Viernes, 15 de enero 2021, 00:58
El Museo de Bellas Artes abrió ayer al público el nuevo espacio, dentro de la exposición permanente, que se dedicará al barroco con nueve obras que, hasta la fecha, estaban en los almacenes del museo. Otra pieza de las diez que se muestran en este espacio, –que fue la extinta sala Sorolla hasta su cierre y que también acogió muestras temporales– ya se veía en las paredes del museo pero ahora se sitúa en esta nueva estancia.
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Los cuadros que el visitante va a poder ver son de artistas como Vicente Carducho, Juan Conchillos, José Jiménez Donoso, Vicente Guilló, Miguel March, Acisclo Antonio Palomino o de la Escuela de Diego Velázquez. Entre ellos, destacan ‘Retrato de niña’, de Conchillos; ‘San Onofre’ y ‘San Martín partiendo la capa con el pobre’, ambos de Miguel March; o un ‘Carlos II a caballo’ anónimo atribuido a la Escuela de Velázquez.
La nueva sala, que ejerce de nexo de unión entre las obras de la planta baja y la primera del museo y que plantea una reflexión sobre las dos corrientes pictóricas que convivieron en el Barroco del XVII, «un siglo con dos almas que se movían entre imágenes de crudísimo realismo de raíz caravaggiesca y otras más exhuberantes, tendentes al movimiento y al color, más rubensianas», contó ayer el director del museo, estará instalada, al menos, hasta 2022. Un fecha en la que, según las previsiones del propio González Tornel, el Ministerio de Cultura ya habrá licitado el plan museográfico que debe aplicarse en la pinacoteca y que renovará la colección permanente.
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