Tomás Llorens a LAS PROVINCIAS hace unos años nació con una «idea muy clara desde el principio». Sentó las bases de lo que supuso para Valencia, incluso para España –todavía no había abierto sus puertas el Museo Reina Sofía– el acercamiento de las instituciones representativas de una sociedad en cambio –como entonces era la española, y con ella la valenciana– al arte contemporáneo.

La opinión más común coincide en señalar que la gran aportación realizada a la ciudad de Valencia es el IVAM, una propuesta que según señalaba el propio Tomás Llorens a LAS PROVINCIAS hace unos años nació con una «idea muy clara desde el principio». La suya era una gran apuesta, propia de alguien profundamente conocedor de lo que llevaba entre manos. El IVAM, decía en esa misma conversación con este periódico, veía la luz con «perspectiva valenciana, pero con proyección internacional».

Fue pues quien sentó las bases de lo que supuso para Valencia, incluso para España –todavía no había abierto sus puertas en Museo Reina Sofía– el acercamiento de las instituciones representativas de una sociedad en cambio –como la que entonces era la española, y con ella la valenciana– al arte contemporáneo. La ciudad del Turia se situó con ello en la vanguardia en el territorio nacional.

No porque sus grandes aportaciones hayan estado vinculadas al arte de los últimos tiempos se puede pensar que Llorens sólo fijara la mirada en este territorio de la creatividad artística. Puede decirse que nada de este universo le era ajeno, como ha demostrado al ofrece su prestigioso criterio en torno a espacios como el Museo de Bellas Artes de Valencia. También puede afirmarse que se mostraba al margen de ligámenes a los mandatos de cada momento. En 2011 lo dejaba muy claro en las páginas de este diario cuando afirmó que «la política de partidos debe estar muy lejos de la gestión y la creación cultural y la creación cultural debe situarse muy lejos de la política de partidos».

Las declaraciones que a lo largo de su vida quedan recogidas en la hemeroteca definen no sólo esa concepción independiente del arte, sino también el carácter de un auténtico comprometido con el hacer creativo y en definitiva con la sociedad. Cabe recordar que con motivo de la concesión del Honoris Causa por la Universidad de Alicante, en diciembre de 2013, hizó hincapié en la necesidad de «no minusvalorar el arte, un lujo imprescindible en un tiempo crítico e inseguro».

Tomás Llorens deja escritas no sólo las palabras que quedarán en las hemerotecas, sino también las que se extraen de las lecciones resultado de estudios e investigaciones que le han llevado a publicar más de doscientos artículos en revistas y catálogos de exposiciones sobre cuestiones relacionadas con la Estética, la Teoría del Arte y la Historia del Arte del siglo XX.

La del quien fue uno de los fundadores del Instituto Valenciano de Arte Moderno es una trayectoria con reconocimientos entre los que cabe destacar la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Desde 1998 fue miembro electo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Como docente, impartió en la institución alicantina la asignatura Composición Arquitectónica, pero su vinculación con la vida universitaria fue constante. Fue profesor de Estética en la Politècnica de València (1969-72), de Historia y Teoría de la Arquitectura en la Politécnica de Portsmouth (1972-84), de Estética en la Politécnica de Barcelona (1978-80) y de Historia del Arte en la Universitat de Girona (1996-98).

Su faceta de investigador en los campos de la teoría y la crítica del arte y la Arquitectura se inició como soporte de distintos movimientos pictóricos (Equipo Crónica, años 60), pasando por las propuestas para las colecciones del IVAM y su catalogación crítica, la reordenación de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) y la creación de la colección de fondos del Museo Thyssen-Bornemizsa, así como el montaje de diversas exposiciones de arte itinerantes, la redacción de los catálogos razonados y conferencias en distintos museos de todo el mundo.

Como gestor cultural, Llorens destacó por su papel como patrono, consultor o director de distintos museos, así como por la gestión en la recuperación de arte español o la adquisición de colecciones artísticas de relieve, entre ellas la del escultor Julio González o la de pinturas para la Thyssen.